El caso de Maia nos debe hacer repensar ¿Que hacemos y que nos falta, porque tanta desigualdad social?

Habiendo superado la angustia de la desaparición, podemos preguntarnos ¿qué desnudan las últimas horas? ¿es un caso aislado o estamos frente a una realidad que nos excede?

Enviado a nuestra redacción CES (De Cristian Ulián)

 Las adicciones y la marginalidad son parte de la vida de millones de argentinos y  bajo  ningún  concepto  podemos  naturalizarlo,  debemos  asumir responsablemente una reconfiguración del Estado para su abordaje. En  el  año  2010,  a  través  de  la  sanción  de  la  Ley  26.657,  se  incorporó  a  las adicciones  dentro  de  las  enfermedades  mentales,  modificando  el  abordaje institucional y generando controversia si dicha decisión fue acertada.

Quizás sea conveniente diseñar una legislación que aborde específicamente la complejidad de  las  adicciones,  dejando  de  lado  mensajes  que  naturalizan  el  consumo  y brindando  soporte  político  y  presupuestario  a  los  organismos  que  abordan  la temática.

 Si  bien  se  encuentra  vigente,  su  aplicación  es  cuanto  menos  deficiente  por carecer de presupuesto, y las estructuras que debían suplir a las instituciones de internación no se encuentran operativas. Esta medida no sólo ha perjudicado a efectores de salud, que debieron pasar de tratar una sola patología a varias –de monovalentes  a  polivalentes-,  sino  que  los  tratamientos  ambulatorios  han generado que 25.000 personas aproximadamente hayan quedado nuevamente expuestas  a  vivir  en  la  calle,  a  estar  en  contacto  con  distribuidores  y  a  ser rechazados por sus afectos, dado que es muy compleja su reinserción familiar.

  La marginalidad convive con Maia, su mamá y su captor, carentes de educación, salud, vivienda, empleo. Y la lista puede volverse interminable. ¿Esto  es  nuevo?  Claramente  no,  y  marca  picos  en  épocas  de  crisis, especialmente,  en  destrucción  de  familias  e  incremento  de  vulnerabilidades, siendo  un  agravante  la  falta  de  sostenimiento  y  de  coherencia  de  políticas públicas entre los diferentes niveles del Estado, las posturas fundacionales de los  actores  políticos  y  el  divorcio  de  tomadores  de  decisiones  de  la  realidad, provocando una sucesión de fracasos. Ante esto, la pregunta que me surge es: ¿qué nos falta? Nos  falta  ser  humildes  y  reconocer  que  no  podemos  solos,  que  no  podemos divididos, que necesitamos diálogo, que necesitamos ponernos de acuerdo en las prioridades y trabajar hombro con hombro hasta que los bienes y servicios le lleguen a todos.

 Hace unas semanas el gobierno nacional presentaba el Consejo Económico y Social,  un  espacio  en  el  cual  van  a  confluir  actores  de  muchos  sectores  y acompañarán el proceso técnica y económicamente, personas e instituciones de reconocida trayectoria internacional.

El CES representa una esperanza. Es la posibilidad de mirarnos a los ojos, de escuchar,  hacer  el  esfuerzo  de  ponernos  en  el  cuero  del  otro  y  a  partir  del encuentro, pensar la Patria.

 El mayor desafío del CES es dejar de lado las antinomias estériles, para dar lugar a alianzas entre trabajadores  y empresarios, teniendo como objetivo producir más  y  mejores  productos,  agregando  trabajo  y  conocimiento  argentino  a  los bienes, donde el Estado esté disponible como facilitador. Pasar  del  conflicto  a  ver  la  política  desde  la  cooperación/colaboración  y  del monopolio del conocimiento,  al  conocimiento distribuido  donde  cada  persona puede aportar a los abordajes.

Entre  Ríos  tiene  herramientas  para  favorecer  el  diálogo  y  el  encuentro,  el Consejo Económico y Social está incorporado en nuestra Constitución Provincial en  su  artículo  53  y  ratificado  por  Ley  9.939/09.  Previo  a  la  pandemia,  el gobernador había anunciado su convocatoria en la Asamblea Legislativa. Algunos  están  convencidos  que  estos  espacios  son  poco  productivos  y destinado a ingenuos. Otros, estamos convencidos que ingenuo es pensar que vamos a solucionar los problemas que azotan a nuestra comunidad haciendo lo mismo de siempre y silenciando voces



Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *