Esteban Alvarado hizo comprar la aeronave en Paraguay y le dijo a su contacto que el dinero no sería problema. Se preocupó hasta por el tiempo para subir al helicóptero. El detalle del recorrido previsto desde Gualeguaychú hasta Ezeiza.
Esteban Alvarado, uno de los líderes criminales más importantes de Rosario, le hizo saber al hombre que contrató como piloto para que lo ayude a escapar de la cárcel de Ezeiza que el dinero no sería ningún problema para adquirir la aeronave. “Yo soy un banco. Si me decís la quiero mañana, pasado, en la semana, está hoy, mañana o cuando quieras”. En efecto la gestión de compra y el pago no tuvieron obstáculos.
Pero el helicóptero tenía problemas. Lo habían importado desde España a través de una empresa paraguaya legal que lo recibió desarmado. Lo montaron en una localidad del sudeste del país vecino. Luego lo trasladaron a un hangar de Gualeguaychú desde donde este viernes emprendieron el vuelo para buscar a Alvarado.
Dueño de una obsesión por sembrar pistas falsas, Alvarado ordenó que la nave fuera ploteada con una matrícula correspondiente a otro helicóptero, y pintada de color negro. La intención era que se lo tomara por una aeronave que usó en 2020 Mario Vicente Baldo, un hombre sentenciado a 12 años de prisión en 2009 en Córdoba, por traficar droga en avionetas. Lo habían detectado en un Robinson R44 matrícula LV-ZXN.
Desde la investigación indicaron que este viernes los problemas de la máquina obligaron a que bajara en el oeste del conurbano, en el country del Banco Provincia, en Moreno. El grupo de Operaciones Federales de la Policía Federal lo venía siguiendo por tierra y tenía especialmente rodeada la unidad penitenciaria de Ezeiza. Al piloto no lo encontraron. Por las interceptaciones telefónicas que neutralizaron el escape ya sabían que lo apodan «Lobo». Por Airwolf, la conocida serie de los 80, Lobo del aire.
El recorrido previsto
Las escuchas dejaron saber que la idea de Alvarado era que el helicóptero viajara desde una pista de césped de Gualeguaychú, en medio de un predio rural con un pequeño hangar, hasta Ezeiza. El esperaría en el patio de recreación junto a otro recluso con el que se evadirían juntos. Alvarado y Lobo estaban conectados por WhatsApp por un teléfono nuevo que el jefe criminal rosarino había recibido recientemente en la cárcel. El piloto recibiría una llamada en el momento que Esteban pudiera salir al patio que es un área central abierta. Debería estar en vuelo estacionario, a pocos metros del suelo sin posarse, para que los dos presos abordaran la nave.
El 3 de marzo era el día señalado. Pero el plan debió ser abortado por una requisa simultánea en las cárceles de Ezeiza, Marcos Paz y Rawson que movilizó un centenar de efectivos de seguridad contra Ariel Guille Cantero y allegados, justamente los enemigos de Alvarado, por el crimen en Rosario del músico Lorenzo “Jimi” Altamirano. El movimiento obligó a diferir el operativo rescate.
“Es como ir en una moto a 200 sin casco”
La gran preocupación de Alvarado era cómo meterse en el helicóptero sin caerse al intentarlo. Lobo le dice que su prioridad es que no haya inconvenientes aerodinámicos cuando suban. Le explica que deben usar redes para hacerlo, que no hay mucho lugar en el habitáculo, que junto al otro recluso tendrán que ir agarrados de la red. Sobre el modo de tender las sogas los dos dialogan y se intercambian fotos. Esteban le señala que al bajar a buscarlo debe permanecer como máximo 20 segundos. Ese es el tiempo para una maniobra exitosa. Lobo replica que quiere asegurar espacio en el habitáculo “para que no se caigan” y le advierte que viajarán seguros, pero sintiendo el viento de frente en la cara. “Es como ir en una moto a 200 sin casco”.
La coordinación los obsesiona. Lobo le indica que los Robinson R44 exigen justeza en los movimientos. “Tenemos que ser precisos: la hora el lugar, la salida, el punto. Todo muy coordinado”. Alvarado cuenta que estuvo en investigando. “Vi mil videos de 44 bajando y saliendo”. Y le manda al piloto siete enlaces a videos de YouTube en los que se observan maniobras de despegue, vuelo y aterrizaje de helicópteros Robinson R44.
Alvarado trabaja los pormenores. Define que la evasión será el viernes 10 de marzo al mediodía que es cuando los internos salen al patio. Le manda dos videos más a Lobo donde se advierte la cancha de fútbol que sería el lugar elegido para el aterrizaje. Tras el acceso al aparato prevén un vuelo de diez minutos hasta un campo en General Rodríguez, al lado de Luján, donde integrantes de la banda de Esteban estarían esperando.
Pero el helicóptero no llegaría a destino
Por la investigación de Procunar y la fiscalía federal 2 de Lomas de Zamora, Operaciones Federales diseñó un plan, avalado por el juez federal Ernesto Keplar. Se permitiría el despegue del helicóptero desde Gualeguaychú. Pero el helicóptero no llegaría a destino.
No solamente hay en este episodio una planificación de seis meses que incluye la compra del helicóptero y el diseño de una aventura que pide una película. También asoma con peso la evidencia de una vigorosa capacidad económica. En 2021 se realizó el juicio contra Alvarado por ser ideólogo del homicidio del prestamista Lucio Maldonado. Los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery plantearon que detrás de los episodios de extrema violencia atribuidos a Alvarado había una racionalidad comercial. Detallaron una estructura entrelazada de cinco empresas ligadas a Alvarado, dedicadas especialmente a actividades de logística, transporte y comercialización de rodados, que formaban una red de sociedades de responsabilidad limitada. Explicaron que la violencia es un instrumento ocasional para lo primordial: hacer negocios.
El comandante general de Gendarmería José María Valdez investigó a Alvarado en 2015 por una trama de narcotráfico que la Justicia Federal de Rosario en ese momento ignoró impecablemente. En el juicio provincial, en una audiencia de marzo de 2022, Valdez dijo como testigo. “Lo que vimos con Alvarado fue la inserción de un modelo empresarial criminal. El primero de este tipo en Rosario”. No solamente el ingenio de un plan de evasión sin igual sino su capacidad de financiarlo parecen validarlo. Está en las propias palabras de Esteban. «Yo soy un banco».
Fuente: La Capital de Rosario.