Con una deuda superior a US$ 128 millones y sin capital de trabajo, Celulosa Argentina suspendió su actividad productiva. El deterioro de la empresa se aceleró en abril y no logró cerrar aún un acuerdo con los acreedores.
Celulosa Argentina, una de las empresas más emblemáticas del sector papelero en el país, decidió frenar la producción en dos de sus plantas industriales, ubicadas en la provincia de Buenos Aires y Santa Fe. Así lo comunicó a la Comisión Nacional de Valores (CNV) en un reporte donde la empresa informa su situación de crisis. Las plantas afectadas son las de Capitán Bermúdez y Zárate, que actualmente permanecen inactivas. La compañía, con más de 100 años de operación, señaló que se están llevando a cabo únicamente tareas de mantenimiento menor con el personal propio, que no ha tomado vacaciones.
“Nos dirigimos a ustedes con el fin de informar que las plantas industriales de Capitán Bermúdez y Zárate se encuentran actualmente inactivas, realizándose únicamente tareas de mantenimiento menor con el personal propio que no ha tomado vacaciones”, expresó la empresa en un comunicado.
Esta suspensión de la producción responde a un marcado deterioro del capital de trabajo, causado por el complejo contexto económico y financiero que atraviesa la compañía. La situación había sido previamente anticipada en informes emitidos el 7 de abril, 7 de mayo y 6 de junio de este año, donde la firma detalló sus dificultades.
Reestructuración de deuda y búsqueda de nuevos socios
Celulosa Argentina continúa en un proceso de reestructuración de sus pasivos financieros, buscando nuevos socios o inversores que puedan aportar capital para recapitalizar la empresa y asegurar su continuidad operativa. La compañía también informó que está trabajando en la recomposición de su capital de trabajo, lo que podría abrir el camino para recuperar la viabilidad de sus operaciones en el futuro cercano.
La empresa está controlada por Tapebicuá Investment Company, un grupo inversor integrado por los empresarios José Urtubey, Juan Collado y Douglas Albrecht, quienes, según información oficial, no han logrado frenar el impacto de la crisis que atraviesa la compañía. Celulosa Argentina tiene una deuda superior a los 128 millones de dólares y ha enfrentado dificultades severas para cumplir con sus obligaciones financieras.
En abril de este año, la firma había anunciado que no podría hacer frente al pago de títulos de deuda y otras obligaciones, debido a la caída de más del 30% en las ventas en el mercado local, así como un incremento de los costos fijos en dólares.
El impacto de la crisis y los pasos hacia un acuerdo
La crisis financiera de Celulosa Argentina se agudizó en mayo, cuando la empresa entró en default y presentó una propuesta de reestructuración de su deuda a los acreedores. El plan de reestructuración incluye la postergación de pagos de capital por dos años, intereses a una tasa del 3% en dólares y 5% en pesos, y la subordinación del cobro de 21 millones de dólares por parte del accionista mayoritario. Sin embargo, hasta el momento, no ha logrado cerrar el acuerdo con sus acreedores.
En caso de no llegar a un acuerdo con los mismos, la empresa contempla la posibilidad de avanzar con un Acuerdo Preventivo Extrajudicial (APE), judicializado si fuera necesario. En un giro aún más dramático, en julio, Celulosa Argentina fue demandada por quiebra por uno de sus principales acreedores, lo que eleva aún más la presión sobre la compañía.
El deterioro de la situación fue acelerado en abril, cuando la empresa contrató a VALO Columbus, una consultora externa, para diseñar un plan de reestructuración. Entre abril y junio, Celulosa acumuló compromisos financieros por 25 millones de dólares, de los cuales más del 56% corresponde a deuda de corto plazo. La empresa también reportó una pérdida neta de 38.769 millones de pesos en su balance cerrado en febrero de este año, lo que evidencia la magnitud de la crisis financiera por la que atraviesa.
Fuente: Con información de Clarín