Antes de ser echado de la Secretaría de Trabajo por el aumento de sueldos al presidente Javier Milei y los demás altos cargo, Omar Yasin había recibido la orden del ministro de Economía, Luis Caputo, de rechazar cualquier paritaria que permitiera aumentar los salarios por encima del 14% en marzo y del 9% en abril. Yasin, abogado laboralista del PRO, no sólo aceptó el tope sino que estuvo muy de acuerdo en aplicarlo. Veremos quién lo ejecuta de ahora en más: no se sabe aún el nombre del futuro secretario de Trabajo en un Ministerio de Capital Humano que conduce Sandra Pettovello y en que ya cayeron nueve funcionarios de relevancia en apenas tres meses de gestión.
El máximo impuesto por Caputo llevó a no se homologara todavía la paritaria de Camioneros, que estableció un alza salarial del 25% en marzo y 16% en abril, un 45% en este segundo bimestre. Este incremento se suma a otro 25% ya otorgado en enero y 16% en febrero, en un sector clave para la economía como es el transporte de mercaderías. Antes del despido, Yasin negociaba una rebaja de las subas de marzo y abril. Los gráficos pactaron en marzo 20% y el gremio de carga y descarga -el que rige en Mercado Libre-, un 17% ajustable por inflación. Los primeros habían conseguido 10% y 25% en los primeros dos meses del año y los segundos, 25% y 20%, respectivamente. Los encargados de edificios arreglaron 45% en marzo, el alza que más irritó al Gobierno por su impacto en las expensas.
Caputo considera que aumentos mayores de sueldos pueden elevar los costos de las empresas y elevar más la inflación, una preocupación que lo llevó a reunirse en los últimos días con fabricantes de alimentos y bebidas y supermercadistas. El ministro quiere que la comida no se encarezca más del 9% en marzo y pide a las empresas que, en lugar de ofrecer descuentos del 50% en la compra de una segunda unidad, aplique la oferta en la adquisición de la primera. ¿Reculará del dogma de la libertad de precios a algún tipo de presión más típica de gobiernos peronistas? Caputo también negó una nueva devaluación del peso oficial, como en diciembre, ya que recalentaría la inflación. Claro que sin devaluar los precios en dólares en la Argentina van quedando caros, para perjuicio de la producción de bienes industriales y servicios como la economía del conocimiento o el turismo. Lo que le advirtieron las compañías al jefe del Palacio de Hacienda es que las ventas están derrumbándose: en parte porque ellas subieron los precios, pero porque se les incrementaron los costos, aunque también porque los salarios en general de la economía están por el piso, publicó DiarioAR.
En los primeros dos meses de gestión de Javier Milei, en diciembre y enero, las remuneraciones del sector formal cayeron 20,7%, es decir todo lo que derraparon en los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri y el cuádruple de lo que bajaron en la administración de Alberto Fernández (-5%). En enero, el salario registrado subió 14,7% frente a una inflación del 20%. Hubo paritarias que cerraron el primer mes del año con subas muy por encima del índice de precios al consumidor (IPC), como aceiteros (41%), calzado (31%), mecánicos (38%), comercio (33%), textiles (31%) o seguros (32%), pero venía a compensar el descalabro que provocó la devaluación de diciembre. Además hay otros sindicatos y trabajadores que no consiguieron ningún alza en enero, como las empleadas domésticas, o que lograron subas por debajo del IPC, como los colectiveros (11%) o los de clubes (12%).