La Argentina es un país único, en lo bueno, en lo malo, pero sobre todo en lo insólito.

Argentina absurda: El gremio Atilra ahora reclama a los trabajadores de SanCor que decidieron volver al trabajo que devuelvan los “aportes solidarios” que recibieron durante el conflicto.

Venimos contando hace más de cuatro meses el constante bloqueo que la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra) ejerce sobre SanCor Cooperativas Unidas Limitada. Esto incluye la presión de los gremialistas sobre los trabajadores que quieren cumplir con sus tareas para que se reactive la empresa y poder cobrar normalmente su salario.

La intención del sindicato parece ser llevar a la quiebra a la firma láctea, para que luego la compren capitalistas amigos, quizás los mismos que estaban involucrados en la conformación de un fallido fideicomiso con fondos públicos, que apoyaba Atilra. Ahora se agrega una nueva particularidad en esta larga historia que pareciera siempre lejos de terminar.

Oportunamente en estas crónicas de Bichos de Campo hemos contado sobre la oferta que el sindicato hacía pocas semanas después del inicio de la medida de fuerza, en octubre pasado, para que acompañaran la medida de fuerza. Comenzó siendo un pago de 100 mil pesos en efectivo y en mano, luego trepó a 150 mil, pasó por el número de 200 mil y nunca pudo alcanzar los 300 mil prometidos hace pocas semanas. En un momento se cortó el chorro.

Esos fondos para pagos paralelos, que el gremio jamás explicó de dónde surgían en medio de un reclamo de deudas a la Cooperativa, tuvieron desde fines de enero cierta discontinuidad en la entrega semanal. Esta situación claramente debilitó la posición de quienes quedaban apoyando esta presión contra la empresa.

La gente que no tuvo opción ante el bloqueo que empezó hace cuatro meses, los que fueron amenazados en los puestos de trabajo, los que fueron violentados, e incluso quienes sufrieron amenazas en sus domicilios, pero también los que no querían parar y se presentaban en las plantas a cumplir horario hasta que llegara materia prima. A todos ellos se les deterioró el ingreso salarial y pasaron fiestas muy complicadas económicamente.

A medida que se normalizó la actividad, SanCor comenzó a pagar sus deudas a pesar de la ínfima actividad comercial de los últimos meses. Actualmente la cooperativa ya cumplió con lo comprometido ante la Secretaría de Trabajo, que era actualizar la paritaria y el pago de aguinaldos. Queda pendiente una deuda que dependerá de la continuidad de la actividad y de poder cumplir con los compromisos comerciales hacia adelante.

Mientras el gremio sigue intentando paralizar la actividad en la planta de Sunchales, donde hay presencia policial para evitar disturbios o presiones indebidas, queda un grupo de trabajadores que desconfían de la conducción de la empresa y confían en cambio en las versiones irracionales de sus delegados.

En los teléfonos de muchos de ellos este lunes apareció un mensaje que si no fuera cierto sería gracioso.

“Compañeros. Les pasamos a comunicar que esta semana va haber una ayuda económica de 200.000 pesos para la gente que siga con las asambleas y para los compañeros que recibieron la ayuda solidaria del resto de los compañeros de las otras industrias lácteas y abandonaron la medida se les estará descontando la ayuda solidaria que recibieron en su momento”.

Así de mal escrito lo que intenta comunicar el texto es que Atilra quiere que quienes no adhieren más a la medida de fuerza en SanCor les devuelvan los fondos en negro que les pagaron en su momento para sumarse a la protesta.

El gremio, que tiene casi de rehenes a los trabajadores en esta intención personal del Secretario General, Héctor Ponce, ahora quiere recuperar parte del manejo irregular de fondos que hiciera. Los pagos, según algunas fuentes, siempre tuvieron origen en la ciudad de Rosario.

De la misma forma, y con la continuidad de la presencia policial en la planta de Sunchales para que los diferentes turnos puedan cumplir con sus tareas, el viernes tuvo una fase mucho más compleja con el sabotaje de líneas de producción: Aparecieron con los botones de stop rotos y no se las puede activar por estar en riesgo la integridad de los operarios.

Mientras el resto de las plantas de SanCor funciona normalmente, y solo tiene a los delegados en este cese laboral rentado. en Sunchales la tensión sigue dominando la escena, en un episodio que ya es un escándalo en la historia laboral argentina.

Fuente: Bichosdecampo



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