Alberto Fernández con COVID-19: se reabre el debate acerca de si los vacunados pueden infectarse y cuánto dura el período de inmunidad

El primer mandatario contrajo coronavirus a través de un test rápido de antígenos. Aún falta conocer el resultado del PCR para lograr la confirmación. Su caso dispara dos puntos clave de la progresión de la pandemia: el contagio de los vacunados y cuánto tiempo dura la protección de las vacunas.

El positivo por COVID-19 que se conoció hoy sábado pasada la medianoche y que informó el propio presidente Alberto Fernández a través de su cuenta de Twitter casi que contesta una pregunta que ni siquiera la ciencia mundial aún se pudo contestar: la posibilidad de que una persona pueda contraer coronavirus a pesar de estar vacunada. En el caso del primer mandatario argentino recibió las dos dosis correspondientes de la vacuna Sputnik V, formulada con dos adenovirus diferentes.

Hay que señalar que por estas horas aún falta la confirmación de su positivo que brindará el test PCR sobre el que aún se aguarda el resultado. Y también persisten dos interrogantes: falta confirmar a través de un estudio genómico si se contagió de la misma variante originaria del SARS-COV-2 o de las nuevas cepas que circulan en el país -Manaos, Reino Unido, Río- cómo así también qué cantidad de anticuerpos generó como vacunado.

Fernández en el día de su cumpleaños por la tarde sintió primero dolor de cabeza, y luego tuvo fiebre -37.5-, cansancio y abatimiento; lo que disparó rápidamente la consulta con su médico personal, el doctor Federico Saavedra. Todo indica que el presidente en su calidad de vacunado cursará la enfermedad por COVID-19 como una afección leve y está protegido de una eventual internación, y sobre todo que se convierta en un paciente severo o que requiera tratamientos intensivos.

Según pudo saber Infobae a través de la Unidad Médica presidencial, hasta ahora el presidente se encuentra en buen estado de salud clínica, a partir del positivo que brindó el test rápido de antígeno. La unidad médica presidencial preparará su aislamiento, se le controlará su presión arterial cardíaca y se le practicará una evaluación pulmonar. También trascendió que se le hará un seguimiento de su salud neurológica para controlar lo que se conoce entre las secuelas postCOVID como niebla mental.

Desde el entorno presidencial se puso especial énfasis en remarcar que tanto la vacuna que recibió Fernández -la Sputnik V- como el resto, “su eficacia es principalmente contra la gravedad de la enfermedad, bajando la mortalidad. No son un escudo para no contagiarse, sino que se transita la enfermedad de una manera leve, como ocurre con la gripe. La vacuna no falló, sino que hace que el tránsito sea leve o moderado y que la mortalidad se mantenga en niveles de bajos a nulos”.

Reinfección y vacunados

Hace tan sólo algunos días, en una declaración que despertó interés global, la directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Rochelle Walensky, había celebrado el hecho de que quienes han sido vacunados contra el COVID-19, en gran parte, “no son portadores del virus”. Pero ante las dudas que despertó tal afirmación entre la comunidad científica, los CDC aclararon que es posible que algunas personas que están completamente vacunadas puedan contraer COVID-19. La evidencia no está clara si pueden transmitir el virus a otras personas. Seguimos evaluando la evidencia”.

Para el infectólogo argentino y experto en vacunas, Roberto Debbag, “los casos de infección tras vacunación son poco frecuentes pero ocurren. Puede ocurrir después de la primera dosis o después de la segunda”. De esta manera, se vuelve fundamental el cuidado post vacuna con distancia social y mascarilla”, explicó a Infobae.

Las vacunas pueden provocar dos tipos principales de inmunidad. Por un lado, la “inmunidad efectiva”, que puede evitar que un patógeno cause una enfermedad grave, pero no puede evitar que ingrese al cuerpo o haga más copias de sí mismo. Y por el otro, la inmunidad esterilizante, que sí puede impedir la infección e incluso prevenir casos asintomáticos. Lo ideal es que una vacuna logre producir inmunidad esterilizante.

Mirada de expertos

Sobre reinfección y vacunados, el médico infectólogo Eduardo López aseguró a Infobae que “todo va a depender de la cantidad de dosis de una vacuna que se haya dado una persona, del tipo específico de vacuna y de la cantidad de días que hayan pasado desde la aplicación. Si te das la vacuna hoy, los primeros catorce días te podés contagiar porque todavía no tenés anticuerpos. La eficacia de la Sputnik V, por ejemplo, empieza después de los diez días. En los estudios, la vacuna de AstraZeneca después de la primera dosis, en las primeras cuatro semanas demostró no tener más del 50% de eficacia. Incluso luego de la segunda dosis, no supera el 70%”.

“La vacuna protege contra las formas graves de la enfermedad. No evita al 100% el contagio. Por eso decimos que la vacuna es un elemento más de la protección contra el virus y debemos seguir cuidándonos”, manifestó consultado por este medio el infectólogo Lautaro de Vedia, ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología.

El debate continúa y aún no se logra consenso entre los científicos mundiales acerca de que la investigación actual está lejos de ser suficiente para afirmar que las personas vacunadas no pueden propagar el virus.

El caso del presidente de la República Argentina reafirma las preguntas científicas para las que aún no hay respuestas finales entre las vacunas disponibles contra el COVID-19 -sin distinción de plataformas tecnológicas, sean las genómicas de ARN mensajero o las formuladas con adenovirus como son la Sputnik o la de AstraZeneca- acerca de cuánto finalmente dura la protección o el llamado período de inmunidad sobre el inoculado.

FUENTE: Infobae



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