Tarjetas clonadas en Paraná

La subjefa de Delitos Económicos de la Policía confirmó que hubo 78 tarjetas que fueron clonadas en Paraná, pero se realizaron extracciones con 28. Además, tomaron créditos y los transfirieron a otras cuentas.

La subjefa de Delitos Económicos de la Policía de Entre Ríos, Blanca Ramírez, confirmó la cantidad de damnificados por extracciones realizadas en cajeros automáticos con tarjetas clonadas en Paraná.

La funcionaria dio cuenta de que los dos responsables venían siendo seguidos por operaciones que habían realizado en otras ciudades del país, principalmente en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, por lo que ya habían sido descubiertos por el área de Defraudaciones de la Red Link.

Ramírez confirmó que «en Paraná clonaron 78 tarjetas, pero se realizaron extracciones con 28, por aproximadamente 500.000 pesos, porque a algunos damnificados les solicitaron préstamos y los transfirieron a otras cuentas. A esto lo confirmamos anoche».

«Todos los damnificados están siendo notificados. Lo estamos comprobando con «los informes bancarios», expresó, pero admitió que» puede pasar que todavía no hayan sido notificados».

Además, precisó que hay un caso en el que al afectado le solicitaron «un préstamo por 280.000 pesos y lo transfirieron a otra cuenta. Además, tenemos extracciones de 30.000 pesos realizadas en varios días». Muchas veces dependía del saldo que tenían. Incluso, algunos de los damnificados se dieron cuenta «al ir al supermercado, realizaron compras y al pasar la tarjeta no tenían saldo».

Asimismo, indicó que, para la devolución del dinero, los estafados deben presentarse en el banco «para realizar el reclamo con el certificado de la denuncia».

CÓMO SE CLONAN

Respecto a cómo se efectúa la clonación, precisó que «se inicia con un dispositivo llamado Skimming que se coloca en la ranura donde el cliente ingresa la tarjeta. Allí lee los datos y lo que extrae. A ese dispositivo se suma una cámara que filma cuando la persona teclea el pin de seguridad. Están ubicados de manera oculta, con estructuras similares a las del cajero. Con un control visual uno puede darse cuenta, porque se superpone a las partes del cajero. Los clientes deben hacer un control, tocar la ranura para ver si hay algo flojo y tapar con la mano el teclado para que la cámara no se pueda grabar».

«Estos aparatos se venden en todos lados», reconoció Ramírez, quien admitió que por esto «estamos complicados». Dio cuenta de que los malvivientes actúan «como un cliente normal» y los instalan en los expendedores de dinero. «A las horas vuelven y lo retiran para tener los datos».

Por otra parte, ratificó que «extraer dinero de los supermercados es seguro».

FUENTE: El Once



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