Gestión: Desafíos frente a la crisis en Argentina

En estas crisis es que los líderes salen fortalecidos o debilitados, es muy difícil que de ellas salgan empatados. Además en el rol de responder frente a estas distintas situaciones no están solos, siempre hay reacciones a favor o en contra, voces que generan disenso o al menos ruido frente a posturas o medidas tomadas.

El contexto político, social, económico y sanitario es de crisis, si hay una verdad evidente hoy, es esa. También que, en todas las gestiones en algún momento aparece alguna crisis, por uno u otro motivo siempre hay algo inesperado que sucede que le hace mover un poco los cimientos a cualquier líder. En base a las respuestas frente a estas crisis es que los líderes salen fortalecidos o debilitados, es muy difícil que de ellas salgan empatados. Además en el rol de responder frente a estas distintas situaciones no están solos, siempre hay reacciones a favor o en contra, voces que generan disenso o al menos ruido frente a posturas o medidas tomadas.

Si nos posicionamos en la situación actual (de crisis agravada por la pandemia) podemos observar que han habido varios aciertos y errores, no voy a puntualizar cuáles, pero sí destacar a modo general que hay muchas, pero muchas personas que no saben qué es lo que pueden hacer y qué no (porque no se comunica bien, o directamente no se comunica), otras tantas que no tienen claro cuánto vale el esfuerzo que hacen frente a la pandemia, de qué sirvió o sirve, algo totalmente necesario cuando se le sigue pidiendo prácticamente todos los días que continúen con sacrificios y cuidados que antes no existían y cuando cada vez por diversas causas, continuar se hace cada vez más difícil.

Comunicar en la actualidad no es para nada fácil, la cuarentena administrada por regiones donde las medidas tomadas según cada localidad pueden ser distintas, sumado al exceso de información, la centralidad comunicacional de los medios masivos en regiones como el AMBA, las fake news, periodistas que desinforman, discursos políticos a veces totalmente desencajados y el previo desgaste de la credibilidad de la sociedad en los políticos, justicia y varias instituciones en general hacen que la tarea sea todo un desafío. Pero aún de todas formas la comunicación sigue siendo clave, es más hoy probablemente sea, el talón de aquiles o fortaleza de los liderazgos actuales. Hoy no alcanza sólo con saber ejecutar las medidas correctas en un siglo 21 ultra mediatizado y sobreinformado, donde cada persona es receptora pero a la vez generadora de información a mucha mayor escala que antes y en esa generación muy probablemente plasme sus subjetividades (a través de las redes sociales), donde la opinión pública se encuentra mucho más segmentada pero a la vez más conectada y cualquier disparador que toque fibras sensibles puede desatar un apoyo o repudio masivo de un momento para otro hasta incluso mezclando sectores que piensan distinto, un siglo 21 donde en Argentina lamentablemente muchas veces reina la posverdad ante que los hechos.

También existe otra verdad, las medidas desacertadas no necesitan de buena o mala comunicación, ya que están destinadas al fracaso tarde o temprano.

En resumidas cuentas los desafíos de los liderazgos en gestión en contexto de crisis pasan por tomar medidas acertadas en los momentos correspondientes y comunicarlas de manera correcta, esto último influye y mucho en la generación de confianza, relación muy necesaria de los líderes para con la sociedad en situaciones como las que atravesamos.

Sin alguna de estas patas es muy probable que cualquier liderazgo frente al contexto caiga significativamente, con el peligro que esto representa para la sociedad, ni hablar para la imagen de los protagonistas. La falta de coherencia en las decisiones y declaraciones generan un desgaste mucho mayor en los líderes frente esta coyuntura,  como así posiciones claras con sustento en datos reales y mostrar buenos resultados, genera apoyo.

Medidas correctas fuera de timing, de entrada no generan el mismo impacto positivo que aquellas que sí son tomadas en el tiempo adecuado (es decir no son eficientes), pueden ser cuestionadas por no haberse realizado antes o después generando un costo para el líder, o puede que directamente ya no sirvan. Apelando a una metáfora está claro que no es lo mismo apagar un incendio cuando recién comienza que cuando ya lleva mucho tiempo ardiendo.

Medidas acertadas mal comunicadas pueden generar ambientes de desconcierto y llevar de mínima a no generar la respuesta esperada por parte de la sociedad, incluso lograr directamente que no se cumplan las mismas, con lo que ello implica.

Cualquiera podría decir, pero tomar las medidas correctas, en el momento indicado y comunicarlas bien debiera aspirar a cumplirse siempre, no sólo en crisis, sí, pero que no se cumpla en contextos favorables es mucho menos dañino que en contextos desfavorables donde los errores son generalmente más costosos, menos perdonados y pueden desestabilizar liderazgos de manera mucho más rápida. Además siendo realistas, los líderes perfectos no existen, es natural que cometan algún error en algún momento, son seres humanos como todos, y en estos casos es mejor que los reconozcan de manera inteligente, cuanto antes si suceden.

Aquellos líderes que se encuentran en gestión y que no estén preocupados en que estas 3 cuestiones básicas traten de cumplirse de la mejor manera posible, o no estén bien asesorados en cómo manejarse en materia comunicacional en contextos de crisis y con un humor social negativo, muy probablemente sean los más perjudicados.

FUENTE: Pulso Consultores



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