Opinión: Uno decide en qué lugar pararse

La batalla cultural contra un «ideario invertido de víctima y victimario», esa inversión de roles, es un camino que va a costar mucho desandar, y revertir. Ese vicio dañino, que en nombre de un humanismo selecto ha deshumanizado a la víctima, llevará tiempo cambiar. Porque durante muchos años tuvimos un sistema más propenso a victimizar al delincuente y olvidar a su víctima.

Debemos sostener con firmeza que víctima hay una sola, y dejar absolutamente claro que no es lo mismo víctima que delincuente, o víctima que victimario. Hay una diferencia entre la persona que sufre un delito y el que lo comete, y esa diferencia no es meramente semántica

Mientras se insista en igualar a la víctima con el victimario; mientras los roles de cada uno se vuelvan indistinguibles, mientras se intente equiparar los derechos de unos y otros, seguiremos estancados.

Personalmente creo que el delincuente tiene todo el derecho a la defensa del Estado, a una cárcel digna, al respeto de su dignidad, y sus derechos (para que el que entre como ladrón, no salga homicida), tiene derecho a un tratamiento justo, y por sobre todas las cosas a poder tener nuevas oportunidades para reinsertarse en la sociedad, cuando haya cumplido su pena, y está muy bien que sea así, no solo porque lo indica la Constitución y los tratados internacionales, sino también por la visión humana de las personas.

Pero también tenemos que ser claros, desechar iniciativas útiles y necesarias que van en sentido de llevar tranquilidad y seguridad a nuestros vecinos, solo argumentando sobre el estado de las cárceles y/o sobre el porcentaje de personas procesadas, son respetables, pero no validas.

No podemos permitir la banalización de la ilegalidad, por la realidad social y carcelaria, esa realidad existente y atendible, no puede ser justificativo para que la ley no sea aplicada.

La discusión de la realidad carcelaria no puede ser motivo para omitir la discusión que tenemos que dar sobre la delincuencia.

Procurar la liberación de las personas que delinquen, sería como entender que tenemos cupos para detener y si el  mismo está lleno, “tolerar” que se siga delinquiendo, violentando la ley, hasta que vuelva haber un cupo en disponibilidad, es un mensaje absolutamente negativo que termina impactando en la seguridad pública. 

Cuando hablamos del sistema penal podemos notar que es un sistema que ha postergado a la víctima

Podemos decir que lo que parecía indiscutido, se transforma en una pesada carga y entonces surge nuevamente la pregunta: ¿y la víctima y los derechos humanos de las víctimas?

Como dijo la Jueza federal Sandra Arroyo Salgado: “La víctima muchas veces es la elegida del sistema penal, para expiar las culpas de un estado ineficiente que no pudo garantizar el derecho a la vida, a la seguridad y a la justicia.”

Si algo tenemos que tener bien claro, y es que el único lugar que no se elige, es el de ser víctima de delitos, es un lugar al que llegamos por la violencia de otra u otras personas

Nadie elige ser víctima, nadie elige el dolor de una pérdida ya sea material o humana, nadie elige transitar un proceso penal en busca de una justa condena.

La víctima, se encuentra muy sola, cargando con su dolor; es la única que está en el lugar en el que nunca hubiera elegido estar. El acusado está en el proceso porque se cree  que provocó el hecho delictivo. La víctima es la única que está en ese lugar sin haberlo querido y muchas veces siente una profunda orfandad desamparo e impotencia

Si algo tenemos que tener presente y es que las victimas no plantean violar las garantías de nadie, sino por el contrario que se las tenga en cuenta. Las víctimas también tienen derechos fundamentales protegidos por leyes y declaraciones internacionales, merecen que se les reconozcan sus derechos humanos.

Siempre he creído que en la vida uno decide en qué lugar pararse, y para mi es una prioridad el cuidado, la defensa y protección de las víctimas del delito.

Mi lugar está en generar normativas para proteger a aquellos que sin elegirlo luchan día a día por el derecho de obtener respuestas, verdad y justicia

Mi compromiso está en revalorizar los derechos humanos de las víctimas, en generar herramientas para que las víctimas no sean solo un objeto de prueba sino sujetos de derechos que sufren el delito y la violencia. Asumo un profundo compromiso en trabajar para que las víctimas puedan ver en el estado un aliado y no un enemigo

A veces, con impotencia me pregunto: ¿Porqué seguimos permitiendo que se siga invisibilizando a las víctimas, porque seguimos permitiendo un sistema fracasado y dañino más propenso en victimizar al victimario y olvidar a su víctima?

Y a veces la respuesta está en la normalización de la violencia, en la lógica de impunidad, en la ausencia de sensación de riesgo que tienen los que quebrantan la ley, en el empoderamiento de los victimarios que se sienten vencedores, cuyo costo se paga muchas veces en vidas.

La impunidad, la falta de sanción o castigo para quien comete un delito, genera una sensación de inseguridad y corrompe la confianza en el sistema de justicia. 

Un artículo del Doctor Ricardo Risso sostiene claramente que “La sanción judicial tiene la finalidad de mantener vigente un sistema de valores en la comunidad. Si la justicia penal se desentiende de esta tarea, los valores quedan irreconocibles, primero para los malhechores que pierden su mala conciencia, y después para las víctimas, que pierden su fe. La condena –y la falta de condena– son orientaciones imprescindibles en una sociedad. Un crimen sin castigo no tarda mucho tiempo en perder su carácter de crimen”

Son muchas las personas que luchan por vivir en un país con menos impunidad e inseguridad. Y necesitan que quienes tenemos responsabilidades institucionales, acompañemos esa lucha con firmeza, compromiso y animándonos a dar discusiones incómodas, pero necesarias.

Una dirigencia resignada, cómoda e impotente es combustible para que siga ganando la calle la delincuencia.

Tenemos el enorme desafío, de generar normativas para transformar la justicia pensando en los derechos y el dolor de las víctimas.

Tenemos la gran responsabilidad de trabajar para que nuestra Provincia, disponga de cada una de las herramientas que pueda, para poder llevar tranquilidad y seguridad a nuestro vecinos 

Arroyo Salgado en el foro de Usina de Justicia dijo: «Cuando accedí al cargo de juez traté siempre de tener presente cómo impactaba cada una de mis decisiones sobre las personas destinatarias de esa decisión, pero esa visión era sesgada, porque era desde el lugar del imputado de un delito. Hoy lo traigo porque desde ese lugar también pude vivenciar, a partir de la actuación en el fuero criminal, el lugar de la persona que había sufrido la comisión de ese delito, es decir, pude ver cómo con mi trabajo como Defensora Oficial también afectaba a otras personas en las que impactaban esas decisiones. Desde allí asumí que la parte olvidada en el proceso es la víctima, el convidado de piedra, que es a quien el Estado ya le falló porque si está ahí es porque el Estado no pudo protegerlo. Él Estado está en falta con la víctima».

Por todo ello hemos asumido el profundo compromiso de empezar a saldar esa falta con la víctima, desde nuestro lugar institucional, desde ese rol de responsabilidad que nos encomendó la sociedad, vamos a seguir dando las batallas que tengamos que dar, dando las discusiones incómodas pero necesarias, y sobre todo generando herramientas que cuiden la vida y garanticen la seguridad de los ciudadanos, una de las funciones principales del estado.

Desde mi lugar legislativo vamos a seguir luchando por el Proyecto de Reiterancia Delictiva, la reincidencia, la reiterancia y la peligrosidad no son categorías estigmatizantes del Derecho Penal, son herramientas necesarias y jurídicamente viables.

No buscamos menoscabar el derecho de defensa de los individuos, donde se siguen garantizando todos y cada uno de los derechos constitucionales.

Estamos convencidos que no podemos atar las manos a quienes deben aplicar la ley, sean jueces, fiscales, o los integrantes de las fuerzas de seguridad

Nos guste o no, desde la postura de la justicia también se ayuda a prevenir el delito, porque si se olfatea impunidad el delito sigue creciendo, si por el contrario la justicia actúa con firmeza y rápido, veremos que las cosas pueden cambiar y sin dudas este es el lugar en el que me quiero parar.

CAROLA LANER

Diputada Provincial Juntos por Entre Ríos



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *