Es la primera promoción del Instituto Torres Vilches que incluye mujeres, ya que hasta 2022 sólo admitía alumnos varones.
Hasta fines de 2022, el Instituto Privado D-67 Fernando Torres Vilches de Santa Elena, que depende del Arzobispado, fue una institución en la que podían formarse exclusivamente varones.
Pese al interés que tenían numerosas mujeres en estudiar en esta escuela técnica, las reglas del establecimiento no lo permitían.
Sin embargo, esto se revirtió a través de la Resolución 4825/22 del Consejo General de Educación (CGE), y además de incorporar la modalidad mixta en el nivel Medio a principios de 2023, comenzaron a funcionar en esta institución otras capacitaciones para obtener el título de tornero, o el de montador electricista domiciliario, que admiten también el cursado de ambos sexos.
En el caso de estas últimas opciones, la duración es de dos años, y el miércoles tuvo sus primeros egresados. Y la mayoría fueron mujeres.
Una de ellas es Brenda Núñez, quien este año se recibió también de profesora de Biología y ya hace tiempo que da clases en una escuela agrotécnica. Pero además de ser ahora montadora electricista domiciliaria y docente, cuenta con un título previo de profesora de Yoga y está cursando una tecnicatura en Jardinería en Oro Verde, bajo la órbita de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). “Soy muy curiosa, y si me gusta algo me meto y quiero saber más. En electricidad estuve hace un tiempo haciendo capacitaciones en un centro de formación y capacitación laboral, es para ser auxiliar en integraciones eléctricas. Y también en el Aula-Taller de la Dirección de Educación Técnico Profesional. Después me enteré que estaban abiertas las inscripciones”, contó la joven, visiblemente emocionada, y explicó: “Me emociono porque es algo histórico que hayamos podido egresar mujeres también en esta formación”.
Posibilidad laboral
Brenda contó que si bien no tiene pensado dedicarse profesionalmente a ser electricista, a estos nuevos saberes los está aplicando haciendo trabajos en su propia casa, y comentó: “Estoy en un proyecto grande, que es el de edificar mi casa, y mi objetivo es poder hacer yo la instalación. Un tiempo tuve que vivir sola y cuando había cosas que se averiaban en mi domicilio, tenía que recurrir a mis amigos o a mi papá para que las reparen. Por suerte siempre estaban disponibles y pude contar con ellos, pero cuando los veía resolver el problema, pensaba en que yo también podía hacerlo”.
Sobre este punto, aclaró: “Por ahí con la electricidad queda alguna cosita que está mal conectada, y no es complicado arreglarla. Sí hay que ser responsable, ver dónde va cada cosa. En ese sentido, busqué la formación para mí, para resolver esas cosas cotidianas”.
Brenda destacó que fueron ocho las mujeres que se recibieron en esta primera promoción, y comentó que cuando comenzó la formación eran 15 chicas y 10 varones. “Por ahí uno siempre asocia la figura de un electricista con un hombre. Pero las mujeres podemos hacer este trabajo”, remarcó, y precisó: “Tengo dos hermanos varones y a ninguno le gusta este campo. A mí en cambio me gusta construir, me encantan las herramientas. A veces trabajo con mi papá en esto y en mi casa pongo ladrillos, hacemos los pisos, me gusta soldar y demás. Más allá de que uno sea hombre o mujer, hay que ver las pulsiones que se tienen”, reflexionó.
Patricia Ríos fue otra de las mujeres que se recibió en esta instancia y contó: “Nací y viví acá en Santa Elena hasta que terminé el Secundario, luego me fui y hace seis años más o menos volví a mi ciudad. Empecé a trabajar y como me quedaba un tiempo libre a la tarde y me gusta aprender, me anoté en esta capacitación”.
Un anhelo de muchas mujeres
Que las clases hayan sido en el instituto Torres Vilches reforzó la gratificación: “Cuando éramos chicas, con mis amigas decíamos que queríamos ir al Torres Vilches, y que era una lástima que no se pudiera abrir para las mujeres. Después se hizo toda una movida para que esto cambie, y cuando se logró fui y pregunté si podía anotarme en este curso, porque algo quería hacer”, dijo a UNO, y sostuvo: “A mí me gusta todo lo que tenga que ver con oficios que no son para mujeres, que siempre los han hecho los hombres. Por ejemplo, si uno llama a un plomero o un gasista, por lo general es un hombre. No digo que no haya mujeres, sino que es raro que la mujer realice esos oficios. Y cuando dijeron que era una formación en electricidad, no dudé en inscribirme, aunque todavía faltaba la confirmación. Pero en febrero me mandaron un mensaje diciéndome que se abría y justo era en horarios a la tarde en los que yo podía ir a cursar. Y así arranqué”.
Sobre los conocimientos que pudo incorporar en estos dos años de cursado, aseguró: “No sabía con qué me iba a encontrar cuando empecé, pero la verdad es que la carrera está muy buena. Y con lo que aprendí ya hice arreglos en mi casa, en la de mi mamá, en lo de mis amigas. Como salida laboral es una gran opción”.
En torno a esta posibilidad, confió: “Soy dibujante publicitaria y estaba trabajando en una escuela, dando un taller de artesanías, pero a principios de este año me quedé sin trabajo y estoy considerando dedicarme a esto. Aparte a mí me gusta, y al indagar en internet o hablar con gente que tiene que ver con el rubro, creo que es posible hacerlo, porque tiene demanda”.
Un logro colectivo
Pese a que hubo una gran resistencia de sus autoridades, la Escuela Técnica Torres Vilches, que llevaba 54 años permitiendo que sólo estudiaran allí varones, tuvo que aceptar la modalidad mixta.
Fue gracias a un pedido impulsado por ciudadanos de Santa Elena. Fabián Casals, un exalumno de la institución y que actualmente es docente en la escuela agrotécnica, junto con su esposa, la psicopedagoga Daniela Cabrera, fueron algunos de los promotores de este gran cambio, al igual que autoridades del municipio y otros actores sociales que enviaron el pedido al CGE.