En Cerrito está la reserva natural “Montecito Lovera” que es el refugio natural para la flora y la fauna autóctona. Además, se brindan recorridos educativos para escuelas.
En el marco del 136º aniversario de la ciudad de Cerrito, se recorrió la ciudad homónima y en especial la reserva natural educativa “Montecito de Lovera”, ubicada a unos 50 kilómetros de Paraná. Se trata de una reserva pequeña de seis hectáreas y media y se utiliza con fines educativos.
La rica historia marca que la reserva fue oficialmente inaugurada el 26 de diciembre de 2003, pero funciona como tal desde fines del 2001. Originalmente, esta área estaba ocupada por bosques nativos de la Región Fitogeográfica del Espinal, y fue modificándose con las actividades de los colonizadores que, desde fines del siglo XIX, se dedicaron fundamentalmente a la agricultura.
El cronista pudo dialogar y al respecto, la presidenta de la comisión del Montecito de Lovera, Marta Levrand, detalló que “la reserva ofrece la posibilidad de disfrutar de un entorno natural y observar animales”.
Asimismo, detalló que fomentan que desde las escuelas visiten el lugar para que los alumnos tengan un contacto directo con la naturaleza de la región y aprendan desde la observación. “Muchas veces los chicos ven en el montecito lo que la maestra les está enseñando en el aula, entonces se complementa el conocimiento”, aseveró.
Un lugar tan nativo y natural marca que en cuanto a lo que se puede observar, Levrand detalló que “hay flora nativa de a la región, como ñandubay, tala, espinillo, algarrobo, algunas plantas naturalizadas como el timbó.
“Hay otras especies que controlamos mucho porque tiene la facilidad de crecer y reproducirse mucho más rápido que las especies nativas y ocasiona que les quite la luz y el alimento a las otras plantas, por eso tratamos de que no se reproduzcan tanto”.
El “Montecito de Lovera” está en el extremo noreste de la localidad de Cerrito y coincide con el comienzo de una cuenca que comprende un sistema de arroyos que desaguan en el río Paraná, distante 17 km, y conecta con un número importante de corredores de bosques en galería. Este sistema permite mantener una rica diversidad en el predio destinado a la reserva. El área protegida tiene una extensión de seis hectáreas, las especies arbóreas dominantes son el algarrobo, ñandubay, espinillo, chañar, talita, palmera caranday; y en dicho predio se encuentran representados distintos tipos de ambientes, desde el bosque maduro cerrado, bosque bajo abierto, pastizal, zonas bajas anegadas y laguna. Desde hace varias generaciones el “Montecito de Lovera” tuvo un uso recreativo. Los abuelos hacían allí los picnics de la primavera y no son pocos los que han pescado en la laguna o practicaron tiros de gomera contra la tuna.
Laguna profunda
Según detalló Levrand dentro de la reserva está la “Laguna profunda: se trata de un lugar que se formó cuando sacaron broza para la construcción de la Ruta 8. Tiene una profundidad mayor a siete metros y nunca se secó, ni quiera con la sequía, entendemos que debe estar cerca de una napa de agua y muchos de los animales vienen a beber acá”.
Al consultarle por la fauna del lugar, mencionó que “son animales propios del espinal como el guazuncho, hurones, y vimos una familia; nutrias, tortugas. Si bien es un ligar pequeño hay animales en la zona”.
“La reserva se creó gracias a la donación de una familia, Héctor Lovera y su esposa Olga Sánchez. Años después se armó un proyecto para poder abordarlo como un espacio educativo”, aseguró Levrand.
Al finalizar, detalló que Montecito de Lovera es un lugar abierto al público en general y para poder asistir deben contactarse con el Municipio de Cerrito: 343-489-0091.
APMC