La recaudación de tributos provinciales alcanzó en el primer semestre del año un crecimiento del 69% con respecto al mismo período del año pasado, según datos del Ministerio de Economía de la Provincia a los que tuvo acceso Valor Local. El impuesto a los ingresos brutos sigue siendo la principal entrada. Las familias pagaron más impuestos por sus casas que los productores agropecuarios por sus campos.
Por Juan A. Bracco
La recaudación que lleva adelante la ATER sumó entre enero y junio de este año un total de $ 26.171.651.046, cifra superior en $ 10.691.063.793 a los $ 15.480.587.253 que colectó en el mismo período del año pasado.
En porcentajes, el incremento entre el primer semestre del 2020 con el año en curso se ubica en el 69%, es decir 20 puntos por encima de la inflación anual acumulada en los últimos doce meses. Esto implica que el Estado provincial tiene recursos para atender la suba promedio de los bienes y servicios que el año pasado y para gastar más.
Vale destacar que este período en análisis tiene particularidades propias producto de la pandemia de Covid – 19 y el aislamiento que, en mayor o menor medida, se registró durante el 2020 para frenar los contagios.
En efecto, entre abril del 2020 y el mismo mes del año 2019 se produjo una caída nominal de la recaudación. Por eso, durante varios meses los ingresos estuvieron por debajo de la variación inflacionaria. Esto implicaba que el mayor ingreso nominal de dinero no alcanzaba para cubrir las mismas erogaciones que el año anterior.
Es por eso que se registra una variación de hasta el 117% en algunos meses del primer trimestre del período en curso.
Impuestos principales
El principal tributo sigue siendo ingresos brutos. Representó el 64% de la recaudación aportando un monto de $ 16.807.790.217. Esta cifra implica $ 6.995.463.263 más que en el mismo período del año pasado, cuando se colectaron $ 9.812.326.954. En valores porcentuales, el incremento se ubicó en el 71,3%, 22 puntos por encima de la inflación.
Debido a que IIBB es un gravamen que se aplica principalmente sobre el comercio y los servicios (industria y actividades primarias están exceptuadas casi por completo), el dato permite establecer que han mejorado los niveles de consumo en la población.
En segundo lugar en la escala se encuentra el inmobiliario. Este tributo se subdivide en dos: el inmobiliario urbano y suburbano que abonan principalmente los hogares y las superficies comerciales ubicadas en ciudades y pueblos y el rural, que grava campos y otras superficies productivas.
El inmobiliario rural es el único impuesto que surge de una negociación. A principios de cada año, las autoridades de Economía y Producción reciben a las organizaciones agropecuarias y discuten qué pagarán.
Durante el primer semestre del año, el inmobiliario aportó el 15% de la recaudación sumando $ 3.854.851.956. El urbano y suburbano arrimó $ 2.263.335.575 (58,7% del tributo y 8,8% del total) y el rural $ 1.591.516.381 (41,3% y 6,2%, respectivamente).
Corresponde mencionar que hasta el 30 de junio estuvo vigente la ley de emergencia, que fijaba un incremento del inmobiliario rural para las superficies de más de un mil hectáreas.
El gobernador Gustavo Bordet no prorrogó la norma. La razón es que efectuaba descuentos a activos y pasivos de la administración pública para atender el déficit de la Caja de Jubilaciones.
Por eso es probable que la brecha entre lo que pagan las familias y los productores agropecuarios se estire un poco más a fin de año.
Otros impuestos
El impuesto sobre los automotores es el tercer gravámen en importancia, con un aporte de $ 2.837.693.922. Luego se ubica el impuesto a los Sellos ($ 1.787.075.238, 7% del total). Por debajo la Ley 4035 ($ 538.462.482 – 2%). Y finalmente el impuesto a las profesiones liberales: $ 222.521.911, con una implicancia del 1% sobre el global.