Triste noticia para la radiofonía entrerriana. “La Voz del Montiel” cerrará definitivamente y habrá silencio en su lugar del dial de amplitud modulada. El descargo que hizo el propietario de la emisora y la explicación de su decisión.
El propietario de la emisora de amplitud modulada LT 27 “Radio La Voz del Montiel”, Adalberto Álvarez, anunció “el cierre definitivo” del medio.
“Hace 5 años vine a sumar voluntades para intentar salvarla del inminente final que se avizoraba, en términos muy dolorosos para los trabajadores y la comunidad de Villaguay, en un medio que representa tanta utilidad, historia y sentimientos”, expresó en la solicitada publicada hoy en el diario “El Pueblo”.
Luego acotó que “a pesar de todo el esfuerzo personal en lo económico, horas de trabajo y dedicación”, no le fue posible “alcanzar los resultados ni encontrar el acompañamiento público ni privado para revertir su caída”.
“Voy a tratar de responder con todo mi patrimonio y todo lo que dependa de mí y esté a mi alcance, para resarcir la situación de quienes resultan afectados, en especial a los trabajadores”, señaló Álvarez.
El comunicado completo:
De la Dirección de LT 27 Radio La Voz de
Montiel.
Me dirijo a la
querida comunidad de Villaguay en la esperanza que la unión y fortaleza sean
nuestro mejor camino para superar el dolor y la angustia de este espanto
pandémico.
Quisiera comentarles que también estoy juntando fuerzas anímicas para afrontar
una circunstancia tristísima pero ineludible para mí, como es el cierre
definitivo de la radio LT 27.
Como Uds saben, hace 5 años vine a sumar voluntades para intentar salvarla del
inminente final que se avizoraba, en términos muy dolorosos para los
trabajadores y la comunidad de Villaguay, en un medio que representa tanta
utilidad, historia y sentimientos.
A pesar de todo el esfuerzo personal en lo económico, horas de trabajo y
dedicación, no me fue posible alcanzar los resultados ni encontrar el
acompañamiento público ni privado para revertir su caída.
Cerca de arribar a los 70 años, ya no me acompaña la condición de salud física
ni mental que se requiere y el virus me ha encerrado en mi casa.
Pasé por momentos muy duros y sufrí los peores vejámenes y escarnio público que
nunca me hubiera imaginado y que no podré comprender. No quiero volver más
sobre nada de eso.
Solo deseo hacerles conocer que esta frustración me ha provocado un enorme
derrumbe moral para el que no estaba preparado. Son esos momentos en los que se
necesita y valora cada gesto de comprensión y apoyo, de la forma que se pueda y
se lo sienta. Estos días me han colmado de ellos y siempre estaré agradecido.
El destino -y tal vez mis errores- me han puesto al frente de este proyecto
colectivo ante una extraña sensación de soledad, con la que no he aprendido a
luchar. Siento que no puedo ni debo seguir con algo que me causa mucho daño,
que solo puedo empeorar y no tengo ninguna posibilidad de cambiar. Asumo toda
la responsabilidad y no busco culpables.
Por supuesto que, como lo hice toda mi vida, voy a tratar de responder con todo
mi patrimonio y todo lo que dependa de mí y esté a mi alcance, para resarcir la
situación de quienes resultan afectados, en especial a los trabajadores.
No tengo nada más que decir. Gracias por todo lo que me han acompañado en este
sueño.
He enviado este mensaje a familiares, amigos y compañeros con los que me une el
afecto. Por la presente lo hago extensivo también a la inmensa mayoría de esta
comunidad que siempre puso el corazón y lo mejor de sí, como en cada noble
causa que hace propia.
Adalberto J. Alvarez