Francisco: “Sembrar el Evangelio en los surcos de la vida cotidiana y los frutos llegarán”

El Papa Francisco compartió este domingo 16 su reflexión previa al rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, ante un grupo de fieles que se congregaron, pese a las altas temperaturas, para escuchar al pontífice y compartir la oración, el Santo Padre recordó la parábola del sembrador, y aseguró que la imagen de la “siembra” con la que Jesús describe el don de su Palabra, “es muy hermosa”.

“Imaginemos una semilla: es pequeña, casi no se ve, pero hace crecer plantas que dan frutos. La Palabra de Dios es así; pensemos en el Evangelio, un pequeño libro, sencillo y al alcance de todos, que produce vida nueva en quien lo acoge”, publicó la agencia de información católica Aica.

Si la Palabra es la semilla, señaló, “nosotros somos el terreno, podemos recibirla o no”. “Jesús, buen sembrador, no se cansa de sembrarla con generosidad. Conoce nuestro terreno, sabe que las piedras de nuestra inconstancia y las espinas de nuestros vicios pueden sofocar la Palabra, y sin embargo siempre espera que nosotros podamos dar fruto abundante”.

Además, dijo que “así como el Señor no se cansa de sembrar, tampoco nosotros. Estamos llamados a sembrar sin cansarnos”.

Ejemplos de quienes van sembrando en la vida

El Obispo de Roma se refirió a algunos ejemplos de quienes van sembrando en la vida, entre los que se encuentran, “en primer lugar, los padres. Ellos siembran el bien y la fe en los hijos, y están llamados a hacer sin desanimarse si a veces estos parecen no entenderlos y no apreciar sus enseñanzas, o si la mentalidad del mundo ‘rema en contra’. La semilla buena se queda, esto es lo que cuenta, y echará raíces en el momento adecuado”.

En ese sentido aconsejó a los padres “no debemos ceder a la ‘desconfianza’, no deben renunciar a sembrar y dejar a los hijos a merced de las modas y del móvil, sin dedicarles tiempo, sin educarles, entonces el terreno fértil se llenará de malas hierbas”.

También los jóvenes pueden sembrar

El Santo Padre dijo que también los jóvenes pueden sembrar el Evangelio en los surcos de la vida cotidiana. Por ejemplo, con la oración, que es una pequeña semilla que no se ve, pero con la cual se encomienda a Jesús todo lo que se vive, y así él puede hacerlo madurar. Pero pienso también en el tiempo para dedicar a los otros, a quien lo necesita más: puede parecer perdido, sin embargo, es tiempo santo, mientras las satisfacciones aparentes del consumismo y del hedonismo dejan manos vacías”.

Otra manera, continuó, es “mientras los chicos estudian, que es cansador y no es inmediatamente satisfactorio, como cuando se siembra, pero es esencial para construir un futuro mejor para todos”.

Los sembradores del Evangelio

Francisco se refirió también a los sembradores del Evangelio, que son “muchos buenos sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos en el anuncio, que viven y predican la Palabra de Dios a menudo sin registrar éxitos inmediatos”.

“No olvidemos nunca, cuando anunciamos la Palabra, que también donde parece que no sucede nada, en realidad el Espíritu Santo está trabajando y el reino de Dios ya está creciendo, a través y más allá de nuestros esfuerzos. Por eso, ¡adelante con alegría! Recordemos a las

personas que han puesto la semilla de la Palabra de Dios en nuestra vida: quizá ha brotado años después de que hayamos encontrado sus ejemplos, ¡pero ha sucedido precisamente gracias a ellos!”

Finalmente, animó a preguntarse: “¿Yo siembro el bien? ¿Me preocupo solo por recoger para mí o también de sembrar para los otros? ¿Lanzo algunas semillas del Evangelio en la vida de todos los días: estudio, trabajo, tiempo libre? ¿Me desanimo o, como Jesús, sigo sembrando, también si no veo resultados inmediatos?”.

EFE



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