Delivery en Paraná: El servicio sin control o en total descontrol

En Paraná circulan más de 300 cadetes sin ningún tipo de control. El vacío legal que rige para las economías de plataforma hacen que el servicio de cadetería no esté bajo ninguna jurisdicción. Precarización laboral, inseguridad y empresarios desconocidos que aumentan sus ganancias sin resolver ningún reclamo.

El programa Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral) indagó sobre la realidad del servicio de cadetería en la capital provincial. Para comprender cabalmente lo que ocurre hay que distinguir entre dos modelos de delivery: el convencional regulado y el de aplicaciones sin regulación.

En Paraná hay 5 empresas registradas según la ordenanza N°9.278, habilitadas para funcionar exclusivamente como cadetería. Cabe aclarar que los locales gastronómicos solicitan la habilitación para tener cadetería propia y eso eleva sustancialmente el número de cadetes habilitados.

En cambio, la empresa uruguaya Pedidos Ya está a los márgenes de la ley en una situación similar a la que ocurre con Uber en Paraná: un vacío legal que todavía no se llena.

Sólo en Pedidos Ya hay alrededor de 300 cadetes que figuran como colaboradores de la empresa y facturan con su monotributo. Para tener un parámetro del crecimiento de la firma, en octubre del 2019 la revista ANÁLISIS realizó un informe en el cual reflejó que en los primeros meses de funcionamiento, la empresa contaba con 50 colaboradores.

No hay vínculo legal que proteja el trabajo ni mucho menos los derechos ni aportes laborales. Tampoco se hacen cargo de los costos del vehículo ni de la vestimenta que utilizan los cadetes. Tampoco si hay accidentes, hechos de inseguridad. Todo corre por cuenta del cadete.

Esto se hace en una situación de clara desventaja y competencia desleal con quienes cumplen con la normativa convencional y hacen los pagos correspondientes.

A pesar de esto, el Estado casi no ejerce control alguno sobre el servicio de las aplicaciones y esa diferencia económica que se genera se la llevan los empresarios uruguayos.

Una de las principales diferencias tiene que ver con un lugar físico. Las empresas habilitadas cuentan con un domicilio que debe ser habilitado por el área de Habilitaciones Comerciales del Municipio, pero Pedidos Ya no cuenta con una sede y sólo registró un depósito en tránsito de mercadería en Avenida Ramírez, pero no como sede de la empresa y está bajo el nombre de la empresa Hero Store SAS.

Algo similar ocurre con la aplicación Vamos Rápido, aunque se trate de una empresa local. En este caso, el depósito de mercadería en tránsito está sobre calle O’Higgins.  Lo que si, a la hora de los vehículos, la empresa local cuenta con flota ploteada y propia, como así también un convenio con la cooperativa Radio Taxi. Distinto al modo de trabajo de Pedidos Ya que lo hace sólo por cadetes que deben disponer de sus vehículos.

Se calcula que en Paraná circulan en total más de 500 cadetes entre las empresas habilitadas y las que trabajan al margen de la ley.

Desde el Municipio de Paraná aseguran que, con respecto a las llamadas economías de plataforma -las empresas de aplicaciones- están atados de pies y manos. Sólo se hace el control vehicular en conjunto con la Policía de Entre Ríos pero como a cualquier ciudadano que circule en moto por Paraná.

El programa consultó a la Secretaría de Trabajo de la provincia para conocer si existe alguna regulación o instrumento de control en resguardo de los trabajadores y la respuesta fue negativa.

Desde la cartera provincial explicaron que no sólo no hay normativa, sino que tampoco hay jurisprudencia. En cambio, en Buenos Aires todo se judicializó a través de una denuncia ante el Ministerio de Trabajo de la Nación y la Justicia falló a favor de los trabajadores reconociéndolos como empleados en relación de dependencia de las empresas de plataforma. Ese fallo fue apelado.

Más explotación, más remuneración

El sistema de delivery por aplicaciones crea una paradoja: es práctico para el cliente, le paga poco a los comercios y se alimenta de la explotación de los cadetes que mientras más horas trabajen más ganancias le generan a los desconocidos dueños.

No hay límite a la hora de cuánto puede trabajar un cadete, queda a su propia elección. Esto, disfrazado de acto de libertad, no es otra cosa más que dar rienda suelta a la explotación sin respaldo ni garantías de derechos laborales.

No se hacen cargo ante un accidente, ni ante un robo, ni tampoco ante el riesgo laboral que genera. Es tan así que si un pedido se suspende, el que se hace cargo del costo es el cadete. Por ejemplo, si un pedido es pagado en efectivo, en el local lo paga el cadete con su propio dinero.

Para tener magnitud de lo que recauda un cadete, Cuestión de Fondo realizó un cálculo estimado en base a lo que labura un motomandado consultado: un cadete que trabaja de lunes a domingo, en dos turnos que acumulado hacen 8 horas, tiene en promedio unos 25 viajes por día y gana semanalmente unos $15.000. Es decir, por trabajar 8 horas todos los días del mes obtiene un salario sin aportes de $60.000.

Aparte, tiene que abonar el monotributo, los gastos mecánicos de la moto o bicicleta y la ropa e insumos de trabajo.

Por supuesto, la necesidad de trabajar de muchos jóvenes genera el caldo de cultivo para que estas empresas generen sus ganancias a base de esa explotación. En estas situaciones, es el Estado el que debe regular para que las reglas del juego sean justas y claras.

Autoridades aseguran que a nivel nacional se está trabajando en legislar, pero las posturas como las de Juntos por el Cambio limitan la discusión ya que han ofrecido una férrea defensa a las empresas de plataforma ya que “crean puestos de trabajo”.

El tema es que esos puestos de trabajo son flexibles, precarios e inestables.

La empresa Pedidos Ya anula al cadete que desee anular. Simplemente eso, le suspende el ingreso a la aplicación y no hay lugar donde reclamar ni cara visible a la que pedirle explicaciones. Un despido mediante un click y sin indemnización.

Riesgos, presiones y descontrol

Aldo, un colaborador de Pedidos Ya, dialogó con Cuestión de Fondo sobre la realidad del trabajo, y contó que para ingresar “tenés dos formas, podés entrar por tu cuenta a la página, hacer el registro y seguir todos los pasos que te va marcando, cada vez que vos des un paso te va a llegar un mail o llamar alguien de Pedidos Ya. O te puede referenciar alguien que ya esté trabajando, y seguir los pasos y esperar la comunicación”. Sobre los vehículos que se pueden utilizar, explicó: “Podés trabajar con autos también, pero lo más práctico y económico es la bicicleta y la moto”.

Respecto a lo que ganan, la suma depende de varios factores: “Nosotros tenemos un monto fijo, que se compone de varios ítems, tenés el cobro por el retiro del pedido del local, el cobro por dar el entregado, y ahí se le suma el kilometraje y un adicional por el grupo. El kilometraje son 15 pesos por kilómetro, muchas veces el kilometraje que nos pagan no son los correctos. Hacés un viaje de cinco kilómetros y en la aplicación te aparecen cuatro”, dijo Aldo.

Otro aspecto crítico de este trabajo tiene que ver con la seguridad y los accidentes que pueden sufrir: “Hay muchos accidentes de varios tipos, hay varios chicos que han tenido accidentes en avenida Ramírez y las calles más transitadas. Nosotros tenemos un seguro que abonamos nosotros mismos, que se descuenta por cada turno que trabajás a la hora de hacer el pago semanal, por suerteo no he tenido que utilizarlo y no sé hasta qué punto funciona, pero hasta ahí llega la responsabilidad de la empresa. Si tuviste un accidente y te comunicás con Soporte, lo único que hacen es decirte que te van a pausar, que también afecta al ranking y rendimiento del trabajador, y a lo sumo preguntarte si querés que te manden una ambulancia o no. Y ha pasado que te preguntan en qué condiciones está el pedido para que otro rider pueda llevar el pedido o para hacer la devolución al local”, contó el joven repartidor.

Asimismo, la empresa tiene un ranking que califica a cada colaborador, según explicó Aldo: “La cantidad de horas trabajadas, si trabajaste la cantidad de turnos que tomaste, si trabajaste horas especiales que son viernes, sábados y domingos de noche, que no hayas tenido ninguna pausa, ninguna falta, y la cantidad de pedidos aceptados. Si te llegan pedidos y lo rechazas hace que se modifique el lugar en el ranking”.

El trabajo implica ciertas presiones, sobre todo en los tiempos de llegada y entrega de la mercadería: “Tenemos dos cuestiones: a la hora del legar al local tenemos una hora estimada, tenemos cinco minutos desde que recibimos el pedido, a veces es un poquito más, a veces es ahí, cinco o 10 minutos para llegar al local sin importar dónde estés. Si no llegás al local en el tiempo que te pone la empresa te retiran el pedido y te hacen una pausa de media hora, y te llega el mensaje, esa pausa te afecta también al ranking. Y para hacer la entrega también tenés un tiempo, si no llegás en el tiempo determinado o te pasás 10 minutos, un funcionario de la empresa te llaman preguntándote qué fue lo que pasó”, describió el joven.

Además, consultado de si el Estado regula o controla esta actividad, Aldo lamentó que “control del Estado hacia la empresa, ninguno, hasta donde sabemos no hay ningún control ni exigencia para nada”.

analisisdigital



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