Este domingo Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco) festeja un nuevo año de vida. El presente del argentino que preside la Iglesia Católica del mundo.
Francisco, el Papa argentino, cumple este domingo 17 de diciembre de 2023 sus 87 años de vida y, de esta forma, se suma a la lista de los Papas más antiguo de la historia de la Iglesia Católica del mundo. Su pontificado sigue viéndose interrumpido por obstáculos de salud que cada vez le cuestan más superar a medida que pasan los años. Ahora se enfrenta a la elección entre desacelerar el ritmo de actividades o arriesgarse a enfrentar alguna dolencia futura que no puede superar por completo.
Los primeros fríos europeos se hicieron sentir rápidamente en el físico de Jorge Mario Bergoglio que debió suspender su viaje a Dubai, para participar en la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el clima y cederle en varias oportunidades la lectura de discursos y la catequesis a un asistente dado que una bronquitis lo tenía a maltraer.
El argentino, nacido el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, anunció días atrás que no está en sus planes renunciar como su antecesor Benedicto XVI que a los 85 años presentó su dimisión, en principio «por edad avanzada» (posterior a su muerte se conoció que el verdadero motivo era «el insomnio» que lo llevó a tomar somníferos que complicaron su normal desenvolvimiento).
Francisco, en una entrevista con una corresponsal de un medio mexicano, descartó su renuncia al pontificado, porque no puede convertirse en una «moda». En concreto, Francisco aseguró que «no, en eso soy medio caprichoso», añadiendo que no se le pasó por la cabeza dimitir: «No se me ocurrió». «El papado es hasta siempre. Y uno tiene que prepararse».
En la misma entrevista, con continuas referencias a su antecesor, el papa Benedicto XVI, Francisco explicó: «Vi la valentía de Benedicto cuando se dio cuenta que no podía, prefirió decir basta, y a mí me hace bien eso como ejemplo y pido al Señor decir basta, en algún momento, pero cuando Él quiera». Poniéndose por tanto en manos de Dios, el pontífice recuperó varias anécdotas: «Mi relación con el papa Benedicto era muy cercana. Yo a veces le iba a consultar. Y él, con una sabiduría muy grande, me decía su parecer pero siempre diciéndome ‘lo que usted vea’. Siempre me ayudó, muy generoso».
Es que el Pontífice argentino apreciaba la discreta presencia de Joseph Ratzinger, que vivía recluido en los Jardines Vaticanos. Hablaba con él y a veces le pedía consejo, viéndolo como un abuelo del que podía extraer sabiduría. Su partida, el 5 de enero de este año, dejó al 266º Papa un poco más solo en el trono de Pedro.
Porque el inicio del pontificado de Bergoglio estuvo marcado por la renuncia de su antecesor, Benedicto XVI. Fue a partir de la decisión del alemán que hubo fumata blanca en la capilla Sixtina y posteriormente se pudo escuchar el «Habemus Papam» desde uno de los balcones de la Santa Sede, el 13 de marzo de 2013.
«Como todos saben, el deber de un cónclave es el de dar un obispo a Roma. Parece que mis hermanos cardenales fueron a buscarlo casi al fin del mundo”, dijo Bergoglio haciendo referencia a la Argentina. País de origen al que todavía no pudo volver y que lo espera el próximo año a pedido de los obispos y también del reciente mandatario electo, Javier Milei.
Sin embargo, las últimas declaraciones dejaron entrever que su salud postergaría el ansiado regreso, 11 años después de su elección.
Este 2023 no fue el mejor año en cuanto a salud del Papa Francisco. Al problema de la artrosis de su rodilla que le impide caminar y lo obliga a moverse en sillas de ruedas, se le sumó días atrás una inflamación en los pulmones, a causa de una “leve gripe” que le obligó a cancelar parcialmente su agenda.
EFE.