Combustibles: El consumo cae hasta un 10% por las subas, mientras el gobierno prioriza el aumento del precio local del petróleo por sobre la recaudación impositiva

Tras el aumento del 27% de esta semana, algunas petroleras admiten que la demanda de combustibles se retrajo sensiblemente en diciembre. La meta del YPF y del gobierno es que la fuerte recomposición de los precios en surtidor permita alinear, después de años, el precio interno con la paridad de exportación del crudo Medanito. Se espera una nueva suba para febrero. En tanto que la recuperación de la recaudación impositiva que el Estado cedió por decisión del gobierno de Alberto Fernández se dilatará para más adelante.

Raízen, la sociedad brasileña que controla la marca Shell en el país, incrementó el miércoles a las cero horas un 27% en promedio el precio de los combustibles. En el transcurso del día el resto de las refinadoras —YPF, Axion Energy, Puma y Voy, entre otras— también actualizó sus pizarras. De esa manera, el precio minorista de las naftas y gasoil acumula con la remarcación de ayer un alza superior el 150% en los últimos 90 días.

En la industria hidrocarburífera, la suba de esta semana no fue una novedad: se especuló incluso con materializarla antes de las fiestas. Pero la caída del consumo registrada en las últimas semanas —en algunas marcas la baja en diciembre llegó al 10% contra el mismo mes del año anterior— motivó la postergación del aumento hasta mediados de esta semana.

“YPF perdió menos participación porque es la empresa que tiene precios más bajos. Pero algunos competidores sufrieron un caída de sus ventas de casi al 10% porque tienen un diferencial de precio mayor”, explicó un alto directivo del sector.

Lo que está claro es que la idea de YPF, el mayor jugador del mercado, que está validada con la Casa Rosada, es avanzar rápido con una recomposición de los precios en surtidor con un objetivo concreto: contar con los ingresos necesarios para pagar a los productores de crudo un precio equivalente al valor de paridad de exportación del barril. Fuentes privadas consultadas por EconoJournal indicaron que la petrolera que preside Horacio Marín, que compra a terceros cerca de un 20% del crudo que procesa en sus refinerías, abonará en enero US$ 66 por el crudo Medanito, cinco dólares más que en diciembre, cuando pagó en promedio 61 dólares por barril.

Cuando adquiere crudo de terceros —fundamentalmente a socios en yacimientos de Vaca Muerta como Chevron o Petronas—,YPF termina fijando una referencia de precios para el resto del mercado. La petrolera bajo control estatal apuesta reconocer export parity a los productores no integrados de la cuenca Neuquina —Vista, Pluspetrol, Tecpetrol, ExxonMobil, Shell y Phoenix, entre otros— a partir de febrero.

¿A cuánto asciende esa referencia?

Con el precio actual del Brent, la principal cotización del barril para el mercado internacional, que se está pagando esta semana en la banda de los 75 dólares, el precio de paridad en el mercado argentino se ubica en torno a los 70 dólares. ¿Cómo se llega a esa cifra? A valor del Brent se le debe descontar el impacto de los derechos a la exportación, que se ubican en el 8% del precio de venta (el ministro de Economía, Luis Caputo, había anunciado que la alícuota del impuesto treparía al 15% por la emergencia económica, pero finalmente se desistió de la medida). Es decir, después de retenciones —que representan unos 6 dólares por barril—, la referencia de exportación llega a los 69 dólares. Luego, por cuestiones de calidad del crudo Medanito —que es más liviano que los petróleos más buscados a nivel internacional— hay que restar otros 2 o 3 dólares más, por lo que la paridad cae a 67/68 dólares. Pero, finalmente, como las petroleras que exportan están exentas del pago de Ingresos Brutos, hay que reponer dos dólares más a ese valor, por lo que el precio final de paridad de exportación se ubica —con la cotización actual del Brent— en los 69/70dólares.

La visión de YPF es que alinear el precio local del crudo con el internacional redundará en mayores inversiones en el upstream, en especial en Vaca Muerta. Para la petrolera bajo control estatal, que exporta sólo un pequeño volumen del crudo que extrae (alrededor de 20.000 barriles por día hacia Chile a través del oleoducto Otasa, aunque en los últimos meses los envíos cayeron), la venta de combustibles en el mercado doméstico sigue siendo su principal fuente de financiamiento.

En esa clave, como resultado de la rápida recomposición de precios, la petrolera prevé incrementar su nivel de inversiones de 2024 a contramano de lo que se creía en los últimos meses. Antes de dejar de ser CEO de YPF, a mediados de diciembre, Pablo Iuliano había proyectado dos presupuestos: uno optimista aunque mesurado, que preveía inversiones por US$ 4200 millones para este año, y otro de máxima, que contemplaba desembolsos por US$ 6000 millones. Es poco probable que las inversiones puedan escalar tan alto, pero lo cierto es que el ritmo de aumentos en surtidor registrado en los últimas semanas revitalizará el capex de YPF para 2024.

Lenta recuperación

Si bien el aumento de los combustibles permite que las refinadoras estén cerca de poder pagar a los productores un precio de paridad de exportación a los productores, persisten algunas anomalías como el cruce de los canales de comercialización que se hizo costumbre durante todo 2023. A raíz de eso, el precio del gasoil mayorista sigue siendo, contra toda lógica, más caro que el del segmento minorista (retail). Las refinadoras confían en normalizar el funcionamiento del mercado en febrero, cuando lleven adelante una nueva suba del entre un 10 y un 15 por ciento.

Lo que aún no está claro es cómo se recuperará la recaudación impositiva del Estado sobre el expendio de combustibles, dado que el Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) se encuentra desactualizado desde hace más de dos años (en rigor, desde hace nueve trimestres).

“Restarían un par de aumentos de un 10-15% en cada mes para alcanzar el precio de paridad de exportación. Lo que argumentan las refinadoras es que están casi en condiciones de poder pagar un export parity por el crudo que compran a productores, pero que aún pierden plata cuando tienen que hacer frente al precio de paridad de importación (import parity) de combustibles”, explicó el director comercial de una petrolera.

La posición oficial del gobierno es que recién cuando se alcance ese nivel de precios, se avanzará en una recuperación del componente impositivo que se fue licuando por la decisión del gobierno de Alberto Fernández de congelar el ICL. Se estima que la desactualización impositiva sobre los combustibles le costó al Estado más de US$ 4800 millones en los últimos tres años, según cálculos de la consultora Economía y Energía. “Lo más importante para nosotros es que se actualice el precio en refinería de la nafta y gasoil. Después avanzamos con la actualización del ICL en varios meses porque se puede actualizar parcialmente por trimestre”, explicó una fuente oficial. Por eso, se estima que en un buen escenario, la recuperación del ICL —que debería representar hasta un 0,5% del PBI— se concretará recién en el segundo semestre de 2024. Resta saber si la misión del FMI, que llegará este jueves al país para monitorear el avance del programa macroeconómico del gobierno de Javier Milei valida esa decisión.

Fuente: econojournal.com.ar



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