Los empresarios Gerardo Caruso y Emiliano Giacopuzzi prestaron declaración indagatoria ante el Tribunal de Juicio durante la jornada · Caruso, imputado en la causa por el parador de Mar del Plata, afirmó que no hubo delito en la contratación del evento · Giacopuzzi, acusado en la causa de las imprentas, negó la participación de Juan Pablo Aguilera, cuñado de Sergio Urribarri, en sus empresas.
La indagatoria a Caruso insumió toda la mañana. El empresario de espectáculos hizo un recorrido por toda su trayectoria, desde la producción de Susana Giménez hasta el Fútbol para Todos, y explicó la razón del nombre de su empresa que fue tomado en sorna por la Fiscalía en el alegato de apertura. La firma se llama “El juego en el que andamos” y se corresponde con un poema que escribió Juan Gelman en 1959, expresó.
Asimismo, contó que el vínculo con el ex gobernador Urribarri nació en 2009 a raíz de que el mandatario provincial fue uno de los principales promotores del programa Fútbol para Todos. El empresario y el dirigente político tuvieron una relación aceitada debido a que el hijo del mandatario, Bruno, jugó profesionalmente y llegó a vestir las camisetas de Boca y River. Esto hizo que hablaran muchas veces por teléfono pero, aclaró Caruso, no usó su vínculo para quedarse con el parador de playa La Perla. “Las llamadas no fueron para ganarlo”, apuntó.
Las defensas le preguntaron si le pusieron como condición para ganar la licitación pagar un retorno de 5 millones de pesos a alguien que trajo el negocio. “Primero no lo habría aceptado, y segundo no daría el margen”, consignó. La contratación final fue por 14 millones de pesos.
Luego le consultaron si le pidieron un pago para beneficiario. “Nadie. Nunca”, respondió. “¿Hizo gestión con alguna autoridad, Urribarri, (el ex ministro de Turismo Hugo) Marso o Aguilera para que le dieran alguna facilitación en el proceso licitatorio?”, le consultaron. “No”, contestó. “¿Tuvo información privilegiada antes del pliego?”, le plantearon. “No”, expresó.
Tampoco usó su relación personal con el ex gobernador para generar incidencia en la licitación.
Según dijo, se enteró de que el Ministerio de Turismo de Entre Ríos tenía esa idea en una charla con el intendente del partido bonaerense de General Pueyrredón. Llamó entonces a la cartera provincial donde le informaron que se iba a hacer una licitación. A partir de allí, comenzó a pedir presupuestos para diversas actividades e instalaciones que luego se colocaron en el parador. Esta práctica es habitual, dijo, en el negocio de eventos: todo el tiempo se piden presupuestos sin compromiso como para tener una idea de qué presupuestar en la licitación.
Por otro lado, dijo que al ex ministro de Turismo Hugo Marso lo conoció recién el 3 de enero de 2015 cuando se inauguró el parador. Nunca antes, aseveró, tuvo contacto con él ni por teléfono ni en persona.
Además, descartó que imágenes de Urribarri se hayan expuesto en playa La Perla. Recordó que una agrupación política llegó unos días antes de la apertura con el planteo de que iban a colocarlas en juegos del parador. Se pusieron y fueron fotografiados los inflables con la figura del mandatario. Caruso llamó al área de Turismo y, a las cuatro horas según mencionó, se retiraron. Al día siguiente se abrió el evento sin que estas gigantografías estuvieran en exhibición, relató. En orden a esto, señaló que en el modelo de parador que presentó en la licitación (render), no se contemplaban las imágenes del ex mandatario.
Por otro lado, reconoció que Aguilera le prestó plata para cubrir un bache financiero por el parador. Y que devolvió el dinero una parte en efectivo y otra pagando una cuenta que el cuñado del ex gobernador tenía. En audiencias anteriores, se mencionó que los carteles en ruta que contrató Aguilera en Provincia de Buenos Aires para promocionar la figura de Urribarri fueron cancelados con una transferencia de “El Juego en que andamos”.
Uno de los puntos más altos de su declaración fue cuando negó ser el autor de un documento encontrado en un disco rígido externo cuyo secuestro está cuestionado por errores en el procedimiento. Se trata de una planilla de cálculo con formato XLS en el que supuestamente él, usando el sobrenombre de “Foia” con el que se lo conoce en el ambiente del espectáculo, le detalla a alguien denominado “Juampi” (para Fiscalía es Aguilera) movimientos de dinero y pagos. El documento tiene como título “esquema de devolución” y es una de las piezas clave de la acusación. Tiene formato de correo electrónico pegado sobre las celdas de Excel.
“Eso no lo escribí yo. Menos haberlo mandado”, afirmó. Además, dijo que el archivo no estaba ni en su teléfono ni en sus computadoras.
“Aguilera es daltónico”
Durante la tarde, declaró Emiliano Giacopuzzi. La teoría del caso de la Fiscalía es que es un testaferro de Aguilera, quien sería el real dueño de la empresa TEP SRL y su marca comercial Formato Urbano, al igual que de la imprenta Next.
Giacopuzzi reconoció que es amigo de la infancia de Aguilera, pero negó terminantemente ser el “hombre de paja” en la relación. Y para sustentarlo dio un pormenorizado detalle de cómo surgió la idea de 5 Tipos, que construyó junto a Maximiliano Sena, y como el negocio derivó hacia Next y TEP. En orden a esto dijo que tampoco el cuñado de Urribarri tenía injerencia en las firmas. “Parece que ser amigo de alguien es un delito”, reflexionó.
Luciana Almada, pareja de Aguilera, trabajaba con Sena y Giacopuzzi en 5Tipos. Y luego en Next. Cuando Giacopuzzi quiso dar el salto a TEP, le ofreció asociarse. La primera respuesta que recibió de ella fue que hable con Aguilera, dado el vínculo existente, porque la amistad y los negocios no siempre tienen que mezclarse.
En una jornada de pesca, Giacopuzzi habló con el cuñado del ex gobernador. Y le dijo que necesitaba a su esposa en el nuevo negocio. “No se lo propuse a él porque estaba muy metido en la política. Se lo dijo. Además, Aguilera es daltónico”, señaló.
También se le exhibieron varios archivos que la Fiscalía presentó como pruebas de que entre las firmas TEP y Next y las compañias publicitarias en vía pública Bustamante y Montañana había una cartelización para captar el grueso de la publicidad oficial. Giacopuzzi explicó los números y afirmó que se trataban de operaciones de cuenta corriente entre proveedor y cliente. Y que regularmente vigilaban los números de las deudas de Bustamante y Montañana para que no se disparen.
Asimismo, comentó que en el pináculo de su negocio, las ventas al sector público apenas llegaban al 30% de la facturación. Y, poniendo como ejemplo una de las órdenes de publicidad que la acusación puso bajo la lupa, mostró que desde el momento de la contratacion hasta el pago pasó un año y cuatro meses. “Si verdaderamente Juan Pablo, cuñado de Urribarri, me estaría favoreciendo no encuentro el nexo conductor. Porque en ese lapso tuve que seguir manteniendo mi planta”, reflexionó.
Además, aclaró que la remuneración menor a la de la contadora Corina Cargnel que figuraba en una de las planillas se debía a que él pidió tener un ingreso fijo en la empresa. Pero a esto se debían agregar los adelantos de ganancias que recibía como propietario y socio gerente, lo que inclina a su favor el monto en dinero.