Editorial: Desafíos del cuidado ambiental AMMER – Mutual Modelo

Toda prédica para cuidar el ambiente nunca está de más. Seguimos padeciendo situaciones dramáticas, como los recientes incendios en la provincia de Corrientes, que afectaron el humedal más importante de nuestro país: los Esteros del Iberá.

Por: Jorge Pedro Núñez

El ser humano se convirtió en depredador de su propia especie, por ser el causante de grandes desastres naturales; ¿o deberíamos decir, de provocar que la naturaleza alterara sus ritmos cíclicos, haciendo que las sequías o las inundaciones fueran más prolongadas que lo habitual?

Quien crea que son problemas para el futuro, se equivoca: el futuro se revela en lo que sucede en el presente, y de lo que se trata ahora, es de adoptar todas las medidas posibles y necesarias para impedir el agravamiento.

Por un lado, no es solamente cuestión de recomendaciones, sino de prevenir los daños por todos los medios que se dispongan y, en última instancia, la de aplicar medidas legales drásticas cuando se cometen. Y por otro lado, deben revisarse cuidadosamente las políticas que se proponen para cuidar el ambiente, para no incurrir en medidas que se ubican en un extremo que termina siendo contraproducente.

El gran dilema de la humanidad es cómo compatibilizar sus necesidades con la explotación de los recursos naturales, manteniendo el equilibrio imprescindible de la sostenibilidad ambiental. Se requieren alimentos, energía, producción de bienes y servicios para una población creciente, y este es el desafío que se tiene que enfrentar con ciencia y tecnología, con una producción sana y limpia.

Empero, desde algunos sectores embanderados en causas ambientales se proyecta una desconfianza prácticamente automática cuando se proponen ciertos tipos de producción, que innovan en las metodologías que se aplican, como es el caso de alimentos y energía. Hay una base de razón en estas posiciones, pero no habrá soluciones adecuadas si no se progresa en tecnologías que superen estas barreras; por ejemplo, la producción de electricidad con el empleo de carbón es altamente contaminante, pero para sustituirlo -al menos progresivamente- habrá que desarrollar otra forma de producción. Que en realidad existe, que es la nuclear, también muy resistida, aunque es más controlable en términos de emisión contaminante que el carbón.

La clave para el futuro serán las energías alternativas limpias, como la solar y la eólica. En el presente, no son suficientes para abastecer a grandes poblaciones, porque estas tecnologías no cuentan todavía con una suficiente capacidad de almacenamiento, por lo que, en el mejor de los casos, son complementarias de otras fuentes de energía.

Y en materia de energía, negarse absolutamente a la explotación del litio resulta, cuanto menos, paradójico, porque: ¿quién prescinde hoy en día de un teléfono celular? La batería del celular funciona con este mineral, de la que Argentina tiene reservas por unos 17 millones de toneladas, y su explotación representa un uso muy importante de agua -2 millones de litros para producir una tonelada de litio-, lo cual es, sin dudas, un verdadero problema.

Hay que pensar, elaborar estrategias y actuar en el mejor marco posible del cuidado ambiental, considerando que el desarrollo de un país, no puede detenerse.

Ammer – Mutual Modelo – economía solidaria



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