En los barrios populares de Paraná y de Concordia no dan abasto ante el aumento de la demanda. La inflación encareció el precio de los productos. Se encuentra interrumpida casi toda la ayuda estatal.
Las políticas de ajuste representan la cara más cruel de un modelo económico que casi siempre se ensaña con los sectores más vulnerables. Muchos de ellos no tienen trabajo o están resignados a tener que pedir ayuda para asegurarse –al menos– una comida diaria.
Lejos de la chicana política que prevalece sobre necesidades de la gente, las necesidades alimentarias de varias familias se multiplican en Paraná y en ciudades cabeceras de la provincia de Entre Ríos.
Mientras la marcha vertiginosa de la inflación dispara el precio de los alimentos, cada vez son más las personas que se acercan a los comedores comunitarios de los barrios populares: “La demanda se ha casi duplicado en cada lugar, principalmente en la zona del Volcadero donde hay muchas familias que viven de lo que rescatan de la basura para reciclar, vender y poder subsistir. Muchos han pedido comida para poder alimentarse todos los días”, contó a UNO la coordinadora provincial de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Silvia García.
La mujer, con años de experiencia en el trabajo territorial, admitió que la misma situación se está dando en Concordia, una de las ciudades entrerrianas con mayor índice de pobreza del país.
La pobreza estructural no es un fenómeno actual, aunque basta con revisar los números de la inflación para advertir que para las familias de menores ingresos se hace insostenible hacerle frente a las necesidades alimentarias.
En Paraná la CCC tiene a su cargo cuatro dispositivos de Copa de Leche y tres comedores comunitarios, que dependen casi exclusivamente de la ayuda estatal para poder funcionar. En el primer dispositivo se entrega leche, galletitas y chocolate. “Y a veces la leche que ya viene preparada con el chocolate y el azúcar”, graficó la coordinadora.
En cuanto a los comedores comunitarios se entrega aceite, fideos, harina, puré de tomate, azúcar, yerba, cacao, leche, entre otras mercaderías. En ambos casos la asistencia llega a dispositivos ubicados en los barrios Alloatti, Mosconi, Balbi, en calle Antonio Franzotti y en un Centro de Atención de Acompañamiento Comunitario.
En un primer diagnóstico la militante de la CCC consideró que “en algunos lugares hemos tenido que poner la asistencia porque son barrios muy empobrecidos donde vive gente en la costa del río o en el Volcadero de Paraná; o en Concordia. La situación es que todos los días se van acercando familias nuevas porque la inflación, así cobren un programa social, hace que esos ingresos queden por debajo de la línea de pobreza. Hoy están cobrando 35 mil pesos”.
Ayuda insuficiente
La realidad es que los módulos no siempre alcanzan para todos, no solamente porque más gente se sumerge en la pobreza, sino porque la asistencia estatal suele llegar con demoras o se interrumpe su periodicidad.
Sobre esta situación, la referente social explicó: “La asistencia del municipio de Paraná se cortó en diciembre y los insumos para las Copa de Leche se vuelven a entregar en febrero. Debe ser por el cambio de gestión y porque todos los años se hace un reempadronamiento de los comedores y Copa de Leche que vienen funcionando. A lo mejor las nuevas autoridades no están al tanto de cómo son las entregas, cómo se van renovando año a año la base de Comedores y Copa de Leche. Tiene que ver con ordenar cómo se van entregando estas cuestiones”.
Hasta diciembre con la Copa de Leche se cubría la asistencia de 400 chicos y personas mayores. Para acceder a algunos de los insumos de la misma, la CCC cuenta con la Tarjeta Sidecreer de la provincia, a través de la cual se recibe un aporte económico.
Consultada por el apoyo que brinda la Provincia, desde la organización se comunicó que las últimas entregaron fueron a fines de noviembre, en el final de la gestión del gobernador Gustavo Bordet. Sin respuestas por el momento, García entendió que “nos juntamos con Provincia y nos dijeron que por ahora nos podían ir entregando harina para hacer refuerzos de panes. Aparte nos comprometimos a llevar actualizadas las bases de cada Copa de Leche y Comedor para dar cuenta del número de beneficiarios”.
En forma paralela, los vecinos de barrios carenciados se organizan para pedir donaciones en carnicerías, de algún frigorífico que haya cerca: se consigue algo de mondongo o algunas cosas que sirvan para hacer puchero”.
Por último, la entrevistada recordó que hace algunos días se concretó con una reunión con organizaciones nucleadas en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).
La ayuda llega a cuentagotas
La organización social Libres del Sur gestiona en la Provincial alrededor de 54 comedores y dispositivos de Copa de Leche. Uno de los referentes del movimiento, Julián Jarupkin, explicó que desde “Nación no recibimos asistencia desde octubre. En cambio, de parte de la
Provincia nunca recibimos nada”. Y en relación que brinda el Municipio sostuvo que “retomó las entregas de Copa de Leche esta semana”.
Jarupkin que los organismos gubernamentales solicitaron nuevos requisitos para reactivar el envío de mercadería. “Presentamos listado de la gente asistida, aunque sumaron requerimientos que se hacen muy difícil conseguir, por el ejemplo, los DNI”, señaló ante la consulta de este medio.
Evelina Kloster es parte de la UTEP en Entre Ríos y remarcó que la posibilidad de abastecer a los comedores barriales atraviesa una situación crítica. Y lo argumentó de la siguiente manera: “Hace un tiempo veníamos recibiendo una asistencia, pero hoy la situación es muy crítica. La realidad es que desde el Gobierno nacional todavía no están confirmadas las partidas de alimentos. Es decir que todavía no hay claridad sobre cómo van a salir los convenios, ni estamos recibiendo nada”.
En representación de la organización dijo “estar preocupada, porque entendemos que hay una política económica que está afectando principalmente a nuestro pueblo y mucha gente está yendo a nuestros comedores y merenderos. Nuestra organización, como el resto de las organizaciones, no estamos pudiendo darle respuesta al hambre que se ve y que se tiene. Y más con la crisis que se va a profundizar”.
En otro orden, Kloster confirmó que se iniciaron tratativas con la Provincia “pero la realidad es que no hay nada confirmado, y no hemos recibido nada concreto. Con el municipio en Paraná también estamos en diálogo. Sí hemos recibido alguna asistencia, pero con la situación actual es muy difícil. Todas las políticas que tiene el Estado no están siendo suficientes para paliar el hambre que hay y que se viene”.
El Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) que forma parte de la UTEP administra 12 espacio de espacio en Paraná y otros 20 en el resto de Entre Ríos.
“Venimos insistiendo hace muchos años con la necesidad de que se declare la emergencia alimentaria en la Argentina. Entendemos que no es parte solamente de este Gobierno, pero entendemos que ya veníamos discutiendo con el Gobierno anterior la necesidad que se resuelva una política alimentaria seria. Y además que se reconozca el trabajo en la economía popular. Con este Gobierno se ha profundizado más la situación de crisis”, enfatizó.