El Paraná continúa en bajante en los puertos entrerrianos. Las postales desoladoras que muestran el escasísimo caudal del Riacho Victoria: la retirada del curso de agua no dejó más que barro y pasto seco.
El río Paraná se mantiene en bajante en los diferentes puertos de la provincia de Entre Ríos, lejos de sus niveles normales y muy por debajo de la marca de aguas bajas, y se espera que continúe descendiendo en los próximos meses hasta tener alturas negativas (debajo del nivel del mar) en todas las ciudades.
El Instituto Nacional del Agua (INA) apuntó que prevalece una «tendencia descendente» que «continuará predominando en los próximos tres meses» al menos, y pidió «especialmente» mantener «la captación de agua fluvial para consumo urbano».
Asimismo, espera que siga bajando sus niveles manteniéndose con alturas negativas en las ciudades de Diamante, La Paz, Victoria y Paraná al menos hasta octubre.
Al respecto el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, dijo días atrás que «se han secado humedales y lagunas donde están los peces, principal eslabón de la cadena» ictícola, y que «es algo histórico, que cuando uno lo ve desde el aire es aún más preocupante».
Por ello, tomarán «medidas integralmente para la provisión de aguas en las ciudades, pero también para el resguardo de la biodiversidad del río y para proteger las especies y la fauna ictícola», agregó en una conferencia de prensa.
En Paraná, el río bajó a 38 centímetros por debajo del cero de escala, y continúa lejos de su nivel de aguas bajas (2,30 metros) y de su altura promedio en julio (3,10 metros).
Según los pronósticos del INA, las aguas continuarán descendiendo y alcanzará los -55 centímetros a fines de agosto.
En tanto, en Victoria está estacionado en 1.07 metros, lejos de los 2,60 metros de aguas bajas y 2,61 metros menor al promedio de agosto, por lo que el INA prevé un promedio de -4 centímetros en septiembre y de -28 en octubre.
Algunas imágenes que muestran el escasísimo caudal del Riacho Victoria, un brazo del río Paraná, en la localidad de las siete colinas. Las postales son desoladoras: en la zona de la toma de agua y en el puerto frente a la sede de Prefectura, pueden verse cómo la retirada del curso de agua no dejó más que barro y pasto seco.
La bajante actual ya superó las marcas de 1971 (0,50 metros), las de 2020 y 1970 (0 metros), y hay que remontarse a 1944 para registrar una situación peor que la actual.
Ese año el río marcó -1,40 metros frente a Paraná, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11).
El INA espera impactos en «las tomas de agua para consumo urbano, para refrigeración de centrales de generación eléctrica y de procesos industriales» y problemas en «la navegación fluvial, fauna íctica, estabilidad de márgenes» y una «exposición a incendios en márgenes e islas».