Se trata del informe de coyuntura que se realiza en forma conjunta entre la FEDEM y la CAM, donde se analizan los principales indicadores macroeconómicos. Información actualizada sobre el Estimador Mensual de la actividad económica, para conocer cómo se estima el comportamiento global y por sector de la economía. Seguidamente, se analiza el Índice de Precios al Consumidor, variable tan relevante para una economía como la argentina. Esto nos permite continuar con el análisis de la Canasta Básica y los niveles de pobreza e indigencia.
Uno de los principales indicadores sintéticos de la actividad económica es el EMAE (Estimador Mensual de la Actividad Económica), el cual nos va adelantando el comportamiento que puede llegar a presentar el Producto Bruto Interno (PIB). Este indicador nos da una pauta sobre el comportamiento de la actividad económica real y presenta una frecuencia de cálculo mensual (a diferencia del PBI que se calcula con frecuencia trimestral). El cálculo del indicador se realiza a precios constantes – la base actual es el año 2004- por lo cual nos permite conocer el crecimiento económico genuino, deflactando los precios, los cuales en épocas inflacionarias principalmente, distorsionan los análisis sobre crecimiento.
Particularmente, en el mes de marzo, las mediciones económicas arrojan una variación de 11,4% respecto al mismo mes del año anterior. Debemos recordar que marzo del año 2020 había sido afectado por el cierre de la mayor cantidades de actividades económicas en sus últimas semanas, en el marco de la ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio), y tal como se observa en el gráfico el mayor mes de afectación de esta medida a la economía fue en abril de 2020.
A continuación textual las palabras del Presidente de FEDEM Adrian Bruffal:
Desde la CAM y la FEDEM, realizamos la cuarta entrega de nuestro informe de coyuntura económica y social. En esta oportunidad, en medio de una semana de confinamiento, las cicatrices del año anterior vuelven a resurgir y los miedos en torno a la economía, como también la sociabilización; se encuentran en las preocupaciones de todos los argentinos. Entendemos que la situación no es fácil, pero si observamos la arista positiva de este nuevo confinamiento, podemos decir que luego de un año hemos aprendido (remarcando y entendiendo el lado negativo, como la cantidad de gente que no pudo sobrevivir, las personas que hoy están luchando y las familias que hoy se encuentran atravesadas por el dolor). Por lo cual, al referirse a un enfoque positivo, es solo a los aprendizajes sobre la gestión de esta pandemia, que a pesar que existen distintas voces y formas de interpretar, se pueden citar datos ciertos, que hace más de un año se conformaban en una gran incógnita mundial. Hoy se conoce mejor el comportamiento del virus y las formas de contagio, sabemos que uno de los mayores cuidados es el distanciamiento social, el uso de barbijo y el mayor higiene de manos. Hace un año atrás, por ejemplo el uso del barbijo no era tan claro ni demostrado, y sobre el distanciamiento no éramos capaces de discernir cuál era la distancia correcta. Luego surgieron debates sobre las vacunas, desde su utilidad hasta la postura ideológica sobre la nacionalidad de los científicos y laboratorios, entre otras cuestiones. Pero en fin, este es un gran evento que nos atraviesa como sociedad y nos sigue atravesando, tampoco sabemos por cuánto tiempo. Lo que sí sabemos es que estamos en invierno y con la información sobre los inviernos del norte en los meses pasados, sabemos que hay que seguir cuidándose. Mientras tanto, a nivel productivo y social, como personas que habitamos este mundo, que hoy se encuentra golpeado; tenemos la oportunidad de reinventar y reorganizar las formas para continuar con la actividad económica y social, pero manteniendo las distancias. Son nuevos desafíos, nuevas alternativas y muchas de ellas llegarán para quedarse. Los grandes cambios de la humanidad surgieron para paliar necesidades, y es en este momento que tenemos una latente; que es: distanciarse pero seguir produciendo, y actuando como sociedad. Parte de esto, se puede paliar a través del gran desarrollo que tuvieron en los últimos años las tecnologías de la información.
En el informe anterior, se remarcó que en el presente año continuamos atravesando una profunda crisis económica, que a la fecha no logra repuntar. Seguramente, estos nuevos “stops” o cierres de actividades, enfocados en principio los fines de semana, recaen sobre algunos sectores con mayor impacto, como el turístico, es decir hoteles y restaurantes.
Desde nuestro rol, desde la economía social, debemos repensar formas de generar beneficio mutuo, entendiendo que nuestras instituciones son el pilar para fortalecer especialmente a aquellos sectores vulnerables que son quienes hoy están atravesando mayores necesidades.
Es por ello, que debemos continuar exteriorizando las bondades del beneficio mutuo y la solidaridad, como medios de paliar los efectos de estos cimbronazos económicos.
Debemos contagiar a la sociedad de nuestros valores y así promover una economía más justa, no aquella que solo beneficie a los grandes poderes y se mueva por el mayor e indiscriminado beneficio económico. Hace poco, el presidente de los Estados Unidos, promulgó un discurso donde enfatizó que esta crisis dejó sin trabajo a dos millones de ciudadanos pero que al mismo tiempo, quienes concentran el mayor nivel de ingreso de la sociedad norteamericana, habían visto aumentar aún más su patrimonio. Esto nos da una idea de la necesidad de entender que como sociedad necesitamos otra respuesta u otro camino.
Es así que en este momento tan particular, los invitamos a leer nuestro informe de coyuntura que muestra un monitoreo sintético de las principales variables macroeconómicas que afectan al país y las mutuales, en particular. En breve queremos incluir un dossier de reflexiones económicas y sociales para plasmar las voces de aquellas mujeres y aquellos hombres que conforman el movimiento mutual.
