Desde la justicia toman su postura

La jueza de Ejecución de Penas apuntó a Códigos a la imposibilidad de «hacer las requisas como corresponden» por el hacinamiento. También se refirió a la intimidad de los presos con sus parejas en los pabellones.

Tras la difusión de un video que mostraba la brutal agresión a la que fue sometido un interno por parte de sus compañeros de celda en la cárcel de Paraná, desde el Servicio Penitenciario se confirmó que el atacante fue trasladado a otra unidad penal.

Las imágenes no solo dieron cuenta de la presencia de elementos corto-punzantes y celulares en el penal de Paraná, sino también de la falta de eficacia del sistema carcelario para controlar este tipo de sucesos, en un ambiente que se torna de suma violencia.

¿Cómo puede entenderse que dentro de la propia cárcel, no exista la seguridad adecuada para evitar este tipo de sucesos?

Al respecto, la jueza de Ejecución de Penas de Paraná, Cecilia Bértora, reconoció a Códigos el programa que se emite por Elonce TV: «Tenemos indicios que estos hechos ocurren con bastante frecuencia, pero en el contexto en el que están, con tan pocas comodidades, porque en un único espacio hay hasta 70 internos en la mayoría de los pabellones, y se hace difícil mantener una buena convivencia».

De acuerdo a lo que detalló la magistrada, «la competencia del Juzgado es la de acompañar al Servicio Penitenciario en relación a las medidas para solucionar estos conflictos, además de tratar de llevar una organización de los internos, para que los de la misma banda social, de un grupo social conflictivo, no compartan celda porque eso hace que se potencien o se posibilite el mismo funcionamiento que tenían anacrónico y anti-social fuera de la cárcel».

Sin embargo, explicó que los internos «se asocian para cometer hechos como el que ocurrió en estos días, donde tres internos lastimaron y robaron sus pertenencias a otro». «Son cosas que ocurren y tratamos de desactivarlas lo antes posible», acotó al respecto.

En la oportunidad, la jueza comentó que «algunos presos tienen buena relación con el Servicio Penitenciario y cuando advierten algún tipo de conflictividad, piden ser cambiados de pabellón, pero otros deciden silenciar todo tipo de cuestión».

«Como Juzgado instamos a que el interno denuncie y acompañarlo en ese proceso como si estuviese fuera de la cárcel, para que goce de los mismos derechos y garantías que cualquier otra persona, porque por estar privado de la libertad, no se va a privar de denunciar», justificó.

CELULARES. La difusión del video de la brutal golpiza a un preso, puso en evidencia una situación que, a juzgar por las diversas filmaciones que han trascendido en los últimos tiempos, son cada vez más reiteradas.

Bértora aclaró que los celulares no están autorizados. Fue en esa línea que apuntó al «hacinamiento por la cantidad de internos, en el que torna muy difícil conservar ciertos espacios para recibir visitas y hacer las requisas como corresponden».

«Al no haber espacios de visitas, muchas se producen dentro de los pabellones y ahí el control se torna muy difícil porque a las mujeres no se las puede revisar invadiendo su intimidad, y éstas aprovechan para llevar cosas en lugares privados», argumentó la magistrada.

«Todo lo que no puede ser advertido, no puede ser reprimido. Siempre que se sabe o se advierte una situación así, el Servicio Penitenciario toma medidas», agregó además.

RELACIONES INTERNAS. Más adelante se consultó a la jueza si está en conocimiento respecto a las situaciones denunciadas sobre internos que mantienen relaciones sexuales con sus parejas, en los pabellones en los que están alojados.

«Suponemos que ocurre -reconoció a Códigos-, pero desde el Juzgado no se avala. Desde el momento en el que se permite el ingreso de las visitas adentro de un pabellón, si no se advierte una situación sobre la cual haya que intervenir por se denota cierto nivel de violencia sobre la que haya que tomar recaudos, los internos comparten dentro de la intimidad del pabellón».

«Una vez que la visita entra a su pabellón, cada interno la recibe en su espacio íntimo y eso se respeta tanto por los internos como por los penitenciarios, porque mientras que no se advierta alguna situación de violencia, lo que pasa allí.. no sabemos si toman mate, o si mantienen relaciones sexuales», apuntó Bértora, al tiempo que aclaró: «Sobre eso no se puede intervenir porque es un ámbito privado que no se avala desde el Juzgado».

Fue en ese sentido que la magistrada encomendó: «Queremos espacios de visita que sean compartidos y que no haya ningún lugar que esté vedado al control, porque para mantener relaciones sexuales hay espacios habilitados con un trámite realizado y con otros horarios».

También solicitó «más ofertas de trabajo y de talleres, propuestas para actividades deportivas», aunque reconoció que no se da «por la falta espacios físicos o recursos para implementarlos». «Con dos horas de actividad física, no necesita nada más para dormir», estimó, al tiempo que comentó: «El interno está en un contexto de encierro, con su padecimiento y produce un reclamo constante, al cual tiene derecho, pero el punto es cómo dinamizar esa demanda».

FUENTE: El Once



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