Diputada Carina Ramos publicó: Mujeres que se construyen dentro del mundo laboral

Uno está orientado a la construcción de bloque de cemento. El otro brinda capacitación en relación a la construcción. En total, 47 mujeres se integran en el mundo del trabajo en esos ámbitos.

Por: Lisandra Dittler

La inserción de la mujer en el mundo laboral ha logrado ciertas conquistas, derribar estigmas e instaurar ciertos valores sociales construidos en el tiempo. El proceso es continuo, arduo y dinámico. Implica desafíos y correr riesgos para llegar a determinados logros.

En Paraná, actualmente se llevan a cabo dos proyectos puntuales que vinculan a mujeres de distintos barrios con el mundo del trabajo: “Fábrica Social” y “Mejores condiciones para pertenecer y habitar”. Ambos, apuntan a dar oportunidades sustentables, generar trabajo y formación constante.

El objetivo central de tales proyectos es fortalecer la política social desde la producción, el trabajo y la integración, para que realmente sea un motor de desarrollo y de oportunidades en el que cada uno pueda cumplir sus propios sueños y esto es viable mediante el trabajo que es el gran ordenador social. Los mismos son coordinados desde la unidad de gestión municipal, perteneciente a la Secretaría de Políticas sociales, inclusivas y comunitarias.

Anabella Albornoz, subsecretaria de Integración Socio-Urbana de la Municipalidad de Paraná, en su diálogo con EL DIARIO relató más detalles de la experiencia.

Los proyectos

¿En qué consisten estos proyectos?

La “Fábrica Social” está ligada a la construcción de bloques de cemento. Acompañamos a la bloquera “Carlos Múgica” del barrio San Martín y a “Strong Block” del barrio Capibá. Este tipo de acciones nos permiten generar trabajo y a su vez mejoramiento habitacional. Nuestra misión es acompañar, ir tendiendo puentes para que lo que se haga impacte en lo cotidiano de la gente. Incentivamos y promovemos que los vecinos les compren a los emprendimientos barriales, que el barrio ayude al barrio. Y fue así que fuimos erradicando casas precarias, por ejemplo. Además, acompañamos y asistimos a unidades productivas, dándoles herramientas para organizar su producción y sus finanzas, abriendo canales de comercialización que son claves para crecer. El segundo programa es “Mejores condiciones para pertenecer y habitar” y tiene como objetivo capacitar en construcción. En ese sentido, las practicas se realizan en territorio mediante acciones que impactan en la vida del vecino o vecina. Hasta el momento se ha dado prioridad en las intervenciones a casos de emergencia habitacional. Hoy en día, hay casi 30 mujeres capacitándose en este programa y a raíz de ello, se consolidó la cuadrilla “Abriendo caminos” que son 8 mujeres que se pusieron al frente de las transformaciones de sus propios barrios.

¿Cómo surgió la propuesta?

Ambos proyectos surgieron a través del programa Potenciar Trabajo que tiene como objetivo contribuir a mejorar el empleo y generar nuevas propuestas productivas mediante el desarrollo de proyectos socio-productivos. A partir de ahí empezamos a diseñar distintas estrategias que apuntan a la movilidad social a través de un camino de integración social.

¿Dónde funcionan?

Las bloqueras funcionan en el barrio San Martín y Capibá y las cuadrillas van variando de acuerdo a las necesidades que van surgiendo.

¿Cuántos integrantes son actualmente?

Tenemos 17 personas en las bloqueras, casi 30 capacitándose en construcción con prácticas que se realizan en territorio y una cuadrilla de ocho mujeres que ya están en obra. En total son 47 mujeres en el ámbito de la construcción.

¿Cómo se sustentan económicamente?

Los beneficiarios tienen un ingreso mínimo que corresponde a la remuneración del programa Potenciar Trabajo. En lo que refiere a la fábrica de bloques, sus integrantes empezaron a ganar dinero desde el primer momento. Con respecto a la cuadrilla de la construcción, las mujeres allí priorizaron las emergencias habitacionales que había, es decir priorizaron ayudar. Observamos que prima la solidaridad, lo cooperativo como cimiento primordial y ellos saben más que nadie de desigualdades y adversidades.

Aprendizaje

¿Cómo aprendieron a realizar el trabajo?

Acompañar es central, no hay sostenibilidad sin ese acompañamiento de una Estado que las o los abraza. Caminar juntos es esencial. No es nuestro rol marcar el camino, sino acompañar el que elige ellas dándoles herramientas y oportunidades concretas para que lo transiten.

¿Cuáles han sido los resultados o los primeros frutos?

—Verlos crecer. Hace unos meses nuestras unidades productivas participaron de una muestra en el Centro Provincial de Convenciones. Eran ellos con casi 80 empresarios. Hubo mucha emoción y sus ojos se iluminaban de tanta felicidad. Estamos muy agradecidos a la Cámara de la Construcción y a la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (Uocra) por el acompañamiento, y sobre todo, por la confianza en lo que hacemos.

Los testimonios de las protagonistas

María Belén Giles tiene 42 años y trabaja en la Fábrica Social. Actualmente vive en el barrio Toma Nueva pero trabaja en el barrio San Martin.

¿Por qué te sumaste?

Me sumé porque me movilizó la idea de trabajar para erradicar los ranchos de la gente que vive en el barrio, ayudándolos a través de la venta de bloques a un precio económico para que puedan progresar construyéndose una vivienda digna.

¿Aprendiste o ya tenías algún conocimiento del tema?

Si bien ya tenía conocimientos de albañilería por haberme capacitado por intermedio del programa Argentina Trabaja y la UOCRA. Hacer bloques era algo distinto, nuevo y me motivó la idea de aprender un oficio que nos genere ingresos extras. En mi caso particular tiene una gran importancia, porque me suma una experiencia más en lo personal y me llena de orgullo poder colaborar para que los vecinos del barrio puedan salir adelante.

¿Qué le dirías a una mujer que quizás se quiere sumar y todavía no lo hizo?

Yo le diría a cualquier mujer que quiera sumarse y no se anima que lo haga, porque es una buena experiencia y muy buena oportunidad para aprender una profesión y poder salir adelante. Si bien el hombre por lo general es el que siempre hacía estos trabajos nosotras como mujeres también podemos, no al mismo ritmo por condiciones físicas, pero con voluntad, esfuerzo y esmero todo se puede.

Un sueño

Sandra Patricia Pérez tiene 38 años y es trabajadora del proyecto “Mejores condiciones para habitar y pertenecer”: “A este proyecto lo buscaba desde hace ocho años y no lo conseguía, pero desde que entré al programa Potenciar Trabajo pude cumplir un sueño que era aprender el oficio de la construcción para poder manejarme mejor haciendo mi casa y esta oportunidad no la voy a desaprovechar porque eso me enseñó la igualdad de estar a la par del hombre”.

“Sé que es un trabajo sucio y hay que tener fuerza, pero traigo plata a mi hogar honradamente para poder salir adelante por mis hijos.  Esto es importante para mí porque es un oficio que te ayuda a sobrevivir, aprender a superarme y ser parte de esto fue increíble. Aparte tenemos un respaldo inmenso con las personas que nos ayudan el día a día son maravillosos”, contó a EL DIARIO.

¿Qué le dirías a una mujer que quizás se quiere sumar y todavía no lo hizo?

Le digo a esa mujer que no tenga miedo a superarse y aprender, nadie nació sabiendo pero con fuerza y voluntad todo se puede, no es fácil pero siempre hay alguien dándole una mano amiga para aprender. “No permitas que te digan que no es para vos porque sos mujer, vos lo podés hacer”.

Aprender

Carolina Cepeda tiene 37 años, vive en el barrio San Martin y es trabajadora de Fábrica Social: “Me sumé porque me interesaba el proyecto y quería aprender. Aprendí mirando a mis compañeros y al capacitador. Para mí tiene una importancia enorme, es un trabajo y aparte me gusta hacerlo”.

Stella Maris Ruiz Díaz, tiene 54 años, vive en el barrio Toma Nueva y pertenece al programa “Mejores condiciones para habitar y pertenecer”.

¿Por qué te sumaste?

Me sumé porque necesitaba el trabajo y ayudar con la economía de mi casa. En mi caso aprendí con capacitadores re buena onda, me entusiasmé mucho y después lo empecé a hacer sola. Estoy muy contenta y agradecida con este aprendizaje diario.  La importancia de formar parte en esto es mucha por el compañerismo, ya que somos mujeres en el grupo. Hay un buen trato y te dan ganas de ir a trabajar todos los días.

¿Qué le dirías a esa mujer que quizás se quiere sumar y todavía no lo hizo?

Le diría que si tiene la oportunidad que se sume, las mujeres somos empoderadas, todas podemos y vamos por más.

Fuente: eldiario.



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