Francisco aterrizó en Bagdad para la primera visita de un Papa a Irak, en la que buscará reforzar los lazos con el islam, llevar consuelo a la perseguida y diezmada minoría cristiana del convulso país y pedir por la paz en Medio Oriente.
«Es un viaje emblemático a una
tierra martirizada. Un deber moral», planteó el Papa a bordo del avión en
el que aterrizó a las 13.45 en el aeropuerto internacional de la capital
Bagdad, tras un vuelo de cuatro horas desde Roma.
En su primera actividad oficial en suelo iraquí,
el Papa se reunió durante 20 minutos con el primer ministro Mustafa Al Khadimi
en el salón VIP del aeropuerto, antes de dirigirse al Palacio Presidencial para
encontrar al presidente Barham Salih.
Frente al mandatario, el Papa pronunciará el
primero de los siete discursos que dará en Irak, antes de dirigirse al clero
local durante un encuentro en la catedral católica siríaca de Nuestra Señora de
la Salvación.
Según fuentes consultadas por Télam, se espera que
Jorge Bergoglio se refiera a la situación social y política del país, que
enfrenta una grave crisis económica y busca dejar atrás el intervencionismo de
las potencias occidentales iniciado con la invasión estadounidense de 2003.
La Iglesia que visitará hoy el Papa, en el corazón
de Bagdad, se convirtió en un ícono de la violencia del extremismo islamista
tras un ataque suicida del Estado Islámico (ISIS) en 2010 durante una misa
dominical en el que murieron más de 50 personas.
Tras el ataque, se inició un proceso para beatificar a los 48 fieles cristianos que murieron dentro de la iglesia, a la espera de que sean considerados «mártires» por el Vaticano.
La visita del Papa se da en medio de la fuerte suba de casos de coronavirus en el país asiático, con toque de queda vigente durante viernes, sábado y domingo y la prohibición del desplazamiento entre las regiones del país.
Tanto el Papa como toda la delegación, incluidos los 74 periodistas que lo acompañan, fueron vacunados en el Vaticano antes del viaje.
Antes de partir hacia Bagdad, Francisco se reunió hoy en el Vaticano con un grupo de 12 refugiados iraquíes llegados a Italia en los últimos años.
El viaje que el Papa inició este viernes es el primero en 15 meses, luego de un 2020 sin visitas fuera de Italia a causa de la pandemia. «Estoy contento de reiniciar los viajes», dijo a los periodistas a bordo del avión.
Mañana, el Papa se dirigirá a Nayaf, al sur de Bagdad, para una visita de cortesía a la máxima autoridad del islam chiita de Irak, el gran ayatollah Ali al-Sistani.
Líder religioso de gran ascendiente político en el país, Al-Sistani recibirá al Papa en una ciudad considerada santa para los chiitas, en la que se encuentra el mausoleo del imán Alí, yerno del profeta Mahoma y fundador de esa rama del islam.
Tras el encuentro con Al-Sistani, Francisco encabezará un encuentro intrreligioso en las ruinas de la ciudad de Ur, lugar de nacimiento según la Biblia del patriarca Abraham, símbolo de encuentro entre el judaísmo, el cristianismo y el islam.
El viaje de Francisco tiene también como marco el aumento de acciones armadas en las últimas semanas, incluidos ataques con misiles a distintos puntos de todo Irak, que hicieron que el pontífice decidiera usar, por primera vez en su pontificado, un auto blindado para desplazarse por el país.
(Télam)