La Región Centro, el nuevo punto neurálgico de la política argentina

Un análisis de la consultora Isasi – Burdman da cuenta del crecimiento de la Región Centro como concepto político condensado por la buena imagen de sus gobernadores. Representan cerca del 25% del PIB nacional y más del 40% de las exportaciones argentinas.

El 24 de agosto se cumplieron 30 años del juramento de la Constitución Nacional reformada. Fue en el Palacio San José, en Entre Ríos. Previamente, los convencionales constituyentes habían sesionado en las ciudades de Santa Fe -sede histórica de las asambleas constituyentes- y Paraná -la primera capital de la Confederación Argentina. La paradoja fue que en la Región Centro se había cocinado la nueva Constitución, pero ésta dio origen al “ambacentrismo” que la terminó relegando. Porque a partir de esa reforma constitucional nació el poderío electoral bonaerense, y la fábrica porteña de presidentes.

Antes de la reforma de 1994, cuando existía el Colegio Electoral para la votación presidencial, la Región Centro (Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos) y la provincia de Buenos Aires estaban más parejas: la suma de las tres provincias tenía 56 electores, y Buenos Aires tenía 77.

Pero con la reforma todo cambió, ya que al eliminar el Colegio e imponer el voto directo, el populoso distrito bonaerense pasó a significar casi el 40% del padrón nacional, y la Región Centro el 20%.

Desde ese momento, los aparatos de la provincia de Buenos Aires comenzaron a dominar la política argentina. Y la zona núcleo agroindustrial, a pesar de ser motor económico del país, pasó a un segundo plano en lo político.

A ello hay que agregar que, en 1994, nació la “política porteña”, con la creación de la Jefatura de Gobierno de la capital, que antes no existía.

Dos jefes de gobierno porteños -Fernando De la Rúa y Mauricio Macri- fueron presidentes, y otro -Horacio Rodríguez Larreta- quiso serlo. Los porteños, además, colonizaron también a la propia provincia bonaerense: Daniel Scioli, María Eugenia Vidal, Axel Kicillof. La reforma de 1994 le dio al AMBA un protagonismo inédito. Mientras que la Región Centro, aunque supo alzar su voz para protestar contra los excesos del ambacentrismo -no casualmente, la “crisis del campo” de 2008 se inició aquí- quedó condenada al provincialismo.

Sin embargo, cabe preguntarse si no ha llegado su hora. Los dos grandes eventos políticos del último año -la Revolución Milei y el Efecto Alberto- ponen en crisis el ambacentrismo.

Como sostenemos en nuestro informe especial del mes de agosto, la provincia de Buenos Aires enfrenta una profunda crisis de representación, y demanda una urgente renovación de dirigentes.

Por otra parte, el surgimiento de Milei y la actual división del PRO porteño en torno a cómo posicionarse ante el presidente libertario sumergen a la otrora vidriera electoral nacional en una fuerte discusión interna que no se resolverá fácilmente.

Y mientras Buenos Aires cruje, la Región Centro se consolida como territorio político de esta época.

Por un lado, la base electoral afín al oficialismo se ensancha, y esto se ha profundizado con el Efecto Alberto. En nuestra encuesta de Julio, 49% de los consultados de la Región Centro estaban dispuestos a votar en 2025 por «candidatos que apoyen a Milei» y 43% por «candidatos opositores a Milei», pero en la de agosto, Efecto Alberto mediante, hay un 54% de intención de voto afín al oficialismo y un 32% de afinidad con la oposición. Muy por encima de la media nacional (47 a 37), la Región Centro se afianza como el bastión del presidente.

Siendo la Región Centro el territorio con mayor afinidad de base con el oficialismo nacional, no es casual que estos 3 gobernadores, pese a sus orígenes partidarios disímiles, confluyan en un “dialoguismo” con la Rosada, y una defensa de la Región como marca de gestión. Esa fórmula les permite conservar buenos números, inclusive mejorarlos, y no tiene sentido modificarla.

Pero esta buena noticia tiene su lado incómodo: obliga a actuar. La desventajosa rivalidad con la Provincia de Buenos Aires era una buena excusa de los líderes políticos de la Región Centro cuando la cadena agroindustrial les pedía protagonismo: “la pulseada está perdida”. ¿Y ahora? Cuando el AMBA comienza a comprimirse, ante la crisis de representatividad y liderazgo que atraviesan los dos distritos electorales más gravitantes del país -la provincia de Buenos Aires marcada por la transferencia negativa del Efecto Alberto hacia Kicillof y el kirchnerismo, y la ciudad de Buenos Aires por la división del PRO que generó Milei- se generó un vacío y una expectativa.

Ha crecido el valor de la Región Centro como concepto político condensado por la buena imagen de sus gobernadores y de su pujante sector agroindustrial, que en conjunto representa cerca del 25% del PIB nacional y más del 40% de las exportaciones argentinas. Un tiempo donde se va tejiendo como un crochet que junta las fibras para una nueva manta que los envuelva a todos.



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *