«Él y otros policías vendían a una mujer atrás del hospital de La Paz», dijo la víctima en el juicio

Así lo declaró la expareja del policía Ángel Gerardo García en el juicio oral y público. Dijo que escuchó la aberrante acusación durante una discusión de su marido con un muchacho que le reclamada la explotación de su pareja por parte de uniformados. El policía de Santa Elena y La Paz Ángel Gerardo García, quien está siendo juzgado en el Tribunal Oral Federal (TOF) de Paraná por el delito de trata de mujeres con fines de explotación sexual agravada, una vez fue increpado por un joven que fue a su casa a reclamarle «que a su mujer, él y otros policías se la vendían entre ellos atrás del hospital de La Paz», según aseguró la expareja y víctima de García durante su declaración testimonial de este martes.

Ante la pregunta del fiscal General del TOF, José Ignacio Candioti, acerca de si tenía conocimiento de otras víctimas de explotación sexual de su exmarido aparte de ella misma, la mujer aludió a esta situación y a que durante unos carnavales que se celebraban en Esquina, Corrientes, ella misma había sido testigo de cómo «él prostituía a otra chica».

García, la víctima y algunos de sus hijos se habían mudado desde Santa Elena a La Paz porque el hombre había sido trasladado para trabajar en esa jurisdicción. Vivían en una vivienda de barrio Fátima de la cabecera departamental, casi a la entrada de la ciudad, el mismo lugar donde Gendarmería Nacional arribó a fines de abril de 2019 para rescatarla.

Allí, «un día a mi casa llegó un chico de la edad de mis hijos, con una muchacha. Estaban discutiendo (con su marido). Yo nunca me acercaba cuando algo así pasaba pero esa vez me acerqué no se por qué, y escuché que el chico le estaba diciendo que a su mujer, él (García) y otros policías se la vendían entre ellos atrás del hospital de La Paz», expresó la víctima en el juicio oral y público ante el juez Roberto López Arango. Aquel día, el imputado desmintió esa versión y «dijo que era una venganza» vinculada con su trabajo de policía, contó la mujer según pudo registrar La Sexta.

IDENTIDADES FALSAS: PAMELA ZÁRATE Y SEBASTIÁN LEJOS

Como suele suceder en los casos de trata de personas, el policía Ángel Gerardo García no explotaba a la víctima con sus nombres reales. De acuerdo a la declaración testimonial de la mujer: «Él tenía mi DNI. Me hacía llamar Pamela Zárate y él se hacía llamar Sebastián Lejos». «Cuando le dije que cómo iba a hacer eso, me respondió: ‘No te preocupes, no te olvides que soy policía'», afirmó la mujer.

Dijo también que el imputado «tenía un segundo chip y doble WhatsApp» y con ese nombre de fantasía, Pamela, se hacía pasar por ella y la ofrecía a potenciales prostituyentes.

Una vez le mostró algunos de esos chats que incluían frases aberrantes hacia ella y que García asentía haciéndose pasar por su víctima. Ella le reclamó que no lo hiciera pero él minimizó la situación: «Es una broma, un chiste de hombres», sostuvo que le dijo.

«SUS PADRES SABÍAN Y SE CALLARON LA BOCA»

La acusación hacia los padres de García corresponde a los testimonios tanto de la víctima como de su hermana, la denunciante.

«Al primero que le dije lo que pasaba fue a su papá», indicó la mujer durante la audiencia del martes en referencia a una situación que ubica «hace 7 u 8 años».

No era común que ellos estuvieran solos porque García no permitía las visitas ni de sus propios familiares si no estaba él presente, e incluso «tenían que avisar con dos días de anticipación y si él daba el ok, venían», señaló la víctima. Pero el hombre aquel día «llegó sin avisar», lo que hizo posible la reunión.

«Le dije que su hijo me vendía, que me filmaba y con eso me amenazaba. Pero enseguida llegó él, que no sé cómo se enteraba, y me agarró del cuello», afirmó y aludió a una posterior discusión familiar en la que, como siempre, García retomó el control de la situación.

Tanto uno de los hijos de la mujer -en la audiencia de este miércoles- como su hermana -en la del martes-, refirieron a esta misma situación: «Los padres de él sabían y se callaron la boca», expuso la hermana de la víctima.

DECLARÓ LA MÉDICA: «NUNCA ME PASÓ ALGO ASÍ»

Este miércoles se desarrolló la segunda audiencia del juicio, en la que declararon dos hijos de la víctima, quienes reforzaron los testimonios de la mujer, su hermana y su madre, y complicaron aún más al imputado.

Ambos reconstruyeron, no sin dificultad y tristeza, las situaciones violentas vividas, el control extremo del victimario y que se enteraron de lo que García le hacía a su madre por boca de ella, tan solo uno o dos días antes del rescate por parte de Gendarmería Nacional en La Paz en abril de 2019.

La Fiscalía también ofreció el testimonio de la médica Claudia Marisa Vera, quien atendió en varias oportunidades a la víctima en la Salita de Fátima de La Paz, la que quedaba enfrente a la casa que García compartía con la víctima. La profesional corroboró los relatos que se escucharon durante la primera audiencia y dio cuenta de que veía a la mujer como una persona «tímida y angustiada, como que algo le pasaba».

Subrayó especialmente el evidente control que García ejercía sobre su pareja y que sospechaban, junto a sus colegas de la salita, que seguramente ella era «víctima de violencia». «Ellos tenían una conducta rara. Ella nunca salía, nunca se la veía afuera ni se relacionaba con los vecinos, estaba como encerrada. Y cuando se cruzaba a la sala y empezábamos a hablar, aparecía él, que no sé cómo se enteraba, golpeaba la puerta, quería pasar, y entonces ella suspendía la consulta», dijo.

Y remarcó: «Me llamó la atención una vez que llegó el señor García y quiso presenciar el papanicolaou de ella. Nunca en mis 21 años de profesión me había pasado algo así».

La defensa también presentó a cuatro testigos que dijeron ser vecinos de la familia cuando vivían en La Paz -tres de ellos- y el empleado de una carnicería de la misma ciudad, quienes, de la mano de las preguntas del defensor de García, intentaron plantear la idea de que no habían notado nada raro, que quizás alguna vez habrían visto a la víctima sin su marido al lado, usando su propio celular o incluso transitando sola hacia la carnicería.

Uno de ellos expresó que la casa era visitada por familiares «regularmente», algo que se contradice con la idea de «aislamiento» al que era sometida la víctima según la acusación de la Fiscalía. El fiscal Candioti repreguntó sobre este punto, pidió precisión al respecto y el testigo reconoció no saber si aquellas presuntas personas eran o no familiares ni cuántos ni cuándo se habrían concretado las supuestas visitas.

Según puso en evidencia el fiscal y logró que el testigo reconociera, habían tenido contacto y hablado sobre su declaración tanto con el propio García como con su abogado.

Desistieron de convocar a dos testigos durante la segunda audiencia: el del hermano de la víctima -quien necesitaba que le brindaran una hora exacta para contactarse de modo virtual dado que se encontraba en otra provincia en su horario laboral y debía trasladarse hasta su domicilio, lo que no fue posible- y el de otro hombre presentado por la defensa, quien presentó un certificado médico por ser paciente de riesgo en la Jefatura Departamental La Paz de Policía, desde donde declararon por videollamada todas las personas ofrecidas por el abogado defensor.

El juicio continuará el jueves y viernes con más testimoniales. Este último día, 19 de marzo, ya podrían tener lugar los alegatos de cierre, según anticipó el juez López Arango.



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *