En 1993, por ser esencial para el desarrollo de las poblaciones, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fijó el 22 de marzo como el Día Mundial del Agua con el objetivo de concientizar acerca de la importancia de este elemento vital y de la necesidad de preservar los recursos hídricos para que todos los habitantes del mundo puedan gozar de sus beneficios.
Sin embargo, de acuerdo a cifras proporcionadas por esta organización, 2.200 millones de personas viven sin acceso al agua potable, y esto está muy alejado de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente el Nº 6 que propone agua y saneamiento para todos antes de 2030, propuestos también por la ONU, en 2015, y al que adhirieron unos 200 países, incluida la Argentina.
Por su parte la Organización Mundial de la Salud (OMS) trabaja también para la salubridad y la calidad del agua, ya que se calcula que, de aquí a 2025, la mitad de la población mundial vivirá en zonas de escasez de este elemento y que su contaminación puede continuar generando enfermedades como la diarrea, el cólera, la disentería, la fiebre tifoidea y la poliomielitis.
El acceso al agua segura es un derecho humano y lo es también su calidad y disponibilidad. Según la ONU, 1 de cada 10 personas (de los 785 millones del planeta) carece de servicios básicos, incluidos los 144 millones que beben agua sin ningún tipo de tratamiento que la convierta en potable y saludable.
Qué pasa en nuestro país
“El último año, el Ministerio de Obras Públicas reactivó más de 1.000 obras que actualmente están en ejecución en las 24 jurisdicciones”, dice Enrique Cresto, administrador del Ente Nacional de Obras Públicas de Saneamiento (ENOHSA). Las obras son parte de una agenda oficial destinada a mejorar la calidad y el saneamiento del agua y lograr revertir las condiciones en las que se encuentra gran parte de la población de nuestro país.
En este sentido, un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) muestra el mapa del agua de nuestro país que expone también una triste realidad: en el comienzo del siglo XXI, con todo su desarrollo tecnológico, el 33,5% de la población vive en zonas sin acceso a agua potable ni red cloacal. Por su parte, la Plataforma del Agua, herramienta virtual que ofrece contenidos producto de una investigación abierta y colaborativa –desarrollada por un equipo de diversas universidades, organismos estatales, ONGs y empresas– destaca otros datos: 300 mil hogares no tienen baño, ni letrina, ni pozo.
Por su parte, el INDEC, en un informe del mes de abril de 2020, pone la lupa en lo crítico de nuestra actualidad que involucra al 12.9% de los hogares, donde habita el 15.3% de las personas del territorio argentino. En total, son 1.800.000 hogares urbanos donde viven más de 6 millones de personas que, entre otras, padecen estas situaciones:
– Hay más de 320 mil hogares que viven en un “hacinamiento crítico”, es decir, en los que habitan más de tres personas por cuarto. Estos mismos hogares entran en la clasificación de “saneamiento inadecuado” porque no poseen baño, lo tienen fuera del terreno o lo comparten con otros; también se incluye a aquellos que tienen un desagüe del baño no conectado a la cloaca o a cámara séptica y a los que no tienen descarga de agua.
– Son casi 800 mil hogares, en los que viven 3 millones de personas, que no poseen baños con descarga de agua, que entran en la categoría “saneamiento inadecuado”.
Sin dudas, este cuadro es un alerta rojo que obliga a la toma de decisiones que puedan revertir la falta del acceso al agua potable en la que transcurren los días de muchos compatriotas. Cresto explica que el presupuesto destinado a obras hídricas y saneamiento ha aumentado del 5%, en 2019, al 25%,en 2020, dentro del Presupuesto Nacional, como medida estratégica en el medio de esta pandemia en la que el agua es un elemento esencial para mantener la higiene, uno de los escudos contra el coronavirus.
“Además -declara Cresto- desde el ENOHSA, propusimos la creación de una Ley Federal del Agua, mediante la que se fijarían parámetros para la toma de decisiones presupuestarias respecto de las obras de agua y saneamiento en nuestro país, fijando un piso del 25% hasta cumplir los objetivos de la OMS”.
El cuidado y el ahorro de este recurso esencial es también una tarea individual que debemos tener presente cotidianamente. Existen diferentes y difundidas formas de ahorrar y no derrochar agua. Solo hay que tener presente que, como lo canta Serrat, “si el hombre está vivo, el agua es la vida”.