Sube el dólar en Brasil y complica la estrategia cambiaria del Banco Central

La mayor inflación y el cambio en las políticas macroeconómicas de Brasil amenazan a la estabilidad cambiaria que busca el BCRA de cara a las elecciones.

Un nuevo frente cambiario asoma desde Brasil y amenaza con sumarle aún más presión a la estrategia que viene implementando el Banco Central (BCRA). La devaluación que viene sufriendo el real no solo representa un dolor de cabeza para la Argentina en términos de competitividad, sino que también genera un contexto de mayor volatilidad cambiaria en la región, algo que no favorece al peso argentino.

NUEVO PROBLEMA PARA EL BCRA

El real de Brasil se encuentra entre las monedas que más se depreciaron en el último mes. Subió 4,2%, al igual que el contado con liquidación en Argentina. Más atrás puede verse al peso uruguayo y al peso chileno, ya que el dólar avanzó 2,5% y 2,1% respectivamente en dichos países.

En México, en tanto, el dólar subió 0,8% en el último mes, mientras que en Colombia y Perú el tipo de cambio cayó 1,65% y 3,2% en ese mismo período.

La dinámica del dólar en Brasil impacta negativamente en el peso argentino. Es decir, a los actuales desafíos macroeconómicos que enfrenta la Argentina a nivel local, se le suman cuestiones regionales y globales que afectan la estabilidad cambiaria.

Jorge Viñas, portfolio Manager de Toronto Trust, señaló que para la Argentina siempre es mejor cuando las variables financieras y económicas de Brasil son positivas.

«Siempre es preferible para la Argentina un contexto en el que Brasil está bien, crece, atrae capitales y el real se fortalece», dijo. Sin embargo, recordó que desde mediados de año se viene observando una dinámica inversa, en la que hay una «persistente inflación elevada, un deterioro fiscal, tasas de interés en alza y depreciación cambiaria».

Si bien Viñas remarcó que, para la estrategia actual del BCRA, la actualidad de Brasil no suma, también consideró que es difícil determinar cuánto más resta, en un escenario ya de por sí muy complejo.

Rodrigo Benítez también cree que la debilidad del real representa un problema para la Argentina. Es que según recuerda, Brasil es el principal destino de nuestras exportaciones industriales y la competencia más fuerte para los productores locales. «En la historia reciente, el BCRA ha necesitado responder con ritmos de depreciación más altos cada vez que el real se ha enfrentado a ciclos de debilidad como el que estamos viendo en la actualidad», advirtió.

Si el real se devalúa, Argentina termina perdiendo competitividad ya que el principal socio comercial se hace más barato frente al resto del mundo.

Por otro lado, la suba del dólar en Brasil agrega presiones devaluatorias en la región, lo cual no favorece a la dinámica cambiaria que busca el BCRA de cara a los próximos meses. Todo esto se da en un contexto financiero desafiante para los mercados emergentes.

De todos modos, en este caso, el cepo podría ser un blindaje para los riesgos que enfrenta la región ante posible salida de capitales de emergentes.

Emiliano Anselmi, analista de Portfolio Personal Inversiones (PPI) considera que, gracias al cepo, la depreciación del real no tendrá un gran impacto en términos de flujos hacia Argentina.

«A diferencia del gobierno anterior, cuándo había control de cambios y libre movilidad de capitales que permitía a los inversores apostar al carry trade, hoy tenemos un férreo control de cambios que vuelve mucho más volátil la inversión de portafolio, dado que la dolarización para hacer efectiva la ganancia (en caso de haberla) debe ser al CCL del momento. Por lo tanto, somos más proclive a creer que el flujo que sale de Brasil se dirige hacia otro emergente con libre movilidad de capitales», dijo el analista de PPI.

Por su parte, desde Facimex Valores remarcaron que crecen los desafíos en el frente externo en los últimos días, dentro de los cuales destacan la vulnerabilidad cambiaria en Brasil.

«En Brasil, la decisión de ampliar el gasto social perforando el techo al gasto público dañó la confianza de los inversores en el ancla fiscal. Esto está dañando la percepción de sostenibilidad de la deuda y debilita al real, que sube 14,3% desde los mínimos de junio», dijeron.

«En Estados Unidos, las presiones inflacionarias no ceden y las expectativas de inflación siguen en alza, llevando a los inversores a preguntarse si la Reserva Federal (Fed) no deberá remover los estímulos monetarios un poco más rápido de lo que se creía hace algunas semanas. Esto se combina con la desaceleración del crecimiento en China y sigue debilitando al precio de la soja, que cae 15% desde los máximos de junio», añadieron.

A pesar del contexto externo más desafiante, el BCRA sostiene su estrategia en la recta final hacia noviembre. Según datos de Facimex Valores, la tasa de devaluación se mantiene en torno al 1% mensual y el financiamiento monetario al Tesoro sigue siendo muy elevado, en medio de un cuarto trimestre que siempre concentra la mayor parte del déficit fiscal del año.

Para los analistas de la compañía, esta combinación de factores externos y domésticos tiene dos consecuencias. Por un lado, motiva una mayor presión sobre el tipo de cambio vía un incremento de la brecha cambiaria. De hecho, ya se ubica en niveles del 100%.

Por el otro, advierten que la apreciación del tipo de cambio real y los menores precios de exportación están erosionando la competitividad externa, que aún está en niveles elevados.

Los analistas de First Mariva, por su parte, remarcaron que el canal de vinculación con Argentina es estrictamente comercial y para estimar el impacto del sucedido debería verse si se trata de un efecto transitorio o permanente.

«El dato relevante es que el nivel previo del real permite a Brasil tener un balance comercial superavitario. De la misma manera, la relación es similar el saldo comercial de Argentina, considerando las restricciones para operar en el mercado de cambios», dijeron.

VIENTOS PARA BRASIL

Hay cuestiones locales, así como también globales que afectaron la dinámica del tipo de cambio en Brasil.

Los analistas de Cohen explicaron que el presidente Jair Bolsonaro está presionando a su equipo económico y al Congreso para efectuar un plan de asistencia por R$ 400 (u$s 70,7) mensuales a la población de menores recursos.

Según los analistas de la compañía, la medida, que coincide con el final del programa previo de asistencia producto de la pandemia, supone incumplir algunos principios del techo de gastos planteado durante la crisis de 2016.

«Los anuncios de gastos con tinte populista, que buscan recuperar la imagen pública de Bolsonaro de cara a las elecciones presidenciales del próximo año, desataron una serie de renuncias dentro de su gabinete. Entre las dimisiones más notables se destacan el secretario especial del Tesoro y Presupuesto, Bruno Funchal, y el secretario del Tesoro Nacional, Jéferson Bittencourt. Los enfrentamientos presupuestarios debilitan al presidente y son funcionales al ascenso de Lula da Silva, impactando negativamente en las expectativas del mercado», comentaron.

La mayor inflación de Brasil ha impactado negativamente en la dinámica de los activos financieros. En términos interanuales, la inflación en el país vecino supera el 10%.

De esta manera, el Banco Central de Brasil (BCB) ha tenido que implementar política monetaria contractiva, generando una agresiva suba de tasas, lo cual ha provocado inicialmente un flujo de capitales positivos para Brasil y una apreciación cambiaria.

Sin embargo, la persistente aceleración inflacionaria y los cambios en las políticas fiscales han puesto al mercado con cierto grado de cautela.

Rodrigo Benítez agregó que, a raíz de las presiones inflacionarias, el Banco Central de Brasil (BCB) viene llevando a cabo un proceso de suba agresiva de la Tasa Selic, su tasa de política monetaria. En enero estaba en 2% y hoy ya se ubica en 6,25% con expectativas de mercado de que se ubique en 8,75% para fin de año, es decir una suba adicional de 2,5 puntos en los próximos dos meses.

Según explica Benítez, en Brasil operan con objetivos de metas de inflación y para este año estaba en 3,75% +/- 1,5%, lo que establecía una inflación tope de 5,25%.

Benítez remarca que la inflación interanual de septiembre fue del 10,2%, prácticamente cinco puntos por arriba de la meta máxima.

«El problema es que la tasa de interés no está alcanzando para atraer flujos de capital, en un contexto internacional que se ha vuelto más adverso para las economías emergentes. A pesar de la suba, la tasa Selic todavía no logra ser claramente positiva una vez ajustada por inflación. El dato optimista es que las expectativas de mercado anticipan un ciclo corto de tasas altas, porque la inflación para el año próximo ya la ven por debajo del límite superior de la meta», dijo.

FUENTE: Cronista



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