Gualeguay: Parroquia modera el ruido de sus campanas por pedido vecinal

La parroquia de una ciudad de Entre Ríos dejará de marcar cada hora a campanazos, aunque seguirá usando el sonido para llamar a misa. Afectaba a vecinas.

Las campanas del reloj de Parroquia “San Antonio” de Gualeguay sonaron por última vez este jueves a las 22 para marcar el paso de una hora a la otra. Por solicitud de una vecina, a raíz de la incomodidad que genera el ruido, dejarán de sonar durante el día y solo se usarán para convocar a las misas.

Las campanas del reloj de  la San Antonio indican el inicio de una nueva hora durante el día y las que se utilizaban en la parroquia eran las de mayor magnitud, con 600 kilogramos de peso. Se ejecutaban en la nota ‘Fa’, precisó El Debate Pregón. La campana manual, que se utiliza para convocar a los fieles a misa, continúa funcionando.

Al respecto, el cura párroco Eduardo Canzonetta comentó: “entre vecinos tenemos que ayudarnos, acompañarnos en todas las situaciones y especialmente no afectando a los demás».

Según el clérigo a la vecina que hizo el pedido «le afecta el sonido de las campanas del reloj» y también había otra mujer «que no puede dormir por el sonido de las campanas».

El sacerdote también solicitó «bajar los decibeles en todo sentido» y que no se exija solo a la Iglesia. «No solamente de la campana sino también en que las motos no tengan el escape libre, como así tampoco los autos, que en algunos casos suelen circular con música con excesivo volumen», ejemplificó., ya que eso «corresponde a una buena y sana convivencia».

La parroquia tiene 241 años. Según explicó el padre Jorge Leiva para el 240° aniversario,»cuando don Tomás de Rocamora estableció de modo oficial la ciudad de Gualeguay realizando el trazado, la comunidad de Gualeguay ya existía en torno a la imagen de San Antonio que había sido traída por un catamarqueño, don Antonio Luna (allá por el 1775) y ya existía la parroquia que había fundado el obispo Sebastián Malvar y Pintos».

San Antonio nació en Portugal en 1195 y se le conoce con el apelativo de Padua porque en esa ciudad italiana fue donde murió (1231) y se veneran sus reliquias. Se dice que cierto día, mientras oraba, se le apareció el niño Jesús. San Antonio de Padua ayuda a encontrar objetos perdidos y protege a mujeres estériles, viajeros, pobres, albañiles, panaderos, papeleros y hasta a los solteros que buscan pareja para casarse.

Fuente: Debatepregon



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