Un entrerriano en nuestra Selección: Lisandro Martínez la lección de padre cuando quiso dejar el fútbol para ser albañil

Creció en el seno de una familia humilde en Entre Ríos y se las arregló para triunfar en Europa. El consejo de su padre, el apoyo de su novia y la confianza de varios entrenadores.

Lisandro Martínez recibió de su padre una lección que le cambió la vida. Tras escuchar esas palabras se convenció de que tenía que ir por su sueño, dejar atrás su infancia humilde pero feliz y mudarse a Rosario para vivir en la pensión de Newell’s.

Ese momento fue el kilómetro cero de su gran carrera: debut en Primera, contrato con el Ajax, convocatoria a la Selección argentina, traspaso millonario al Manchester United y titularidad en el necesario triunfo ante México por el Mundial Qatar 2022.

“El consejo para los jóvenes es tener buenos hábitos, tener buenos ejemplos. Hay que saber escuchar y tener humildad para aprender, sin pecar de soberbio de que sabemos todo porque eso es un error. Hay que tener valores y disciplina”, describió Martínez su fórmula para el éxito, en la conferencia de prensa previa al partido definitorio ante Polonia, por el paso a octavos de final de la Copa del Mundo.

Lisandro Martínez nació el 18 de enero de 1998 y creció en el seno de una familia numerosa y humilde en Gualeguay, Entre Ríos. A partir de la casa original de su abuela, sus padres y tíos comenzaron a edificar hacia arriba. “En esa época era costumbre comer solo al mediodía y a la tarde tomar un té o alguna galleta por la noche. Pero era feliz”, reconoció.

Durante su infancia siempre estuvo la pelota de fútbol. Jugó al baby y consiguió varios títulos con el club Urquiza y con Libertad de Gualeguay. “Sigo teniendo contacto con algunos con los que ganamos el torneo entrerriano”, aseguró.

Con tan solo 14 años, fue a hacer una prueba en Newell’s y quedó seleccionado. Sin embargo, sumarse a la pensión del club rosarino implicaba dejar su vida en Gualeguay. No estaba del todo convencido de jugársela por el fútbol. Entonces, llegó la lección que el cambiaría la vida.

Su papá lo citó a las 8.30 para que se empezara a trabajar como albañil en una obra. Lisandro llegó dos horas más tarde. Su papá le advirtió que si no triunfaba en el deporte, su futuro iba a ser trabajar de lo mismo que él. “No me olvido más de ese día”, afirmó Martínez.

Aprendida la lección y más que seguro sobre sus objetivos, decidió alejarse de su familia y se sumó a las divisiones inferiores de La Lepra. “Cuando fui a Newell’s, supe que iba a ser futbolista. Cuando me tocaba jugar cerca de las canchas de Primera, me repetía que algún día yo iba a estar ahí”, recordó.

El camino no fue fácil y su paso por la pensión, menos. Es que su personalidad familiera hizo que extrañara de más y lo obligó a madurar de manera vertiginosa. “Ahí te la tenés que arreglar solo. Yo era muy pegado a mi madre y a mi padre, que me hacían todo. Y de golpe tenés que responsabilizarte y ser cuidadoso con tus cositas, tus botines, tu ropa”, contó.

Durante su adolescencia sus intereses no eran muy diferentes a los de otros tantos jóvenes que solo piensan en divertirse. La vida del futbolista, se sabe, es sacrificada y obliga a resignar muchas cosas. En ese contexto, su novia lo ayudó a mantenerse enfocado: “De chico mi vida estaba descarrilada. Vivía de fiesta. Hasta que conocí a mi novia y me puso los patitos en fila”.

LISANDRO MARTÍNEZ: DE ROSARIO A EUROPA

El 26 de junio de 2017 alcanzó el sueño de toda su vida: debutar en Primera. Fue titular en la derrota por 2-0 ante Godoy Cruz, en la última fecha del Campeonato 2016-17. Sin embargo, no imaginaba que ese iba a ser su único partido con La Lepra. Sus 175 centímetros de altura y 77 kilos de peso no concordaban con su puesto de defensor central. Apenas dos meses después, se fue a préstamos de Defensa y Justicia, donde dejó en evidencia su enorme potencial.

De la mano del entrenador Sebastián Beccacece, se convirtió en una pieza clave de un equipo consolidado que le peleó en 2019 el torneo a Racing hasta la última fecha. Tras esa gran actuación, armó sus valijas y viajó a Europa para firmar contrato con el Ajax, que desembolsó 7 millones de euros.

La adaptación no fue fácil. Como si fuera poco, el director técnico Erik ten Hag lo puso de mediocampista central. “Al principio, quería irme a llorar a casa”, admitió. Es que se jugaba a un ritmo muy intenso y no estaba acostumbrado. “Me preguntaba: ‘¿Qué me pasa? ¡¿Por qué no la agarro, la puta madre?! En el ‘loco’ me mataban. Quedaba siempre pagando”, relató. Durante tres temporadas ganó cuatro títulos: la Supercopa de los Países Bajos 2019, la Copa de los Países Bajos 2021 y las Eredivisie 2021 y 2022.

En paralelo, recibió su primera convocatoria a la Selección argentina. En marzo de 2019, Lionel Scaloni lo puso desde el arranque en un amistoso frente a Venezuela. Dos años más tarde formó parte del plantel que venció a Brasil en la final de la Copa América 2021, certamen en el que disputó un partido.

Erik ten Hag dejó Ajax en mayo de 2022 y llegó a Manchester United en mayo de 2022. Sin tiempo que perder, pidió por su jugador fetiche: Lisandro Martínez. Dos meses más tarde, el club inglés oficializó el fichaje del defensor argentino a cambio de 57 millones de euros fijos, además de otros 10 millones en variables. A pesar de las figuras presentes en el equipo inglés, no tardó en ganarse un lugar.

No solo se ganó el puesto, sino también el amor de los hinchas, que ya le dedicaron una llamativa bandera que hace honor a su apodo: The Butcher, o El Carnicero. Además, debido al gran nivel que demostró en el 1-1 ante Chelsea, los fanáticos en las tribunas comenzaron homenajearlo en pleno Old Trafford al grito de “Argentina, Argentina”.

Fuente: TN Deportivo



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