Marcelo Figueiras con Infobae: “La vacuna Sputnik-V.I.D.A, además de ayudar a terminar con la pandemia, mostrará al mundo que Argentina tiene futuro

”En diálogo con Infobae desde Moscú, el presidente de Laboratorios Richmond precisó que entregará a las autoridades sanitarias el primer millón de vacunas contra el COVID-19 en junio próximo, con el principio activo que vendrá desde Rusia. Hacia fin de año pretende escalar la producción a cinco millones de dosis. Y en 2022, una vez que esté construida la nueva planta y el ciclo completo de producción local, exportará vacunas a toda la región. Los detalles del ambicioso proyecto científico en el país.

El significado de un acrónimo es la suma de los significados de las palabras que lo generan. Por eso V.I.D.A. Vacuna de Inmunización para el Desarrollo Argentino, no fue una elección antojadiza, ni repentina para Marcelo Figueiras, presidente de Laboratorios Richmond. Todo lo contrario.

Cada palabra resume el espíritu de un proyecto científico de envergadura impulsado por la velocidad y las urgencias del contexto pandémico global. Pero además se sumó un doble propósito que para su propulsor -Figueiras- constaba en la letra chica desde el inicio: el desafío de producir en la Argentina la vacuna Sputnik V junto al prestigioso Instituto ruso Gamaleya, y así perforar la crisis socio-sanitaria que genera la pandemia en el país; y además “gritarle” al mundo que en la Argentina con esfuerzo, inteligencia y capital humano de excelencia se pueden hacer las cosas bien. Muy bien.

Por eso Sputnik – V.I.D.A para Marcelo Figueiras es mucho más que un inoculante que llega en el momento justo ante un escenario nacional de escasez y una segunda ola que imprime una velocidad exponencial a los casos, contagios y muertes. “Este proyecto Sputnik- V.I.D.A resume el país con el que sueño, un país con esperanza y desarrollo”, precisó el empresario a Infobae, desde Moscú.

La vacuna Sputnik V contra el COVID-19, creada y producida por el Instituto científico ruso Gamaleya, fue la primera en estar disponible en la Argentina. Luego de un año de pandemia global por el acecho del virus SARS-COV-2 , la lejana estepa rusa no fue un impedimento para Figueiras, quien viajó como adelantó Infobae a finales de febrero de este año a Rusia, y en varias oportunidades, hasta cerrar la firma del acuerdo preliminar y de cooperación científica con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) y con la participación de Hetero Labs Limited, una compañía establecida en la República de la India y con la cual Richmond posee una alianza estratégica hace más de 25 años. El acuerdo establecía además de la fabricación de las dosis, la construcción de una planta importante, con la lógica de un hub o usina biotecnológica, en la localidad de Pilar.

La noticia escaló en dimensión e impacto cuando ayer, desde Moscú se confirmó que Argentina sería el primer país autorizado para la producción de las dosis de la Sputnik V fuera de Rusia. Así, Argentina en su calidad de primer país latinoamericano en registrar oficialmente Sputnik V en su territorio, a través de una autorización de uso de emergencia (emergency use authorization) que emitió la autoridad regulatoria nacional -ANMAT – quedó en el ojo de la tormenta. La vacunación con Sputnik en todo el país comenzó el 29 de diciembre de 2020.

Con la transferencia de tecnología facilitada por el Fondo Ruso de Inversión Directa, Laboratorios Richmond se convierte en la primera empresa farmacéutica nacional productora de la vacuna Sputnik V. Los primeros lotes con 21.000 vacunas made in Argentina fueron enviados al Instituto Gamaleya para las pruebas de calidad; y se aguardarán las aprobaciones correspondientes. La producción en escala comenzará en junio de 2021, con el objetivo de 1 millón de dosis. Es así que la concatenación de los acontecimientos se precipitó y los argentinos se podrán empezar a inocular con una fórmula elaborada en el país mucho antes de lo previsto.

El proyecto Sputnik -V.IDA tendrá dos etapas, una primera que empujará la producción con el principio activo que vendrá directo desde Moscú para paliar la emergencia y la escasez de inoculantes que presenta el caso argentino; y una segunda etapa, hacia fines de 2022 con la construcción de la planta de Pilar finalizada y la fabricación en escala, dando lugar a una tercera etapa para exportar los inoculantes contra el COVID-19, entre otros, hacia la región y el mundo.

El momento crucial actual lo representa el haber dejado puertas adentro del Instituto Gamaleya las más de 21 mil dosis que ya se terminaron en la Argentina para que los científicos rusos realicen los controles de calidad y otorguen las aprobaciones finales. “En las próximas semanas transitaremos un ida y vuelta del producto final entre Richmond y Gamaleya. Será un proceso que haremos juntos, ambos equipos científicos, hasta llegar a la formulación exacta”, expresó Figueiras a Infobae.

-¿Cómo explica el contexto y el transcurso de las dos etapas por las que atravesará el proyecto Sputnik V.I.D.A en la Argentina?

Marcelo Figueiras: Efectivamente, se trata de un proyecto que podemos pensarlo hoy en dos etapas. La primera que abarque y sirva para colaborar a paliar este mal momento de emergencia, de falta de acceso a las vacunas que tiene el país. Para esta etapa el principio activo llegará desde Moscú y se terminará la formulación, el filtrado y el envasado de los frascos, es decir, la parte final de proceso, aquí en Laboratorios Richmond.

Nuestra idea es fabricar el primer millón de inoculaciones Sputnik V.I.D.A para junio 2021 e ir escalando hacia los 5 millones de dosis mensuales hacia fin de año, que es la capacidad máxima instalada que tiene la actual planta de Richmond.

Una vez finalizada esta escala productiva de las vacunas la idea es que el Estado a través de su autoridad sanitaria -el ministerio de Salud- pueda rápidamente administrar y volcar esta cantidad de dosis en el circuito de vacunación. Así que el primer mojón del 2021 será paliar la urgencia del acceso a más vacunas contra el COVID-19; y el segundo, en el 2022, escalar la producción local y para la región. El costo de cada dosis terminada asciende a 9 dólares, con un precio similar a la producida en Rusia.



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