El Pontífice dijo estar consciente que «corre brisa o huracán de cónclave», respecto a su reciente operación de colon, pero afirmó: “Ni me pasó por la cabeza».
El Papa Francisco, que fue operado del colon hace dos meses, indicó este miércoles que ni siquiera se le ocurrió renunciar, con lo que desmiente rumores al respecto difundidos por medios italianos y que tuvieron repercusión en nuestro país.
“Todavía vivo”, bromeó Francisco, en diálogo con la radio española COPE, en la primera entrevista concedida tras su reciente operación de colon.
Sobre su estado de salud, el pontífice argentino recordó detalles que rodearon la operación, de la que un enfermero del servicio sanitario de la Santa Sede fue protagonista hasta el punto de empujarle a tomar una decisión contraria al criterio de algunos, según contó el propio Francisco : “¡Me salvó la vida! Me dijo: ‘Usted tiene que operarse’. Había otras opiniones: ‘No, que con antibióticos… ”. Pero la explicación que le dio este sanitario con más de 30 años de experiencia fue clave: la cirugía detectó que había un tramo necrosado y ahora el Papa tiene 33 centímetros menos de intestino.
El Santo Padre manifestó que, casi dos meses después de la intervención, lleva una vida “totalmente normal”, puede “comer de todo” y mantener su amplia agenda que, este mes lo llevará a un viaje por Eslovaquia y Hungría, el 34º de su pontificado.
Rumores de renuncia
Pese al buen aspecto que presenta, las especulaciones sobre su estado de salud han llevado a determinados medios italianos y argentinos a hablar de una posible renuncia. Consultado por ello, el Papa, se lo tomó con ese sentido del humor que le caracteriza. Y, además, lo desmintió tajantemente: «A mí ni se me pasó por la cabeza», «¡Yo no sé de dónde han sacado que yo iba a presentar mi renuncia!»
El balance de su pontificado
Durante la entrevista radial Francisco repasó sus ocho años y medio como máximo representante de la Iglesia Católica y contó que su nombramiento lo tomó completamente por sorpresa, y agregó que, desde el inicio de su pontificado, su objetivo fue poner en marcha lo acordado por los cardenales en las reuniones anteriores al cónclave para definir cómo debería ser el nuevo Papa:
“Creo que quedan varias cosas por hacer todavía, pero no hay nada inventado por mí. Yo estoy obedeciendo a lo que se marcó en aquel momento. Quizás algunos no se daban cuenta de lo que estaban diciendo o pensaban que no era tan grave, pero algunos temas provocan escozor, es verdad. Pero no hay una originalidad mía en el plan. Y mi proyecto de trabajo, ‘Evangelii Gaudium’, es una cosa en la que traté de resumir lo que los cardenales dijimos en ese momento”, indicó.
Sobre la reforma de la Curia Romana, el Santo Padre aseguró que se “está andando paso a paso y bien”, y revela que este verano estaba a punto de terminar de leer y firmar el documento final de la constitución apostólica ‘Praedicate Evangelium’ pero que «se atrasó con esto de mi enfermedad” y aseguró “no va a haber nada nuevo respecto a lo que se prometió que se iba a hacer”.
A propósito del macroproceso por corrupción que acaba de arrancar en el Vaticano y en el que está imputado el cardenal Angelo Becciu, Francisco dijo que “no le tengo miedo a la transparencia ni a la verdad. A veces duele y mucho, pero la verdad es lo que nos hace libres”.
El pontífice recordó que Becciu fue llevado a juicio porque así lo establece la legislación vaticana, pero aclaró que lo importante es llegar hasta el fondo y no sus deseos o sentimientos personales: “Yo quiero de todo corazón que sea inocente. Además, fue un colaborador mío y me ayudó mucho. Es una persona a la que tengo cierta estima como persona, o sea que mi deseo es que salga bien. Pero es una manera afectiva de la presunción de inocencia. Además de la presunción de inocencia, tengo ganas de que salga bien. Ahora, la justicia es la que va a decidir”.
A propósito de la lucha contra la corrupción en las finanzas vaticanas, el Papa dijo que “se progresó en la consolidación de la justicia del Estado Vaticano”, lo que logrará “que la justicia sea más independiente, con los medios técnicos, incluso con declaración de testigos grabados, las cosas técnicas actuales, nombramientos de jueces nuevos, del ministerio público nuevo”.
Y con respecto al reciente documento papal que regula las misas en latín, y que este verano ha levantado polvareda entre algunos sectores eclesiales, el pontífice explicó la cronología punto por punto:
“La historia de ‘Traditionis custodes’ es larga. Cuando Benedicto XVI hizo esta posibilidad de que se pudiera celebrar con el misal de Juan XXIII para aquellos que no se sentían bien con la liturgia actual, que tenían una cierta nostalgia, me pareció de las cosas pastorales más bellas y humanas de Benedicto XVI, que es un hombre de una humanidad exquisita. Y así empezó. Ese fue el motivo”.
Tanto uno como otro, cuenta, consideraron conveniente evaluarlo after of un time. Y Francisco relató a COPE que “la inquietud que más aparecía era que una cosa hecha para ayudar pastoralmente a quienes han vivido una experiencia anterior, se fuera transformando en ideología. Una cosa pastoral a ideología. Entonces había que reaccionar con normas claras. Si usted lee bien la carta y lee bien el decreto, va a ver que simplemente es reordenar constructivamente, con cuidado pastoral y evitar un exceso”.
El lado más personal del papa Francisco
En el tramo final de la entrevista se indagó en el lado más personal del Santo Padre.
Francisco confesó que no es un hombre de lágrima fácil, si bien es cierto que algunas situaciones le provocan tristeza, pero matiza que trata de tener “mucho cuidado de no confundirla con una melancolía a lo Paul Verlaine”.
Reconoce que lo que más echa de menos de su etapa como arzobispo de Buenos Aires es “ir de una parroquia a otra caminando” o los días de niebla espesa propios del otoño argentino mientras escucha a Piazzola.
Francisco dijo que nunca hizo una escapada secreta del Vaticano. Solo han sido tres salidas a domicilios particulares y todas se han sabido después: “a un convento de las Hermanas Teresianas donde quise visitar a la profesora Mara, ya de 90 años y quise ir a celebrarle misa. Después, a dar las condolencias probablemente a mi mejor amigo, un periodista italiano, fui a la casa de él. Y la tercera casa que visité fue la de Edith Bruck, la señora de 90 años, que estuvo en el campo de concentración. Me encantaría andar por la calle, me encantaría, pero me tengo que privar, porque no podría caminar diez metros”.
De sobra conocida es su afición por el equipo de fútbol de San Lorenzo, pero al que apenas sigue por TV por una promesa que hizo el 16 de julio de 1990: “Sentí que el Señor me pedía eso. Estábamos en comunidad viendo una cosa que terminó chabacana, desagradable, mal. Yo quedé mal. Era un 15 de julio a la noche. Y al día siguiente, en la oración, le prometí al Señor no verla. Evidentemente, cuando asume un presidente lo veo, cuando hay un accidente aéreo, lo veo, esas cosas, pero no soy adicto a la televisión”, manifestó.
Por tanto, la Copa de América celebrada este verano no la vio, pero está al tanto de la actualidad deportiva porque en Santa Marta se habla mucho de fútbol, sobre todo de fútbol italiano. A propósito del fichaje de Messi y del ‘deporte rey’, apunta que para llegar lejos lo más importante es “saber trabajar en equipo. Y segundo, no perder el espíritu amateur. Cuando en el deporte se pierde ese espíritu de aficionado se empieza a comercializar demasiado».
De su infancia y juventud guarda bellos recuerdos de su familia. Como él dice, los cinco hermanos se caracterizaban por ser muy abueleros: mamá descansaba un poco. Era divertido. Hay mucho de esa cosa abuelera. Los domingos íbamos a casa de los abuelos y después a la cancha a ver al San Lorenzo. Los abuelos incidieron mucho en nuestra vida”, dijo Francisco.
El Papa terminó la entrevista pidiendo a los oyentes que recen por él “para que el Señor me siga protegiendo y cuidando, porque si me deja solo soy un desastre”.