La Delfina, siempre en nuestra memoria

A 182 de su muerte, evocamos con ternura la figura de la compañera bella de Francisco Ramírez, protagonista de los últimos entreveros del legendario caudillo.

POR ROBERTO ROMANI

Guillermo Saraví señala que » La muchedumbre absorta la veía pasar junto al guerrero envanecido, y la muchacha rubia sonreía frente al empaque del león rendido. Amor que entre divisas y moharras oye gemir, con fúnebres acentos, la quejumbrosa voz de las guitarras en la vigilia de los campamentos».

La Delfina, murió en Concepción del Uruguay, el 27 de junio de 1839, 18 años después de la tragedia en el norte cordobés que apagara la estrella del Supremo Entrerriano.

Cuando descubrimos su retrato en el Salón Mujeres Entrerrianas de la Casa de Gobierno recordamos su valor de coronela federal y exaltamos el coraje que puso al servicio de Pancho en los inviernos bravos de caballos y lanzas.

Pensamos como Angel Vicente Aráoz que «Entre las brumas del tiempo, llega hasta el corazón de los entrerrianos la sonoridad de este nombre casi legendario, cuya presencia imperecedera no será desvanecida por ese sospechoso silencio que pareciera cubrirlo todo desde que, desaparecido Ramírez, ella, amante y compañera del romántico caudillo, voluntariamente debió sustraerse a la notoriedad que su personalidad había suscitado.

Nuestra intención pretende el rescate de su imagen de criolla amazona, que era como un símbolo de amor, atestiguando la instintiva fe de una mujer en los ideales patrios del hombre que la había subyugado».



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