El gobierno nacional decidió liberar las importaciones de productos alimenticios, generando diferentes reacciones en la industria y comercio nacional. El vocero presidencial Manuel Adorni defendió la apertura de las importaciones de alimentos, a pesar de los cuestionamientos recibidos y al respecto dijo: “Nunca el mercado estuvo tan cerrado como en los últimos 15 ó 20 años, de hecho, se fundían empresas igual, a pesar de las enormes restricciones que teníamos para operar con el exterior y para importar” y dijo que mantener una economía cerrada, “ha beneficiado a unos pocos y perjudicado a muchos”.
Esta decisión intenta mejorar la competencia y contener la inflación en estos rubros, o sea, por medio del ingreso de productos de origen extranjero buscan que los precios de los productos nacionales bajen.
Avicultores alarmados
Esta semana, el bloque de senadores provinciales (ER) del Partido Justicialista presentó un proyecto para que no se incluyan productos del sector avícola en la apertura de importaciones emitida por el Banco Central de la República Argentina. La propuesta apunta a que las autoridades del gobierno provincial puedan realizar las gestiones necesarias ante Nación “para proteger la economía entrerriana”.
Recordemos que el BCRA emitió el 14 de marzo la Comunicación “A” 7980 en la que estableció que las importaciones de una serie de elementos incluidos en la canasta básica de consumo pasarán a disponer de las divisas necesarias para poder concretar esa operación en un plazo de 30 días. Esto quiere decir que el Banco reducirá el plazo de pago de importaciones de alimentos, bebidas y productos de limpieza, cuidado e higiene personal: pasarán de un esquema de pago en 4 cuotas a los 30, 60, 90 y 120 días a un plazo de pago en una sola cuota a los 30 días. Y la medida también resolvió suspender, por un plazo de 120 días, el cobro de la percepción de IVA adicional e impuesto a las Ganancias a las importaciones de los alimentos básicos comprendidos.
El sector avícola argentino está alarmado, ante la posibilidad de ingreso del exterior de pollos, huevos y otros alimentos, posiblemente subsidiados. La avicultura representa una de las principales actividades económicas de Entre Ríos. El sector genera más de 22.000 puestos de trabajo directos en Entre Ríos y supera los 6.500 galpones de crianza de pollos, lo que significa el 54% de las granjas del país, desde donde salen más del 60% de las exportaciones argentinas de carne aviar al mundo. El sector logró insertar frigoríficos y plantas avícolas a lo largo y ancho del territorio provincial, lo que genera una virtuosa red de trabajo genuino directo e indirecto. La importación de productos avícolas, podría poner en riesgo esta industria y miles de puestos de trabajo. Según el presidente del bloque peronista de senadores, Martín Oliva, “representa el subsidio a importadores en términos cambiarios e impositivos con el propósito de facilitar el ingreso de estos productos al país. Como en otras ocasiones del pasado, se apuesta a una apertura indiscriminada de importaciones, lo que sería perjudicial para muchos actores del sector. Sólo remitirnos a finales de la década de los ’90 y recordar las consecuencias del ingreso de pollo brasileño en aquel entonces. Consideramos que las medidas adoptadas por el gobierno nacional amenazan el presente y el futuro de las familias de nuestras comunidades rurales y urbanas. No podemos permitir un retroceso que destruya puestos de trabajo y años de crecimiento sostenido, que ha puesto a nuestra provincia a la vanguardia de esta industria que genera rendimientos económicos, se vincula con la ciencia y tecnología desde nuestro territorio, y en las que nuestra producción tiene altos estándares que protegen la salud de nuestra población frente a productos importados que no tienen este punto como central. Lo que se debe comprender es que el efecto perjudicial de una medida como ésta puede golpear directamente al entramado social de Entre Ríos. Es que son miles los entrerrianos y las entrerrianas que tienen como medio de vida esta actividad que cuenta con múltiples encadenamientos, mediante el sistema que se conoce como integración vertical. Y esos miles de pequeños productores, que se encuentran en el último eslabón de la cadena avícola, podrían ser los primeros en ser perjudicados, con el potencial peligro de caída de producción y cierre de granjas”.