Crespo: El vínculo más fiel Lobito, el perro se instaló con su dueño en residencia geriátrica

El dueño fue institucionalizado en un Hogar de Crespo, pero igual recorría unos kilómetros para alimentar a su mascota. El perro llegó hasta su nueva residencia, para no volver a separarse. Aseguran que hoy anima a todos los abuelos.

“Lobito” recorre el patio del Hogar de Ancianos San Francisco de Asís, el cual es compartido con el Hospital homónimo que se emplaza en la misma manzana de la ciudad de Crespo. El perro va captando las miradas y cosechando el afecto de quienes permanecen y se desempeñan laboralmente en el lugar.

Acerca de su llegada, una trabajadora reveló: “Está con nosotros desde hace varios años. Vino al poco tiempo de que se institucionalice uno de los adultos del Hogar. El animal vivía con él, en su domicilio y por lo que se percibe y fuimos conociendo, tienen un vínculo muy intenso”.

José, su dueño, desde el primer día de incorporado, dio muestras del fuerte sentimiento que tiene para con “Lobito”. Los testimonios dan cuenta de que al principio, el hombre regresaba hasta su vivienda en la zona de Campo García, para lo cual caminaba o recorría en bicicleta unos dos kilómetros, sólo para reponerle la comida y el agua a su mascota. La valiosa actitud era tan frecuente, que se buscó una mejor opción para esa situación.

“Siempre se había manejado en compañía de su mascota, por eso iba y venía. Por cuestiones de protocolo, de salud, y hasta por la propia responsabilidad institucional, priorizando que este hombre se maneje en un ámbito en el que podamos cuidarlo, se decidió que llegue como su compañía”, comentó la trabajadora y agregó: “Desde ese momento, todos los abuelos del Hogar se encariñaron con Lobito, él forma parte de sus vivencias diarias al aire libre”.

Por su parte, el perro convalidó su lazo de lealtad para con su dueño, no volviendo a separarse. Noche a noche lo despide y duerme en los espacios de resguardo del patio interno, aguardando cada mañana ver a José salir a saludarlo, dispuesto a compartir una nueva jornada juntos. También rodea y demuestra alegría ante cada abuelo que sale a su encuentro o trabajador que se interrelaciona con él.

Cuando Lobito desapareció

“Lobito es un perro que nunca atacó a nadie, nunca mordió, es muy educado -de hecho, se va a hacer sus necesidades en plazas cercanas, nunca ha ensuciado la institución-, y justamente sus salidas son breves y de proximidad. Por eso cuando desapareció, nos preocupó a todos, implementamos búsquedas, con grandes sospechas de que se lo habían llevado, sin medir la importancia que él tiene para con los abuelos del Hogar”, recordó la mujer.

Ante la insistencia y la intensidad de la campaña, “tras el fin de semana largo apareció. Estaba descuidado, muy flaco, con evidente falta de alimentación y sobre todo, de cariño. Llegó buscando la caricia de todos quienes formamos su nueva familia. Fuimos testigos de que el dueño pasó mal esos días, angustiado y al verlo nuevamente, estaba con una sonrisa de oreja a oreja, se festejaban entre sí. Todos los adultos mayores expresaron de alguna manera lo que les significaba tenerlo de nuevo. Sin dudas, la presencia de Lobito influye en sus estados de ánimo, que es el motor para tener calidad de vida”, dijo a FM Estación Plus Crespo.

Lobito: Un miembro más de la institución

Enfermeras, ambulancieros, cocineras, ordenanzas, sin distinción de tarea sanitaria, son muchos quienes propician una tenencia responsable de esa mascota: “Siempre procuramos que tenga su alimento, para beber, un lugar donde dormir o resguardarse de las inclemencias del tiempo. También ha recibido atención veterinaria y demás. Le brindamos todos los cuidados que tendría en una casa, porque lo sentimos como un miembro más de la institución”, afirmó.

estacionpluis



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