Maciá: Por ola de calor la producción en los tambos caerá un 20%

Así lo indicó ingeniero agrónomo especialista en producción lechera y productor de la zona de Maciá Víctor Veik.  “El hecho de que tenga menos hambre el animal cuando hace mucho calor, hace que la vaca baje el consumo de alimentos para producir leche en este caso”, indicó.

Argentina enfrenta la ola de calor más intensa de América y las altas temperaturas que irrumpieron en la región hace más de una semana continuarán en los próximos días, con sensaciones térmicas que rozan y en algunos casos superan los 40°, que no menguarán con la lluvia anunciada para jueves o viernes. A este clima sofocante lo vienen sufriendo en gran manera los animales en los tambos. En este marco, desde el sector advierten que la producción de leche ya empezó a mermar y que caerá en un 20%.

Sobre este punto, Víctor Veik, ingeniero agrónomo especialista en producción lechera y productor de la zona de Maciá, explicó: “Vamos a registrar una caída de producción de lo normal de alrededor de un 20% más o menos debido al calor, ya que el tambo viene de un tiempo complicado y en general se ve afectado porque siempre las inversiones son escasas, especialmente porque viene sufriendo mucho el embate económico”.

“Realmente los números son muy malos y ya es una acumulación de varios años. Así que el tema de las altas temperaturas está pegando muy fuerte, especialmente en aquellos tambos que no tienen justamente toda la infraestructura necesaria para combatir el estrés calórico”, añadió.

Se denomina estrés calórico al conjunto de cambios fisiológicos y comportamentales que se desencadenan en los animales en ambientes con elevada temperatura, que ocurren cuando los mecanismos de adaptación de las vacas no logran eliminar el exceso de calor generado. Puede graves consecuencias sobre la salud animal, productividad y calidad del producto.

Los signos que con mayor frecuencia pueden observarse en los bovinos cuando atraviesan esta situación, según se explica en el sitio Mi Argentina, son en primera instancia el aumento de la frecuencia respiratoria y del consumo de agua, así como la búsqueda de sombra. A medida que las condiciones estresantes se agravan, comienzan a observarse un descenso de la actividad general y los movimientos, reducción del consumo de alimentos, disminución del tiempo dedicado a rumia y descanso, jadeo, salivación excesiva y protrusión de la lengua.

Consultado por el impacto en la producción, Veik explicó al Diario UNO: “En general le produce a los vacunos lo mismo que le puede pasar a cualquier persona. Y básicamente el hecho de que tenga menos hambre el animal cuando hace mucho calor, hace que la vaca baje el consumo de alimentos para producir leche en este caso”.

Asimismo, mencionó: “El animal, como está estresado, deja de consumir. Pero aparte tiene un requerimiento energético mayor para justamente regular la temperatura de su cuerpo”.

Entre las medidas básicas que deben tomar los productores para contrarrestar la agobiante ola de calor y evitar que se vea afectada la salud de los animales, precisó: “La cuestión básica es que los animales, para el momento de máximo estrés, donde más calor hace, puedan estar en la sombra. Obviamente que si en esa sombra, por ejemplo, se puede haber invertido en tener rociadores de agua y ese tipo de cosas, eso ayuda mucho a mitigar el estrés calórico. Y evitar que estén hacinados; hay que buscar que tengan buena corriente de aire”.

También comentó que variar la calidad en el suministro del alimento también tendrá un efecto positivo: “Hay que tratar de darle alimento concentrado a las vacas, lo cual está muy difícil por los precios. Pero los productores que puedan, tienen que saber que eso ayuda muchísimo. El animal en una unidad muy concentrada de alimento tiene mucha energía y eso le ayuda mucho a combatir el estrés calórico y con eso se puede tratar de que la producción no caiga tanto”, afirmó.

Otro punto al que hizo referencia es a la provisión de agua y señaló: “El tema de las aguadas es muy importante: que tengan disponible todo el día agua suficiente y fresca es fundamental. También lo es reacomodar los horarios de pastoreo de los animales para que en el momento de más fresco, que es a la noche, puedan estar consumiendo los alimentos pastoriles en la chacra; y durante el día, que estén bajo la sombra, puedan estar consumiendo bajo la sombra los alimentos concentrados”.

Por otra parte, el ingeniero agrónomo analizó: “La ola de calor afecta a la producción y también a la reproducción. Por eso, normalmente, durante los meses de verano se evita que los animales estén en períodos de servicio y ese tipo de cosas; justamente para evitar los abortos embrionarios”.

Con respecto al cuidado de los terneros, hizo hincapié en que “los animales más chicos, por ejemplo, de guachera, deben recibir atención en estos tiempos de tan altas temperaturas, y observó: “Esto es muy importante también, porque muchas veces los productores no le dan importancia, y hay que procurar que también estén bajo sombra y que tengan disponible agua fresca, eso es primordial. Eso es clave, porque al igual que un bebé chiquito, el ternero necesita cuidados muy parecidos”.

Baja rentabilidad

Además de los efectos de la ola de calor, los productores tamberos de la provincia vienen sufriendo la baja rentabilidad de la actividad, cobrando un precio por el litro de leche impuesto por la industria un importe muy bajo, en relación a los costos de producción del sector, cada vez más elevados.

En este sentido, Veik indicó: “Para el mes de enero se estima que va a andar alrededor de los 240 pesos, más o menos”.

Hace años que el sector viene solicitando que se revea esta situación, y en momentos de crisis queda en evidencia el desfazaje entre las dos puntas de los eslabones: por un lado, el consumidor final que paga un alto precio por el litro de leche en la góndola; y por otro, el productor lechero está cobrando un valor que resulta insuficiente.



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