La industria cierra un año atípico, en el que las circunstancias especiales que vive la provincia, el país y el mundo confirmaron, una vez más, la vitalidad del sector para reactivar la economía. Tras el golpe duro de la pandemia, los establecimientos productivos volvieron a ponerse poco a poco de pie y atender las múltiples y cambiantes demandas de los mercados. Sin embargo, permanecen los interrogantes respecto de cómo y por cuánto tiempo se sostendrá esta situación.
Más allá de las diferencias, en general las diversas actividades industriales, tanto de Entre Ríos como del resto de la Argentina, registraron este año niveles extemporáneos de producción y ventas. Esto provocó un aumento del uso de la capacidad instalada y la recuperación de algunos indicadores previos a la pandemia, pero, al mismo tiempo, derivó en distintos cuellos de botella respecto de insumos y plazos.
En este escenario, queda otra vez en evidencia la fuerza que pueden dar los entramados industriales a la necesaria recuperación que requiere el país. De todas formas, de cara al comienzo de un nuevo año, resulta imperioso que los Estados brinden señales claras que den certidumbre y previsibilidad. Sostener en el tiempo este camino de reactivación productiva es clave para regenerar también el empleo y comenzar a revertir los preocupantes indicadores sociales de pobreza, indigencia y desocupación.
En otras palabras, para ratificar en 2022 el impulso de la industria entrerriana y argentina, es necesario poner en marcha un conjunto de políticas públicas que permitan, en primer lugar, estabilizar y armonizar las variables macroeconómicas y, en segundo lugar, garantizar políticas industriales específicas que motiven a realizar nuevas inversiones y crear más puestos de trabajo. Los tiempos exigen dejar de lado la improvisación y promover medidas coordinadas de mediano y largo plazo.
En ese sentido, la industria celebra su capacidad para movilizar las fuerzas vivas de la provincia y el país. No obstante, debe quedar en claro que los motores de la recuperación productiva penden de un hilo cuando se pone el foco en el fenomenal proceso inflacionario, la elevada presión fiscal, las dificultades de financiamiento, las restricciones cambiarias, la política monetaria y, fundamentalmente, los permanentes cambios en las reglas de juego.
El crecimiento y desarrollo de la industria y sus trabajadores debe ser el resultado de una política deliberada y no el efecto rebote de un contexto atípico. El cortoplacismo no es una opción viable. Por ello, resulta fundamental que al mismo tiempo se generen incentivos a los parques industriales, se brinden herramientas de promoción industrial, se definan y ejecuten programas educativos sostenibles y se promuevan más inversiones en ciencia y tecnología. Para que ello sea posible, la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER) redobla el esfuerzo y ratifica su compromiso para realizar los diversos aportes que resulten oportunos. Del trabajo planificado y coordinado con el Estado y las instituciones -y a partir de un interés genuino para atender a las necesidades-, será posible transformar las oportunidades en hechos concretos. La industria tiene un enorme potencial y depende del sector público y privado definir las mejores estrategias que sostengan el sendero productivo con generación de trabajo pri