La resolución se publicó este martes en el Boletín Oficial. El medicamento llega a costar 140 mil pesos y gracias a la organización de las familias será incluido en el Programa Médico Obligatorio.
A lo largo y ancho del país, mamás, papás, niños y especialistas debieron familiarizarse con un nuevo concepto: la pubertad precoz. ¿Qué significa esto? Que comienzan a aparecer caracteres sexuales secundarios antes de los 8 años de edad en las niñas y de los 9 años en los niños. Es decir que sin buscarlo, las infancias se introducen a la adolescencia. Con todo lo que eso significa corporal, hormonal y psicológicamente.
Los síntomas son visibles. Suele presentarse el botón mamario en las nenas, crecer el volumen testicular en los varones, olor sudoral, vello en sus genitales y un crecimiento abrupto en poco tiempo; el famoso «estirón». Pero eso no es todo; también cambia el humor, aparecen nuevos dolores e incluso se modifican los gustos y preferencias.
Los factores van desde razones medioambientales como la alimentación, el sedentarismo hasta la exposición a la luz de las pantallas y el uso de elementos que contengan químicos y agrotóxicos.
«Me acuerdo que el pediatra me dijo que me quede tranquila y observe, porque a veces los síntomas pueden frenar. Pero en la pandemia aumentaron y enseguida nos derivó a un endocrinólogo», cuenta Renata Lucatti, mamá de una nena de 8 años que en pandemia comenzó con síntomas de pubertad precoz.
Después de descartar tiroides o tumores, el diagnóstico estaba sobre la mesa. Su nena de 8 años debía comenzar con el tratamiento hormonal, el cual es transitorio y reversible. Es decir, inyecciones trimestrales, de 120 mil pesos que pondrían en pausa la progresión de la maduración ósea. Y ahí comenzó la lucha porque no solo el costo es altísimo sino que además las inyecciones de triptorelina suelen estar en falta.
Con el dolor de los hijos a cuestas
«Me encontré con un agujero legal. Las obras sociales y prepagas te dan la espalda. Todo es burocracia», cuenta la mamá de Zoe. Y agrega, «tenes que explicar todo, todo el tiempo y nosotros vamos contrarreloj, nos demoramos y aparece un síntoma nuevo». Incluso su nena estuvo internada varios meses porque no podía moverse del dolor de huesos que padece: un cuerpo de 8 años con un crecimiento de 11.
Renata, debió presentar un amparo legal porque no podía costear el tratamiento. Es decir que debió contratar abogados para que defendieran los derechos de Zoe. La odisea judicial no es algo que se resuelva de un día para el otro, pero era la única alternativa que los padres tenían hasta este martes cuando la triptorelina tenía cobertura total solo para quienes comenzaban un tratamiento integral de cambio de género dejando afuera a la pubertad precoz.
Este lunes volvió a sonar el celular, Renata hablaba desde la emoción de una lucha que comenzó a dar frutos: «A partir de hoy a la hora cero rige la incorporación en el PMO del tratamiento para Pubertad Precoz Central. Lo logramos. Estamos súper felices», puede leerse en el mensaje. Y no es para menos.
El Ministerio de Salud de la Nación incorporó al Programa Médico Obligatorio el tratamiento para que sus hijos puedan frenar tantos padecimientos. De ahora en adelante, las obras sociales, prepagas y también el sistema público de salud, estarán obligados a brindar una cobertura total del tratamiento. La medida ya fue publicada en el Boletín Oficial.
Es importante dejar en claro que las más de 900 familias que sus hijos conviven con esta condición, seguirán exigiendo la ley integral. Investigar las causas, hasta el momento desconocidas, es esencial para evitar que sigan existiendo infancias con pubertad precoz.
El valor del control pediátrico
Diego Colabianchi, Especialista Endocrinólogo Pediatra, cuenta a Rosario3 que esto existe desde hace más de 20 años pero en la pandemia los casos aumentaron notablemente. Y deja un mensaje claro, preciso y simple: «Lo primordial es el control médico. Los niños deben ir a sus pediatras una o dos veces al año».
Detrás de la lucha burocrática y económica se encuentra también aquella que se da en las escuelas, en los espacios públicos, en la sala de espera de la consulta médica, en lo social. La desinformación no contribuye a la empatía y muchos niños que atraviesan la pubertad precoz se sienten vulnerados, discriminados y sin herramientas que los acompañen en el transcurso.
Cuidar las infancias se vuelve imprescindible y se logra conociendo las causas que pueden dañarlas. Entre ellas, la pubertad precoz que desde ahora en adelante podrá ser tratada en todo niño que la padece a lo largo y ancho de Argentina de forma gratuita.