La iniciativa del gobernador Gustavo Bordet para regular la Fiscalía Anticorrupción creada por la Constitución provincial tuvo una buena recepción en los distintos niveles de los Tribunales locales, según la información a la que tuvo acceso APFDigital. Pese a esto, existen objeciones menores con respecto a su puesta en funcionamiento.
El proyecto para regular la Fiscalía Anticorrupción creada por el artículo 208 de la Constitución provincial fue recibido como una buena noticia en el edificio de Tribunales. Los operadores judiciales destacaron tanto el ordenamiento institucional que genera dar cumplimiento a una manda constitucional pendiente desde hace 15 años y el respaldo político e institucional a la lucha contra la corrupción que la iniciativa aporta.
Sin embargo, una vez conocido el texto del proyecto elaborado por la ministra de Gobierno Rosario Romero y su equipo, surgieron algunas observaciones puntuales.
El primer punto que se puso bajo la lupa fue de orden funcional. La creación de una Fiscalía Anticorrupción con tanta independencia, autonomía y recursos en el ámbito de otro organismo, el Ministerio Público Fiscal, hizo ruido. Las fuentes consultadas por esta Agencia sospechan que podría terminar gestándose una suerte de mamushka o muñeca rusa donde haya una estructura dentro de la otra.
En orden a esto, también hay dudas sobre cómo será la relación institucional y orgánica entre el Procurador General y el Fiscal Anticorrupción. Es un secreto a voces tanto en Tribunales como en la Casa de Gobierno que el proyecto está armado en función de la coyuntura actual.
Es opinión mayoritaria en Tribunales que el esquema verticalista del MPF ha deformado hacia una estructuración “arbitraria y opaca” por la conducción personalista del Procurador General Jorge Amilcar Luciano García.
“El proyeco está pensado para poder convivir con «Coque» y con lo que quede de su estructura”, indicó una fuente tribunalicia, apuntando hacia la figura de García y su entorno, devaluado después de la suspensión de la adjunta Cecilia Goyeneche, acusada de mal desempeño de sus funciones en la causa “Contratos”.
Cuando se conoció que el Jurado de Enjuiciamiento avanzaría con la acusación en contra de Goyeneche, la fiscala hizo fuertes declaraciones públicas, implicando directamente al gobernador Gustavo Bordet como uno de los supuestos responsables políticos del jury en su contra. Esto voló los puentes entre la Procuración y el Ejecutivo. El vínculo quedó restringido a lo estrictamente institucional.
Como asuntos que sustentan las dudas sobre cómo será la relación entre Procuración y Fiscalía Anticorrupción figura a su vez el vínculo entre los integrantes de la nueva dependencia y la distribución de recursos humanos.
La iniciativa pone a los fiscales adjuntos y al equipo técnico que conforma bajo la órbita exclusiva del Fiscal Anticorrupción. Pero al ser funcionarios del Ministerio Público Fiscal también están sometidos a la autoridad del Procurador, a quien la Constitución y la ley orgánica le dan amplísimas facultades para disponer traslados y responsabilidades.
Algo similar se observa sobre la facultad que tendrá el Fiscal Anticorrupción de delegar en fiscales locales la investigación de alguna causa. En caso de que el Procurador ordene a ese mismo agente fiscal a otra tarea o, incluso, lo traslade a otra parte de la provincia ¿qué prevalecerá?, es la duda.
El proyecto del Ejecutivo también le otorga a la Fiscalía Anticorrupción la posibilidad de crear un cuerpo profesional compuesto por contadores y técnicos informáticos que lo asistirán con su tarea. Todos deberán concursar en el Consejo de la Magistratura para ello. Se presenta allí una doble problemática.
La primera es que actualmente el Ministerio tiene un Gabinete con personal nombrado por García que cumple esas tareas. Queda abierto el interrogante de qué ocurrirá con quienes lo integran, sobre todo debido a la actuación que han tenido en causas recientes.
En el denominado “Megajuicio”, por caso, se conoció que las pericias informáticas las realizaron ingenieros biomédicos sin incumbencia profesional y sin matrícula para hacer la tarea, que una contadora hizo un cruce de llamados telefónicos y que otro profesional contable realizó informes donde la suma de la cifras parciales no coincidían con el número que figuraba en el total y donde los porcentajes acumulados de gráficos de torta sumaban 122%.
El segundo aspecto es legal. El título que se les otorga a los profesionales que actuarán bajo la égida del Fiscal Anticorrupción es el de “peritos”. Sin embargo, el Código Procesal Penal establece que las pericias solo pueden ser realizadas por peritos designados por el Superior Tribunal de Justicia. Los profesionales de la Fiscalía Anticorrupción sólo podrán realizar entonces informes técnicos (con menor valor probatorio que una pericia pues es información de una parte) o actuar como peritos de la Fiscalía en las pericias que realice un profesional designado por el Superior Tribunal de Justicia.
Otro aspecto que llama la atención es que los profesionales técnicos de la Fiscalía Anticorrupción serán designados por el Poder Ejecutivo, según indica el articulado enviado por Bordet a Diputados. Es que por la autonomía funcional el MPF, los empleados deberían ser nombrados por el Procurador y no por otro poder del Estado.
Donde también se diluiría la línea de separación de poderes, según observaron en Tribunales, es en el artículo séptimo del proyecto del Gobierno que tratará la Legislatura.
El apartado indica: “Si de la investigación practicada por la Fiscalía Anticorrupción resultare que el hecho investigado no constituye delito sino una violación de normas administrativas o de cualquier orden que no requieren intervención del sistema penal, el Fiscal Anticorrupción anoticiará de las resultas de la investigación al funcionario público de rango superior donde se hubieren desarrollado los hechos que motivaron las investigaciones, a los efectos que resulten pertinentes”.
El razonamiento que se sigue en Tribunales es que si no hay delito, fenece la acción de la Fiscalía. Y que darle parte al Ejecutivo o al Legislativo de lo ocurrido es una sobreabundancia que no se justifica.
El proyecto tomará estado parlamentario en la próxima sesión de Diputados. Será girado a comisiones y, luego de que se produzca el dictamen, llevado ante el pleno para su tratamiento. (APFDigital)