Francisco pidió no pensar el mundo en “buenos y malos” o “amigos y enemigos”

“Cuánta necesidad tenemos de escucharnos y dialogar, para alejarnos del individualismo imperante, de los juicios apresurados, de la agresividad desenfrenada, de la tentación de dividir el mundo”, dijo el pontífice.

El papa Francisco pidió no pensar el mundo en base a las categorías de «buenos y malos» o «amigos y enemigos», en el contexto actual de una guerra en Ucrania a la que se refirió implícitamente como una «locura sin sentido» y, desde Canadá, criticó las políticas de «armarse hasta los dientes» como estrategias para la paz.

Francisco inició la segunda etapa de su visita de seis días al país norteamericano con una definición precisa sobre la actualidad mundial, en medio de lo una «agresividad desenfrenada» global y para la que convocó a abandonar la «carrera armamentística».

«¡Cuánta necesidad tenemos de escucharnos y dialogar, para alejarnos del individualismo imperante, de los juicios apresurados, de la agresividad desenfrenada, de la tentación de dividir el mundo en buenos y malos!», planteó el pontífice en Quebec, en una referencia implícita a los conflictos armados de la actualidad.

En el discurso que leyó ante autoridades políticas e indígenas del país, en lo que pareció una referencia implícita a la guerra en Ucrania, el papa lamentó que «hoy, ante la locura sin sentido de la guerra, necesitamos de nuevo calmar los extremismos de la contraposición y curar las heridas del odio».

«No necesitamos dividir el mundo en amigos y enemigos, distanciarnos y armarnos hasta los dientes: no será la carrera armamentística ni las estrategias de disuasión las que traigan la paz y la seguridad», convocó Francisco.

Para el papa, en esa dirección, «no hay que preguntarse cómo continuar las guerras, sino cómo detenerlas».

Frente al premier Justin Trudeau y representantes políticos y diplomáticos, el sumo pontífice pidió «impedir que los pueblos vuelvan a ser rehenes de las garras de espantosas guerras frías que se extienden».

«Se necesitan políticas creativas y con visión de futuro, que sepan romper los esquemas de los bandos para dar respuestas a los retos globales», reclamó en su primer discurso en Quebec, a donde llegó ayer tras tres días en Edmonton.

Antes del encuentro con las autoridades, Jorge Bergoglio y Trudeau se reunieron en privado en la Ciudadela de la ciudad símbolo de la parte francófona del país y residencia de la gobernadora general Mary Simon, con quien Francisco también tuvo un encuentro bilateral al llegar a Quebec.

En su discurso a las autoridades, el papa reclamó además que «la política no puede quedar prisionera de los intereses partidistas» para los grandes desafíos «globales» como el cambio climático o las migraciones.

«Hay que saber mirar, como enseña la sabiduría indígena, a las siete generaciones futuras, no a la conveniencia inmediata, a los plazos electorales o al apoyo de los lobbies», pidió en un discurso en el que también agradeció al gobierno canadiense la «generosidad en acoger a numerosos inmigrantes ucranianos y afganos».

En lo que fue el discurso de mayor contenido político de la gira que inició el domingo acompañado por un enviado de Télam a bordo del avión papal, el santo padre retomó además el hilo conductor de la primera etapa de su viaje, la denuncia del «mal» cometido en los internados que funcionaron en Canadá desde fines del siglo XIX hasta la década de 1990 en los que miles de niños nativos sufrieron abusos.

Francisco, que el lunes pidió perdón en nombre de la Iglesia por el rol de los cristianos en los internados, ubicó lo sucedido en las escuelas residenciales impuestas por el Gobierno canadiense para occidentalizar a los indígenas dentro de las «las colonizaciones ideológicas» que ha denunciado en su pontificado.

«Si en su momento la mentalidad colonialista se desentendió de la vida concreta de los pueblos, imponiendo modelos culturales preestablecidos, tampoco faltan hoy colonizaciones ideológicas que contrastan la realidad de la existencia y que sofocan el apego natural a los valores de los pueblos, intentando desarraigar sus tradiciones, su historia y sus vínculos religiosos», planteó.

Para el papa, «es una mentalidad que, presumiendo de haber superado las oscuras páginas de la historia, da cabida a la así llamada cultura de la cancelación, que juzga el pasado solo en función de ciertas categorías actuales».

En ese marco, Francisco definió como «escandaloso que la riqueza generada por el desarrollo económico no beneficie a todos los sectores de la sociedad» y consideró «triste que sea precisamente entre los nativos donde se registran a menudo muchos índices de pobreza, a los que se unen otros indicadores negativos, como la baja escolarización, el no fácil acceso a la vivienda y a la asistencia sanitaria».

Mañana, Francisco continuará con las actividades en Quebec, donde celebrará su segunda misa en suelo canadiense y luego mantendrá un encuentro con religiosos locales. El viernes, el papa se reunirá a primera hora con jesuitas canadienses en Quebec y luego partirá hacia Iqaluit, en el norte del país, para encontrar a representantes del pueblo indígena Inuit antes de emprender esa tarde su regreso a Roma.



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