Un estudio reveló que el 77% de los consumidores buscan opciones de alimentos más saludables tras la pandemia del Covid-19.
POR GUSTAVO KAHL (*)
El mundo cambia de manera permanente y las personas evolucionan hacia nuevos horizontes. Este tiempo de la historia que le toca atravesar a la humanidad transforma cada uno de los hábitos y costumbres de la vida cotidiana y hace que muchos consumidores empiecen a poner el foco en cuestiones a las que antes quizás no le prestaban mayor atención, como la alimentación, el bienestar, la salud y la sustentabilidad.
El 77% de los consumidores buscan opciones de alimentos más saludables tras la pandemia del COVID, y dentro de las opciones buenas para el organismo, cada vez más personas optan por productos a base de plantas. El 56% de las personas que lo hacen señalan que el motivo es cuidar la salud, mientras que el 42 lo elige por su sabor y el 41[1] para darle a su dieta más variedad.
En ese marco, es una responsabilidad de la industria alimenticia identificar y escuchar las demandas de los vegetarianos y flexitarianos. El mercado de productos alternativos a la proteína animal es uno de los de más rápido crecimiento en el mundo de la alimentación, con un 8,4% anual, según datos globales de una investigación realizada por Good Food Institute (GFI).
El gran potencial de este mercado marca la necesidad de adaptación de los procesos de las compañías productoras de alimentos que pretendan acompañar y liderar este nuevo paradigma mundial, en el que la proteína vegetal cobra cada día mayor protagonismo. Para lograrlo con éxito, resulta fundamental atender dos cuestiones clave: lograr un producto de calidad y hacerlo respetando el medioambiente.
La valoración del desarrollo sustentable es otro de los desafíos del sector y un pilar esencial en todo el proceso productivo. Transitar de manera adecuada este camino sólo es posible si se contempla a toda la cadena involucrada, con el objetivo de cuidar a los vegetales desde el momento de la siembra, durante la cosecha y, finalmente, al procesarlos.
Asumir de manera genuina y transparente el compromiso de mitigar los impactos sociales y ambientales y ampliar las acciones con efectos positivos contribuye al desarrollo socioeconómico y al mantenimiento y recuperación de la biodiversidad donde se llevan a cabo cada una de las operaciones.
Está claro que el mercado de la alimentación se encuentra cada vez más exigido por personas que se replantean sus hábitos de consumo: se preguntan por el origen y el procesamiento de lo que comen, demandan conciencia sustentable y esperan prácticas responsables en cada eslabón de la cadena. Debemos atenderlo sin demoras. Así, la industria alimenticia podrá dar un nuevo paso hacia el futuro.
Los datos pertenecen a una encuesta realizada por Mintel, GFI, IFIC, Datassentials, FMCG Gurus, Statista.
(*) CEO DE MARFRIG ARGENTINA.
FUENTE: Ámbito