El candidato presidencial del Frente Todos obtuvo una ventaja de más de 15 puntos porcentuales sobre Macri. El camino a octubre anticipa una mayor polarización todavía con Alberto Fernández a las puertas de un triunfo en primera vuelta.
Ni el más pesimista de los sondeos de intención de voto encargados por el gobierno de Mauricio Macri anticipó semejante debacle. En la Caa Rosada sabían que el escenario se presentaba fuertemente polarizado pero confiaban en que la ventaja que todas las encuestas otorgaban al binomio Alberto Fernández – Cristina Kirchner se limitaba a un puñado de puntos.
Lo cierto es que tras el papelón por la demora en la difusión de los datos oficiales, la Dirección Nacional Electoral informó que con el 88,17% de las mesas escrutadas el Frente Todos obtuvo el 47,34% de los votos frente al 32,25% de la fórmula integrada por Mauricio Macri – Miguel Ángel Pichetto. Más de 15 puntos de diferencia y guarismos que, de repetirse el 27 de octubre próximo, garantizarían un triunfo en primera vuelta de Fernández.
Muy lejos, con apenas el 8,35% de los votos quedó la fórmula integrada por Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey. Tan relegado quedó Consenso Federal que no llegó siquiera a erigirse en una tercera vía con proyección de futuro y muy probablemente pase a la historia sin pena ni gloria.
El escenario político ultrapolarizado quedó en evidencia en las urnas. Los dos candidatos más votados concentraron por sí solos el 80% de los votos y se espera que de cara a octubre los dos sumen más voluntades a medida que los votantes de otras fuerzas busquen un «voto útil» hacia alguna de esas dos fuerzas.
No le alcanzó al macrismo con profundizar en la grieta. Sin nada que mostrar a nivel económico y social luego de casi 4 años de gobierno, sin posibilidad de prometer nada en campaña luego de haber incumplido todas las promesas que hizo en 2015 al macrismo no le quedó otra opción más que la campaña del miedo. Y para eso apostó a profundizar la grieta todo lo que fuera posible.
Juntos por el Cambio apenas pudo imponerse en la Ciudad de Buenos Aires y en Córdoba. El resto del país se inclinó por el Frente Todos. En provincia de Buenos Aires donde María Eugenia Vidal, la espada de la coalición oficialista con los mejores índices de popularidad, cayó por 17 puntos frente al ex ministro de Economía Axel Kicillof.
No hubo lugar para esa arriesgada apuesta que ensayó el macrismo: un efecto arrastre a la inversa. En Juntos por el Cambio esperaban que la buena imagen de Vidal elevara a Macri. No sucedió y la pésima gestión del jefe de Estado en la Casa Rosada arrastró a la gobernadora. No hubo siquiera un corte de boleta significativo en favor de la mandataria provincial.
La gran duda pasa ahora por cuál será la estrategia del Gobierno para intentar revertir este pésimo resultado en los poco más de dos meses que faltan para las elecciones generales de octubre próximo.
Convencido todavía de sus posibilidades en la campaña de cara a las PASO Macri había asegurado que, de resultar reelecto en octubre, «haría exactamente lo mismo pero más rápido». ¿Mantendrá esa misma estrategia? ¿Insistirá con la necesidad de avanzar en una inmediata flexibilización al estilo de la imulsada por su socio Jair Bolsonaro en Brasil? ¿Pasará finalmente el «mejor equipo de los últimos 50 años» a la historia como el que obtuvo los peores resultados en todos los órdenes luego de 4 años de gestión? Este domingo las urnas le espetaron un resonante «no va más» a Macri.
FUENTE: Minuto Uno