Lula da Silva asumirá como presidente y Geraldo Alckmin como vicepresidente. De la ceremonia, que comenzará a las 13.45 hs, participarán 17 jefes de estado y gobierno, entre ellos, el presidente Alberto Fernández.
Este domingo 1° de enero Lula da Silva asume su tercer mandato presidencial en Brasil. Desde Brasilia, corazón administrativo brasileño, Lula será oficialmente proclamado presidente junto a su vice, Geraldo Alckmin, luego de haber derrotado al actual mandatario, Jair Bolsonaro, en el reñido balotaje del 30 de octubre.
El multitudinario evento contará con la presencia de 17 jefes de estado y de gobierno, entre ellos el presidente Alberto Fernández, y un fuerte operativo de seguridad, inédito para la historia del gigante sudamericano.
A qué hora y dónde asume Lula da Silva
La asunción del flamante presidente de Brasil será este domingo 1° de enero de 2023. La ceremonia esta pautada para iniciarse a las 13.45 en el Congreso, la misma hora en Argentina. En ese momento, los invitados, entre ellos 17 jefes de estado, dirán presente el Salón Blanco del Senado.
La llegada de la dupla presidencial Lula – Alckmin, en procesión desde la Catedral Metropolitana, está pautada para las 14:30. Y a las 15, en tanto, comenzará la sesión formal del traspaso presidencial en el que se dará lectura y la firma del período del presidente y vicepresidente electos.
El momento más esperado por los seguidores del Partido de los Trabajadores será cuando el expresidente de 77 años, suba la rampa de acceso al Palacio de Planalto al igual que en 2003 y 2007. El programa estipula que a las 16:20 recibirá la banda presidencial.
Quiénes acuden a la asunción de Lula
La cifra oficial es de 53 delegaciones extranjeras de alto nivel, incluyendo 17 jefes de estado y de gobierno, presentes en la ceremonia de asunción, la mayor presencia internacional en la historia, según indicaron los organizadores. Entre ellos estarán los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; Chile, Gabriel Boric; Colombia, Gustavo Petro; Paraguay, Mario Abdo Benítez; y Uruguay, Luis Lacalle Pou, además del rey de España, Felipe VI.
El presidente estadounidense, Joe Biden, que en 2015 asistió como vicepresidente a la asunción de Dilma Rousseff, enviará a su secretaria de Interior, Deb Haaland, una mujer originaria y ferviente crítica de Bolsonaro.
Bolsonaro nunca asumió la derrota y viajó a EE.UU.
En la rampa del Planalto Lula recibirá la banda presidencial, una cinta de seda verde y amarilla bordada en oro y diamantes. Siempre el nuevo jefe de estado la recibía de manos de su predecesor. Sin embargo, el presidente Bolsonaro no quiso conceder esa foto democrática, y el viernes viajó a Orlando, en Estados Unidos.
De esta manera, al no hacer el traspaso de poder de mandatario a mandatario, se quebrará una tradición de la democracia brasileña que data de 1985. Tampoco estará el vicepresidente saliente, Hamilton Mourao, por lo que la banda la entregará el presidente del Senado, Rodrigo Pacheco.
Otra de las incógnitas es si Lula desfilará o no ante el público en un auto de época descapotable, otra de las tantas tradiciones políticas de Brasil, o si lo hará en uno cerrado y blindado, por cuestiones de seguridad y por el mal clima que se anuncia para el domingo. La decisión se tomará «en el momento», manifestó Flávio Dino, el futuro ministro de Seguridad.
El operativo de seguridad
El domingo Brasilia permanec blindada con un fuerte operativo policial, inédito en la historia de las transiciones de gobierno. Según las autoridades locales incluye a 8 mil efectivos policiales sólo de Brasilia. A éstos se sumarán mas de mil agentes de «inteligencia y seguridad», «el mayor contingente hasta ahora en una investidura», según informó la Policía Federal. Además, la Justicia suspendió en ese distrito la portación de armas para los civiles como medida de seguridad extra.
La decisión se tomó luego de los recientes disturbios en Brasilia y el intento de ataque con explosivo en el aeropuerto de Brasilia por seguidores del presidente Bolsonaro. El sospechoso, junto con otros simpatizantes del líder del Partido Liberal, planeaba colocar explosivos en lugares estratégicos con el objetivo de «causar caos» y evitar así el recambio presidencial al incitar a una intervención armada, según declaró a la policía.
Bolsonaro, por su parte, en su último discurso del viernes 30 de diciembre se desligó del tema del tema de las protestas de sus seguidores, y condenó «los actos terroristas», además de culpar a la prensa por asociar los hechos de violencia a sus votantes. Hubo vehículos incendiados en las rutas por parte de simpatizantes bolsonaristas y enfrentamientos con la policía de principios de diciembre.
Tras su derrota en octubre, el mandatario autorizó el inicio de la transición gubernamental pero no reconoció públicamente el estrecho triunfo de Lula por 50,9 a 49,1 por ciento de los votos. Tampoco felicitó a su adversario por el triunfo, rompiendo otra de las tradiciones. En cambio, optó por guardar silencio en la residencia oficial de la Alvorada.
NA.